La amnistía fiscal en España

Cristóbal Montoro y María Jesús Montero. / Mundiario
Cristóbal Montoro y María Jesús Montero. / Mundiario

Dictar una nueva Ley que permitiese la publicación no podría afectar a situaciones anteriores, dada la inadmisión por la Constitución de la retroactividad de las normas no favorables.

La amnistía fiscal en España

Denso tema: ¿debe el Gobierno actual, como prometió su presidente, revelar los nombres de quienes se acogieron a aquella amnistía, aprobada por el Gobierno de Rajoy, a pretexto de una imperiosa necesidad de recaudar en medio de una brutal crisis económica? ¿Puede o debe hacerlo teniendo además en cuenta que el Tribunal Constitucional declaró ilegal tal amnistía?

Sin duda, ya que dicha ley prohibía la revelación de quienes a ella se acogiesen, hacerlo supondría una afrenta al principio de seguridad jurídica, pues la malhadada Ley de Amnistía aseguraba el secreto fiscal. Dictar una nueva Ley que permitiese la publicación no podría afectar a situaciones anteriores, dada la inadmisión por la Constitución de la retroactividad de las normas no favorables. No hacer nada, al margen siempre “nuvoloso” de la contradicción con las promesas electorales, heriría el pudor democrático y las aspiraciones de igualdad, además de añadir a la hoguera más dosis de descrédito jurídico e institucional, un combustible que algún día se rebelará letal.

El iusfilosofismo europeo de nuestros días se plantea estas cuestiones, que no debieran ser plato exclusivo de expertos juristas. Nuestros días sufren de una invasión populista del Derecho que no puede traer sino males. Hace falta mucha pedagogía jurídica para no caer en la ramplonería mental. El alguna ocasión escribí sobre la preferencia, en todo caso matizada, de Ferrajoli por el positivismo jurídico. Frente a esta postura, otros insignes juristas, como Robert Alexy, por ejemplo, profesor en Kiel, entienden que el positivismo ya no vale para comprender el derecho de nuestros días. Eso habría sido válido, en el mejor de los casos, para el viejo “estado de derecho legislativo”, pero no ya para el moderno “estado de derecho constitucional”. Es lo que él llama el “neoconstitucionalismo”, un nuevo paradigma jurídico, superador tanto del positivismo como del viejo iusnaturalismo. Según él, el derecho natural habría encontrado acomodo en la Constitución “y habitaría entre nosotros”.

¿A quién hacer caso o no en el tema de la publicación de la lista de acogidos a la inconstitucional amnistía fiscal de Montoro? ¿A la aplicación de la ley y el respeto a la seguridad jurídica, por encima de la apetitosa y democrática pretensión de proclamar que “el rey va desnudo”, o a la modulación de los valores y la sentencia en razón de circunstancias de naturaleza imprevisible, indeterminada o, en definitiva, política?

No es fácil. Por eso hay que tratar de respetar y comprender a nuestros jueces. Todos aspiramos a la justicia y la equidad. El gran problema estriba en que la equidad, como escribió Kant, “es una divinidad muda cuya voz nunca puede ser escuchada”. @mundiario

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