Lo que hay en juego en el encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping

El presidente Donald Trump y el presidente de China, Xi Jinping, celebran una cumbre este mismo jueves, de la cual dependen muchas cuestiones a nivel global. En esta relación, y desde que comenzara su mandato, Trump ha sido descarado, demasiado franco, y un verdadero principiante político que ha dado evidencia de su inexperiencia.

Una vez advirtió que China había cometido una "violación" en contra de la economía estadounidense, y fue también capaz de tuitear que el calentamiento global era una artimaña china para dañar a las industrias de los Estados Unidos. 

Xi Jinping por otro lado, es un hábil estratega, aunque es más propenso a apartarse a veces de sus puntos de discusión, al menos más que su predecesor Hu Jintao, pero Xi pasó décadas navegando por la traicionera política del Partido Comunista, y habla en la dicción formal de la estadística china, donde las palabras y las fórmulas lingüísticas para definir relaciones diplomáticas importan sobre todo lo demás.

Jinping es el líder chino más poderoso en décadas, y está flexionando el poder chino en Asia en nombre de una nación aún en ascenso. La posición política de Trump es mucho más precaria. Él es ahora mismo el presidente estadounidense más impopular desde que los encuestadores comenzaron a evaluar las calificaciones de aprobación presidencial, todo un récord.

Asumió el cargo en un momento en que la potencia estadounidense en Asia se veía mermada, precisamente a favor de China. Y la decisión del presidente Trump de sacar a Estados Unidos del acuerdo comercial de la Asociación Transpacífica podría haber sido vista como una victoria desde la óptica de sus partidarios, pero en Asia se vio como una muestra de debilidad. 

Qué necesita obtener de esta primera cumbre cada uno de los involucrados

A pesar de establecer un firme control sobre su país durante su primer mandato de cinco años, Xi Jinping está maniobrando antes del próximo Congreso del Partido Comunista en el otoño, que espera utilizar para solidificar su poder para su segundo período de cinco años. Por lo tanto, necesita una cumbre suave que evite agitar el sistema internacional o los mercados de una manera que podría amenazar la estabilidad política. Ya que en China la gestión de la relación con Washington sigue siendo una de las más Importantes elementos de legado para los líderes chinos.

Por el otro lado, Trump tiene sus propias razones para esperar una cumbre exitosa. Ya son setenta días en los que su presidencia ha estado en crisis, a menudo a causa de las acciones, comentarios, y tuits del propio Presidente. El mundo está profundamente curioso acerca de cómo se conducirá, y los líderes extranjeros están en alerta por cualquier signo de debilidad, o indicios de que no está a la altura del puesto de Presidente.

Trump ha advertido que si China no reprime a su aliado Corea del Norte de su programa de misiles balísticos y nucleares, Washington tomará medidas no especificadas a las que Beijing no podrá oponerse. Pero en otras áreas, Trump ya ha suavizado significativamente su enfoque hacia el gigante asiático. Por ejemplo, no cumplió su promesa de designar a Beijing como manipulador de divisas en el primer día de su administración, y no ha tomado medidas significativas para reorientar un desequilibrio en los flujos comerciales.

Sólo resta ver que es lo que en efecto sucede en el encuentro del jueves, quién se lleva el primer asalto, o si ambos empatan por decisión.