La Solana y el hotel Finisterre de A Coruña como botín de guerra

Playa del Parrote y antigua cárcel, donde hoy está el hotel Finisterre.
Playa del Parrote y antigua cárcel, donde hoy está el hotel Finisterre.

Este expolio explica que el escrito promovido por la Comisión Abierta en Defensa de lo Común señale que la ocupación de estos terrenos públicos fue un auténtico "botín de guerra de los vencedores".

La Solana y el hotel Finisterre de A Coruña como botín de guerra

La Comisión Abierta en Defensa de lo Común de A Coruña lleva un año denunciando el robo de espacios públicos y reclamando su devolución gratuita. Exige al Ministerio de Defensa a devolución gratuita al Ayuntamiento de A Coruña para uso público de los terrenos del Campo da Estrada-Maestranza porque son espacios comunales, bienes propios, pertenecientes a la ciudad desde su fundación. Exige también la devolución gratuita de las instalaciones deportivas de La Solana y del hotel Finisterre, después de que la Autoridad Portuaria, es decir, el Ministerio de Fomento, anunciara una subasta para hacer caja y pagar una deuda de 300 millones por la construcción del puerto exterior de Punta Langosteira. Las reivindicaciones de la citada Comisión coinciden con las de la Asociación de Vecinos de la Ciudad Vieja.

El gobierno municipal de Marea Atlántica manifestó su disposición para pagar 1,4 millones de euros por la recuperación de La Solana para uso público. ¿Por qué tenemos que pagar para recuperar un espacio que siempre fue público y que remata su concesión dentro de diez años? Allí estuvo la playa del Parrote y la vieja cárcel. Después de un relleno construyeron una piscina, después el hotel en 1948 y el complejo deportiva en 1970, sobre 25.000 metros cuadrados de titularidad pública o ganados al mar. ¿Por qué A Coruña debe contribuir para que Fomento rescate con 5.000 millones de euros las ruinosas autopistas radiales de Madrid?

Los orígenes de estas instalaciones se explican a través de la propaganda oficial, profusamente difundida, como una iniciativa de Armando Casteleiro Varela. El cuento comenzaba así: había una vez un deportista que practicaba la natación y, como no había piscinas, tuvo la feliz idea de promover un complejo deportivo con piscina, gimnasio y sala de fiestas; y remataba así: como era una persona muy diligente, el nadador hizo todo en un tiempo record, recibiendo la autorización del Gobierno el 4 de febrero de 1941, once días después el gobierno municipal aprobaba el proyecto y al día siguiente comenzaban las obras. La página oficial del Club Natación Coruña señala que en 1941, Armando Casteleiro logró que en solar de la antigua cárcel de A Coruña se construyese el hotel Finisterre, un complejo deportivo con piscina de treinta y tres metros con trampolín al que llamó La Solana.

Esa propaganda oficial no explica cómo un nadador se convierte en empresario-promotor, consigue tan rápidamente las licencias y la financiación necesaria, así que voy a dar algunos datos para descifrar ese misterio.

Los hermanos Casteleiro, Armando y José, eran militantes de Renovación Española y formaban parte de organizaciones fascistas que apoyaron la sublevación de 1936 contra la República. Después del triunfo del fascismo formaban parte de los llamados Caballeros de A Coruña y participaron activamente en la represión y paseos. Armando Casteleiro participó también como sargento en expediciones al frente de batalla en apoyo de los sublevados. Como recoge Aurora Artiga, profesora de la USC, en su trabajo Todo por España y España para Dios. La Bandera Legionaria Gallega de Falange Española en la Guerra Civil: "En la ciudad de La Coruña, la primera milicia organizada por los sublevados fue la bautizada con el nombre de Caballeros de La Coruña. Nacida el día 23 de julio [1936] e integrada por numerosos jóvenes de la Falange y de otras organizaciones derechistas, tenía como objetivo [...] coadyuvar con la tropa en la represión y pacificación de las zonas de la provincia de A Coruña atacadas por los elementos subversivos".

