Ya hay investidura en los ayuntamientos ¿pero habrá gobernabilidad?

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez en París. / Pool Moncloa
Emmanuel Macron y Pedro Sánchez en París. / Pool Moncloa

Los que suman uno o dos partidos no deberían ofrecer dudas pero cuando agrupan tres o más las ofrecen todas y no olvidemos que están pendientes las Comunidades y el Gobierno.

Ya hay investidura en los ayuntamientos ¿pero habrá gobernabilidad?

El tiempo del postureo está en la prórroga a la espera de entrar en el reparto de las Autonomías y en algunos casos hasta en el Gobierno central. No olvidemos que la investidura es solo un primer paso que no da garantías de gobernabilidad y el ejemplo más claro lo tenemos en Pedro Sánchez que ya estaba investido, que era Presidente de Gobierno y no necesitaba un nuevo proceso electoral para ser lo que ya era, solo lo necesitaba para conseguir gobernabilidad. Si esta viene de la suma de muchos partidos, digamos seis o siete, a cada proyecto de ley, y especialmente con la presentación de los Presupuestos, cada unos de los socios reclamará su parte aunque solo tenga un escaño a dos pero necesarios para la suma, y la tarta no dará para todos.

En caso de las corporaciones locales ya tenemos varios ejemplos de fácil investidura que tienen una gobernabilidad complicada. El caso más evidente es el que trae Vox. Este partido que toda la izquierda, el nacionalismo y parte del centro derecha califica de ultra, tiene algunos aspectos de su programa social que choca frontalmente con la mayoría de la sociedad actual. Son temas como el aborto, la homosexualidad, la inmigración, el estado de las autonomías, y otros parecidos que tienen difícil vuelta atrás porque son cosas que no se deciden en los ayuntamientos y en algunos casos hasta requieren una mayoría cualificada para enmendar la Constitución. Estamos pues ante un caso claro de populismo donde mucha gente bien intencionada apoya una idea aún siendo irrealizable. Lo que conviene aclarar es que Vox no está reclamando alcaldía alguna ni el apoyo de nadie, y solo se le pide que con sus votos evite gobiernos con comunistas o independentistas, y si se leen los acuerdos que firma con el PP ninguno incluye uno solo de los puntos programáticos conflictivos. La ingobernabilidad viene de que Vox no actúa como actuó Ciudadanos en todos sus apoyos a derecha e izquierda durante la última legislatura, sin pedir cargos, sino que pese a los acuerdos programáticos firmados con el PP para gobiernos compartidos con Cs, quiere además cargos oficiales.

Ciudadanos no admite este reparto allí donde él participe del gobierno, como el PSOE tampoco dará cargos a todos los partidos que le apoyen en los ayuntamientos que gobierne él. Más de dos son multitud. Esto no debe llevar a situar a Vox más al extremo de la derecha de lo que se sitúa a Podemos al extremo de la izquierda. Recordemos que en Podemos solo quedaban dos que no eran comunistas y uno se fue (Errejón), lo que dará lugar a la fusión con IU a corto plazo y cuyas negociaciones  parece que ya han empezado. Admitamos que carece de sentido que la ideología comunista, prácticamente extinguida el siglo pasado, no se identifique como extrema y sí lo hagan con Vox. Extremas derecha o izquierda serán los dos o ninguno, eso son solo terminologías  que habría que matizar mucho hoy en día cuando nada es más extremista que rechazar las leyes o las resoluciones judiciales como hacen los independentistas o dice Colau en Barcelona mientras adorna el ayuntamiento con lazos amarillos.

El plato fuerte es la formación del Gobierno de Pedro Sánchez. Ahí solo hay posibilidad de un gobierno estable, el del PSOE con Ciudadanos, pero Sánchez lo ha hecho imposible no renunciando al indulto para los políticos presos que pide Iceta, el líder del PSC, tolerando que no se respete la Constitución, el Estatut, o las resoluciones judiciales y consintiendo amenazas de Torra de repetir la DUI o que continúe el adoctrinamiento y la formación de embajadas para su propaganda. Habiendo imposibilitado que Cs ponga sobre la mesa el programa de hace cinco años pero que sigue actual, Sánchez pide el apoyo de Ahora Podemos, Compromís, PNV, PRC, y algunos más entre ERC, PAR, CC, Bildu, etc. Todos pedirán un precio por cada voto que se les solicite con lo que volveremos a la situación que había y caminando de nuevo a otro proceso electoral.

Europa ve a España como un polvorín donde Sánchez tiene la mecha y el mechero. Como los amigos de Sánchez son tantos aunque sea por interés exclusivamente, ha orientado la presión sobre Ciudadanos como el camino que le parece más sencillo. Lo que era ALDE, los liberales europeos, ahora son Demócratas y Progresistas y ya Macrón está dentro junto a Ciudadanos. Ahora es el partido fuerte porque Populares y Socialdemócratas no suman solos para dejar fuera a populistas de izquierda y derecha, el mismo modelo que sueñan para España. El camino elegido es el de presionar a Albert Rivera para que no pacte con Vox por ser un partido ultra, ¿pero tienen miedo a Vox? No lo parece. A juzgar por lo que sucede en Europa el miedo lo tienen a los populismos de izquierda y a los nacionalismos, no en vano en Europa hay múltiples Cataluñas contenidas por unas constituciones más duras que la española con el independentismo. Lo que parece que realmente quieren es forzar a Cs y al PSOE para que pacten como ya ha manifestado la CEOE, la banca, las empresas, Francia, Alemania, y muchos otros pero lo que tendrían que hacer es preguntarle a Pedro Sánchez porqué se negó a aceptar en su día las lógicas condiciones de Ciudadanos y porqué sigue pactando con ERC, PdCAT, CUP o Bildu. Si Europa no sabe donde está el peligro para la estabilidad en España es que no sabe nada de lo que aquí ocurre. @mundiario

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