Jair Bolsonaro asegura de que la Amazonia no es patrimonio de la humanidad

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. / Twitter
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. / Twitter
El presidente de Brasil ha comparecido ante la ONU y ha dejado ataques a las grandes potencias europeas y guiños a Donald Trump.
Jair Bolsonaro asegura de que la Amazonia no es patrimonio de la humanidad

Jair Bolsonaro ha encendido la polémica en su discurso de apertura de la Asamblea General de la ONU. El presidente de Brasil dijo ante los gobernantes del mundo que la Amazonia "no es patrimonio de la humanidad", sino solamente de los países en que se distribuye. El mandatario sudamericano justificó así las meidas con que ha explotado estas reservas naturales, incluidas las tierras indígenas, de un territorio que recientemente ha sido devastado por incendios que han consumido millones de sus hectáreas.

"Es una falacia decir que la Amazonia es patrimonio de la humanidad y es un error, como atestiguan los científicos, decir que nuestros bosques son el pulmón del mundo", explicó ante el pleno del organismo mundial. Posteriormente, acusó a los medios de comunicación internacionales de actuar bajo un "espíritu colonialista".

A continuación, apuntó sus cañones a Francia, país al que denunció de atreverse a imponerle sanciones a Brasil "sin ni siquiera escucharnos" tras la cumbre del G7 que hospedó precisamente el país europeo. También agradeció al que es su guía político y probablemente espiritual, Donald Trump, por haberse negado a dar el visto bueno a la idea de París, lo cual para Bolsonaro fue "un respeto a la soberanía. "Cualquier iniciativa para proteger la Amazonia debe incluir un total respeto a la soberanía de Brasil”, avisó.

El mandatario brasileño aterrizó en Manhattan con una agenda reducina a su mínimo y visto como un líder para nada deseado a raíz de sus actitudes tan semejantes a las de Trump, potenciadas por sus románticos recuerdos de la dictadura y su endeble política ambiental. En lugar de intentar volver a meter a Brasil a los escenarios mundiales, el presidente se ha negado rotundamente a sentarse a la mesa con otros países que no sean Estados Unidos, pues ahí está Trump siempre con una sonrisa para recibirlo.

En relación a las críticas por su pobre gestión en los incendios de la Amazonia, Bolsonaro ha explicado que su Administración "está profundamente comprometida con la preservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible". Luego dijo de que estos siniestros se deben al "clima seco y los vientos", para también recordar que "las poblaciones indígenas y locales también usan el fuego como parte de su cultura".

El populista de derechas también defendió que respetar el territorio indígena, que abarca un 14% del territorio total de Brasil, tan solo precipitaría la pobreza y el aislamiento de estas personas. Rechazó a su vez "cualquier intento de instrumentalizar las cuestiones medioambientales o las políticas indígenas a favor de los intereses políticos y económicos extranjeros disfrazados de buenas intenciones". “Lamentablemente, algunas personas, tanto dentro como fuera de Brasil, con el apoyo de las ONG, insisten en tratar y mantener a nuestros pueblos indígenas como cavernícolas", se quejó.

Emuló también a Donald Trump con sendas críticas al sistema socialista, al cual ambos tiene como enemigo en común. "El nuevo Brasil resurge del abismo del socialismo", defendió a su Gobierno, que tomó las riendas hace apenas nueve meses. Esta ideología, continuó, hundió a la potencia sudamericana en "un estado de masiva corrupción, recesión económica, alta criminalidad e incesantes ataques contra la familia y los valores religiosos".

Para Bolsonaro, el socialismo "sigue vigente y hay que derrotarlo". Como no podía ser de otra forma, recordó la situación en Venezuela, que en su momento "fue una vibrante democracia y hoy sufre la crueldad del socialismo". Se negó por último a la "corrección política" y demandó a la ONU a que combata "este ambiente ideológico que socava los principios básicos de la dignidad humana". @mundiario

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