La constatación del bloqueo político presente en Catalunya

Parlament de Catalunya./ @parlamentcat
Parlament de Catalunya./ @parlamentcat

Quien quiera buscar fórmulas de entendimiento para encontrar la salida del laberinto actual deberá ser consciente que el posible punto de encuentro no se encontrará en las propuestas más perfiladas que están sobre la mesa.

La constatación del bloqueo político presente en Catalunya

A punto de cumplirse un año desde las elecciones al Parlament de Catalunya celebradas el pasado 21 de Diciembre, tuvo lugar el primer encuentro convocado por el actual presidente de la Generalitat para comprobar las posibilidades de acuerdo entre las formaciones políticas que componen la Cámara legislativa catalana.

La propia demora registrada en la convocatoria y la renuncia a participar en la misma por parte de C's, PP y las CUP revelan las grandes dificultades que rodeaban una cita de estas características.La conclusión constatada al final de la reunión entre los representantes de JxC, ERC, PSC y Catalunya en común completa el pronóstico pesimista que se había formulado desde el primer momento: no existe una salida política al actual conflicto que cuente con el apoyo de una amplia mayoría del Parlamento catalán. Era sabido que, ahora mismo, están presentes en esa institución fuerzas políticas que postulan la independencia de Catalunya, otras que defienden el mantenimiento del vigente statu quo y unas terceras que apuestan por una reforma del marco estatutario y/o constitucional que permita establecer un nuevo encaje de esa nación histórica en la arquitectura institucional española. No se había testado, formalmente, la disposición al diálogo y a la negociación de los distintos actores que concurren en el mapa político catalán. El punto de partida no permite, ciertamente, albergar muchas esperanzas de cara al futuro.

En diversas ocasiones, se ha insistido que el centro de gravedad del problema catalán debería ser situado en el disenso existente en su cuerpo social -y en el seno de la élite política- y no tanto en la confrontación entre las instituciones de autogobierno y las de ámbito estatal. En realidad, ambos fenómenos están entrelazados fuertemente:las divisiones perceptibles acerca de los sentimientos de pertenencia y las discrepancias sobre el escenario deseable para la construcción nacional de Catalunya explican la polarización y el bloqueo que presiden la vida política en los últimos años.

Quien quiera buscar fórmulas de entendimiento para encontrar la salida del laberinto actual deberá ser consciente que el posible punto de encuentro no se encontrará en las propuestas más perfiladas que están sobre la mesa:la independencia de Catalunya o la continuidad de la actual configuración territorial del Estado. El denominador común -en su caso y fruto de una negociación refrendada, obviamente, por el cuerpo electoral- se ubicará en espacios intermedios que resulten cómodos para amplias mayorías políticas y sociales. Estamos, sin duda, ante el mayor desafío al que se enfrenta el sistema político español nacido con la Constitución de 1978. @mundiario

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