Jeff Sessions es la primera víctima de Trump tras las elecciones legislativas

Jeff Sessions y Donald Trump. / Slate
Jeff Sessions y Donald Trump. / Slate

El mandatario estadounidense pide la dimisión del fiscal general y este acepta luego de que los republicanos perdieran la Cámara baja del Senado. Sessions estaba bajo el objetivo del presidente luego de que este participara en la investigación de la trama rusa.

Jeff Sessions es la primera víctima de Trump tras las elecciones legislativas

Tras unas reñidas elecciones legislativas donde los republicanos perdieron el control de la Cámara baja del Senado, el presidente Donald Trump ha querido pagar su frustración con alguien que ha estado bajo su objetivo desde hace un tiempo, el ahora exfiscal general Jeff Sessions. Este movimiento se veía venir gracias de una larga batalla entre ambos que surgió justo después de que se iniciaran las investigaciones de la trama rusa, que se encarga de explorar la injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales del 2016.

Aunque el exfiscal estaba bajo el objetivo del presidente, lo cierto es que su dimisión tras las legislativas deja un mensaje confuso puesto que parece que la Administración de Trump busca interferir en la investigación que aún sigue en curso. Esta decisión puede leerse como un movimiento desesperado debido a que con la Cámara de Representantes en manos de los demócratas, estos pueden ordenar que la investigación profundice aún más y afecte la imagen del presidente o su círculo más cercano, incluso, podrían iniciar un proceso de destitución.

El mandatario anunció la dimisión de Sessions el miércoles a primera hora de la tarde a través de Twitter sin dar mayores detalles. Poco después, los medios se hacían eco de la carta enviada por el exfiscal donde dejaba claro que demitía “a petición suya”. La relación entre ambos se había debilitado rápidamente, y es que al ser elegido como presidente, Trump escogió al senador de Alabama, de 71 años, como su fiscal general. Pero para marzo del 2017 el tema ruso ya había empañado la imagen de Sessions puesto que transcendió que durante la campaña electoral, mantuvo un encuentro con el entonces embajador ruso en Washington, Serguéi Kislyak, y nunca informó de esto al Senado. Este detalle dio lugar a que la investigación quedara a cargo del fiscal especial Robert S. Mueller, con fama de implacable e independiente, que ya ha cortado las alas de varios cercanos a Trump.

El problema fue que luego de que se descubriese la reunión de Sessions con el embajador ruso hubo un escándalo en Washington. El fiscal ya no podía estar a cargo de la investigación por su supuesta implicación, así que el caso pasó al número dos del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, que se convirtió en el máximo responsable del caso. Pero más problemas llegaron cuando el entonces director del FBI, James Comey, fue cesado de su cargo por críticas a Trump por la trama rusa, entonces Rosenstein decidió pasar la papa caliente a otra persona nombrando a un fiscal especial, que en este caso fue Mueller, que no está conectado ni a los demócratas, ni a los republicanos.

Desde ese momento Trump empezó a atacar públicamente a Sessions por no evitar que la situación llegara tan lejos, aunque técnicamente, el exfiscal hizo lo que debía hacer para salvar su nombre y dejar que la investigación siguiera su curso sin que existieran dudas al respecto.

El cese de Sessions podría causarle problemas dentro de su propio partido, pero queriendo evitar que la trama rusa continúe con su curso, el mandatario decide hacer este movimiento dejando al Departamento de Justicia en manos de Matthew G. Whitaker, un fiscal de la era Bush hijo que apoya al 100% al mandatario. Ahora queda esperar a ver qué ocurrirá en enero, cuando los demócratas tomen control de la Cámara baja del Senado e impulsen más investigaciones contra Trump. @mundiario

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