Además de un amplio expediente de servicios al fascismo, Armando Casteleiro tenía muy buenas relaciones con las autoridades locales, que facilitaron tanto la concesión de espacios públicos para sus negocios, como la rapidez en la concesión de las licencias. Para ayudar estaba su hermano José, concejal de A Coruña desde el 18 de agosto de 1938 en el gobierno municipal presidido por el alcalde Fernando Álvarez de Sotomayor, y uno de los firmantes de la entrega del pazo de Meirás al Caudillo Franco. No es casualidad que el complejo deportivo se inaugurara el 17 de julio y 1942, es decir, la víspera del Glorioso Alzamiento Nacional.

Los auténticos promotores, es decir, los que pusieron el dinero, fueron importantes empresarios de A Coruña. María Teresa Burés Miguéns, directora del Archivo Histórico del Banco Pastor, señala en su trabajo Pedro Barrié de la Maza 1880-1971, Un banquero al servicio de la industria, (publicado en Empresarios de Galicia, editado por la Fundación Galicia-Empresa con la colaboración de la Fundación Caixagalicia): "...entraría en algunas actividades relacionadas con la hostelería y con la construcción. Dentro de la primera destaca la creación de Finisterre, S.L., una empresa constituida en A Coruña en agosto de 1945, en la que Industrias Gallegas entraría de la mano de los promotores Emilio Rey Romero (SAINGA) y Armando Casteleiro Varela, que eran concesionarios de autorizaciones para edificar los hoteles Embajador y Finisterre, así como La Solana".

No solo ocuparon la parcela de la vieja cárcel y el relleno de la playa del Parrote, sino que conocidos empresarios y personas próximas a las nuevas autoridades fascistas, consiguieron otras concesiones como el solar que quedaba libre después del traslado de la Aduana. Así es recogido por Manuel Fiaño Sánchez en el Anuario Brigantino 2013, nº 36, refiriéndose la actual sede de la Diputación Provincial de A Coruña, después Hotel Embajador y Teatro Colón: "En 1944 Emilio Rey Romero consigue autorización para ocupar una parcela en la zona de servicio del puerto de A Coruña, lindante con la Avenida de La Marina, entre el edificio de Correos y el paseo del Relleno, con una superficie de 1.482 metros cuadrados. La parcela sería destinada la construcción de un gran hotel con teatro accesorio. Por dicha concesión, el Sr. Rey Romero debía abonar la cantidad de 25 pesetas por metro cuadrado de superficie ocupada y año. Con el fin de llevar a cabo la empresa, Emilio Rey se asocia con Pedro Barrié de la Maza, creando la sociedad SAINGA aportaría como activo dicha concesión. Posteriormente dicha concesión se transformaría en propiedad, capitalizando su valor en 1.600.000 pesetas. El presupuesto de dicha obra se cifró en ocho millones de pesetas, de los cuales el Crédito Hotelero proporcionaría el sesenta y cinco por ciento del coste. Según el acuerdo adoptado entre Emilio Rey y el Banco Pastor, la mitad del hotel pertenecería al banco junto con las de los plantas superiores al teatro destinadas a oficinas. En ese mismo año, el arquitecto Santiago Rey Pedreira diseña el otro gran hotel de la ciudad: el Finisterre. Ambas edificaciones son proyectos de la empresa Finisterre S.L., de la que forma  Emilio Rey Romero. La citada Sociedad era dueña de la sala de fiestas y piscina La Solana y llevaba la dirección de los hoteles y balnearios de La Toja, el Hotel Emperador en Madrid, entre otros negocios".

Este expolio explica que el escrito promovido por la Comisión Abierta en Defensa de lo Común (está apoyado por más de sesenta entidades de A Coruña y reivindica la devolución gratuita de la Solana, Hotel Finisterre y terrenos de los muelles), señale que la ocupación de estos terrenos públicos fue un auténtico "botín de guerra de los vencedores", de aquellos que protagonizaron en 1936 una sublevación militar y fascista contra el Gobierno legítimo y democrático de la República.

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