Israel condena cautelosamente la invasión a Ucrania para mantener alianzas con Moscú
El Estado hebreo se enfrenta a un grave dilema: mantenerse en la línea con su mayor aliado, EE UU, o cuidar sus alianzas militares con Rusia en sus fronteras.
La guerra de Ucrania ha provocado el rechazo de la comunidad internacional. Quedó evidenciado este miércoles cuando 141 países votaron a favor de condenar a Rusia y exigir el retiro inmediato de las tropas rusas del territorio ucraniano, entre los que destaca Israel, después de haber declinado a impulsar la resolución de repulsa que EE UU le solicitó.
El tema del conflicto en Israel resulta un dilema en sí. Primero está la decisión de alinearse con su mayor aliado en el mundo: EE UU; pero el Estado no puede pronunciarse con la misma firmeza que, por ejemplo, cualquier otro aliado de Occidente del otro lado del mundo, como Australia o Japón, porque debe evitar tensiones con Rusia, un aliado estratégico en la lucha contra grupos radicales.
El Gobierno del primer ministro, Neftalí Bennett, ha abogado por una postura condenatoria, pero a la vez conciliadora con Moscú, al pedirles a los ministros de su tren ejecutivo que “mantengan un perfil bajo” respecto al conflicto, en aras de mantener buenas relaciones con ambos países.
El mayor aliado de Israel
Para Israel “una de sus mayores prioridades es mantener su estatus de ‘aliado clave’ de EE UU en Medio Oriente, debido a la volátil situación que ha vivido durante décadas con sus vecinos de la región”, según recoge la BBC. Desde su creación como Estado soberano en 1948, Washington ha aprobado y destinado gran parte de sus inversiones y programas económicos y de defensa a Israel.
En 2022 la administración del presidente estadounidense, Joe Biden, solicitó al Congreso el desembolso de 3.300 millones de dólares en ayuda extranjera para Israel y el gasto de 500 millones destinados a misiles de defensa en ese país.
Igualmente, EE UU supone un tradicional socio de Tel Aviv desde su creación, tanto en su defensa con los países árabes y es el máximo integrador de Israel en el tablero geopolítico y tolerante de la comunidad internacional.
Las tropas rusas en Siria
Por otro lado, Israel se ha beneficiado en parte por la presencia de los soldados rusos en el sur de Siria, lo que les ha permitido a las fuerzas armadas de Tel Aviv llevar a cabo “ataques contra posiciones militares de Irán y sus milicias aliadas” con el fin de reducir la influencia de Teherán en el país.
No poseen relaciones directas, pero Moscú tolera que las tropas israelíes se adentren en Siria para ejecutar operaciones específicas, en pro de reducir la presencia de grupos radicales a cero. De esa manera, ambas naciones mantienen una especie de relación simbiótica a nivel militar, donde cada uno se beneficia del poder ejercido sobre territorio sirio. Eso es algo que Israel quiere mantener y “definitivamente” no convertir en su contra.
Lazos de parentesco con Europa del Este
Sin embargo, otro factor a tomar en cuenta son los nexos sanguíneos que atan a gran parte de la población de Israel con Ucrania y Rusia. De acuerdo con estimaciones del propio Gobierno israelí, al menos 200.000 personas en Ucrania son candidatos a obtener la ciudadanía de ese país y a emigrar “si así lo desean” por su herencia judía.
Al mismo tiempo, el ministro de Exteriores de Israel, Yair Lapid, aseguró a principios de semana que aproximadamente 4.000 judíos lograron escapar de Ucrania con ayuda de la Cancillería israelí, y que al menos 2.500 personas han pedido “emigrar a Israel lo antes posible”. @mundiario
