José Ignacio Wert: Su cara es todo un poema y sus manos no encuentran refugio

José Ignacio Wert, ex ministro de Educación, Cultura y Deporte.
José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte.
Qué duda cabe que la educación es una asignatura pendiente tanto para la derecha, que la concibe como un interés de clase; como para la izquierda, que la concibe como su cortijo particular.
José Ignacio Wert: Su cara es todo un poema y sus manos no encuentran refugio

Hemos tenido que escuchar en repetidas ocasiones que la juventud actual es una generación perdida. Esta misma generación, sin expectativas a corto y medio plazo, ha sido acusada de ‘mala educación’ por el desaire hecho al ministro 'discrepado' Wert al negarle el saludo en una ceremonia de entrega. ¿Por qué la hipocresía tiene que primar en las reglas de juego de la sociedad? ¿Acaso un@ tiene que saludar – por aquello de ser políticamente correcto – a aquel que está expoliando sus derechos más fundamentales, como lo es la educación como elemento de compensación social? Por tanto, esta juventud tiene motivos, más que fundados, para retirarle el saludo. Y es totalmente legítimo, puesto que es una manifestación pacífica “a lo Gandhi”. No existe ningún decreto ley - al menos hasta la fecha - que nos obligue a saludar a quien no nos apetece.

Eses dedos que señalan de maleducados a un grupo de brillantes universitarios por su fachoso gesto; hasta hace algo menos de un par de semanas los acusaban de pensar únicamente en el botellón. ¿Quién es quién? Eses mismos que alegan por qué motivo la sociedad tiene que obsequiar becas, deberían apostillar “regalar becas para los más listos y más ricos”, o incluso dar amparo a tesinas en nombre de estudiantes que, como Iñaqui Urdangarín, compran directamente los títulos universitarios y se evitan cualquier tipo de prolegómeno. Sin embargo, para aquéllos que no venimos de linaje, tan sólo nos queda la sociedad de la excelencia y el esfuerzo para conseguir formarnos en la educación pública.

Qué duda cabe que la educación es una asignatura pendiente tanto para la derecha, que la concibe como un interés de clase; como para la izquierda, que la concibe como su cortijo particular. De aquí lo único que salen son medidas absurdas como la educación segregada por sexos que alimenta la desigualdad de género, o mixta que, a la hora de sufrir recortes, el estado cierra el grifo en su partida presupuestaria de subvenciones a la enseñanza pública, en aras de la concertada. Lo que es evidente es que ambas posturas ideológicas se encuentran en “stand by” en materia de debate sobre la enseñanza; que han dejado aparcada cuando es el sector que más descontenta tiene a la ciudadanía. Por tanto, la educación requiere del tándem oligárquico PPSOE una reforma consensuada y no de oportunismos político.

Un viaje a la gélida Finlandia no les vendría nada mal – derecha e izquierda cogidas de la mano como aplicadas estudiantes – para observar lo que es un buen sistema educativo. Porque después de todo, con la educación no se juega. ¿O sí?

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