Las jugadas en el tablero político… ¡Nunca se sabe!

Donald Trump. / RRSS
Donald Trump. / RRSS

Hacer por hacer o simplemente por demostrar poder, realmente no tiene mucho sentido, excepto por supuesto, si se tiene una intencionalidad oculta.

Las jugadas en el tablero político… ¡Nunca se sabe!

En el poco tiempo que tiene de haber tomado posesión del cargo presidencial en Estados Unidos, el magnate Donald Trump ha dado tanto de qué hablar como no recuerdo que sucediera con otros presidentes en el pasado reciente (a lo mejor me equivoco). Por todo el mundo sus controversiales decisiones y actitudes han generado incredulidad y expectativa, al punto de que mandatarios de distintos países han sostenido reuniones con la finalidad de analizar las movidas que Trump, en poco tiempo, ha realizado en su particular tablero de ajedrez.

En ese sentido, algo que sin duda hay que reconocerle al magnate, es que está llevando a cabo aquellas acciones que ofreció durante su campaña, a pesar de que éstas fueran reiteradamente cuestionadas y puestas en duda a lo largo y ancho de todo el mundo. Acciones que muchos vieron incluso como descabelladas o irrealizables, han empezado a convertirse en una realidad no obstante la oposición que puedan tener o las nefastas consecuencias que en un momento dado podrían suscitar. No es lo mismo decir que se tiene claro lo que se “desea” hacer, que tener la claridad de las consecuencias que nuestros actos —particularmente en el marco del ejercicio del poder— puedan acarrear, incluso convertirse en una suerte de boomerang cuyo retorno inesperado puede ser muy perjudicial para el lanzador —algo así como un autogol—. Hacer por hacer o simplemente por demostrar poder, realmente no tiene mucho sentido, excepto por supuesto, si se tiene una intencionalidad oculta u oscura que en un momento dado podría llegar a convertirse en algo realmente preocupante.

Y eso lo ponen en evidencia, por ejemplo, palabras como aquellas dichas en su momento por la embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas, Nikki Haley: “Para aquellos que no nos apoyan, estamos anotando nombres”, lo cual pareciera más bien el anuncio de lo que podría venir en el corto plazo dadas las actuales circunstancias del juego político internacional. Mientras tanto, otros actores a los que probablemente no se les ha prestado mucha atención y que han demostrado tener la capacidad de sumarse al juego y poner sobre la mesa sus propios tableros de ajedrez (Asia), se mantienen atentos y siguen cada jugada muy de cerca, aprovechando los espacios que usualmente van dejando las decisiones tomadas a la ligera y las crisis diplomáticas como las que ya se han evidenciado en distintas latitudes en los últimos meses. En el caso de América Latina, cuya actuación en la escena mundial ha sido históricamente poco trascendente, sigue siendo —muy a pesar de las negativas al respecto— un territorio geopolíticamente muy apetecido y un “patio” que, bien cultivado, puede dar muchos, muchos réditos. Todo apunta a que seguiremos viendo sorpresas inesperadas en las que, irónicamente, pareciera que muchos ni siquiera han reparado (aún)… ¡Pero nunca se sabe!

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