Los inverosímiles ataques de la policía a los votantes del 1-O en Cataluña

Manifestación en Cataluña en 2017. / RR SS
Manifestación en Cataluña. / RR SS

Testigos del Juicio del Procés rememoran cómo fueron agredidos por la policía pero sus relatos rozan lo risible una semana después de que aseguraran que la revolución fue gratis.

Los inverosímiles ataques de la policía a los votantes del 1-O en Cataluña

Las cargas de los agentes de policía contra los votantes en Cataluña el 1 de octubre de 2017 es tal vez una de las memorias más impactantes de los últimos tiempos en España. El Juicio del Procés ha llamado este martes a declarar a personas que estuvieron votando en la consulta independentista de aquel día y éstos, en calidad de testigos, han quitado hierro a la actuación de los agentes. Según sus testimonios, la actuación de los Mossos fue ejemplar, pues tomaron las urnas sin levantarle la mano a nadie, dejando así como los malos de la película a la Policía y a la Guardia Civil, que debían acatar la orden judicial de detener el evento a toda costa. Los testigos han manifestado de que en muchos colegio la votación se completó pese a que los agentes se llevaron algunas urnas.

Los magistrados que llevan el caso escucharon muchos testimonios impactantes respecto a cómo fueron agredidos por las fuerzas de seguridad enviadas desde Madrid. "Me cogió por la espalda, me dio un pequeño meneo y me tiró al suelo. Una vez en el suelo rompí a llorar histérica y les dije ‘no tenéis derecho, no tenéis derecho", dijo casi llorando una maestra jubilada llamada Virginia Martínez. La anciana comentó que fue humillada frente a todo el colegio electoral, en el que estaban también su esposo y su hijo. "Me dijeron que estaba haciendo el ridículo y me llamaron subnormal”, prosiguió.

Pero también hubo algunos relatos que rozaron lo inverosímil. Por ejemplo el de Pere Font, quien votó en Barcelona a las 9.30 de la mañana, según su propia historia. Font ha descrito la agresión que sufrió de la siguiente manera: "Me cogieron por los testículos, me levantaron para arriba y me dejaron caer al suelo. Al señor que tenía al lado de mí le levantaron por las orejas. Luego a mi me cogieron tres o cuatro policías, me arrastraron y me tiraron como si fuera un paquete a la calle". Este ingeniero jubilado prosiguió comentando que logró ponerse en pie por sus propios medios. Cuando lo hizo, un agente se le acercó y, sin media palabra, le asestó un golpe en la cara.

La hilera de relatos increíbles siguió con el de Mercé Alegre. Esta mujer dijo que de forma espontánea terminó en Barcelona haciendo talleres y actividades en el colegio electoral donde les tocaba votar al día siguiente. Alegre y sus hijos pasaron la noche en el lugar y a la mañana siguiente llegaron agentes de los Mossos y de la policía para intentar llevarse las urnas, pero la multitud se los impidió, no a la fuerza, sino porque la concentración era tal que las fuerzas de seguridad debieron retirarse con las manos vacía. Aquello, describe, fue "una manifestación de ilusión, alegría y diversión".

Cerrados en fila, los testigos aseguraron a los fiscales Consuelo Madrigal y Fidel Cardena que acudieron a votar tras haber visto los anuncios en medios de comunicación. Madrigal y Cardena intentaban hacerles confesar de que la votación había sido convocada por los líderes del Govern. Manuel Marchena, presidente del tribunal, impidió que se le preguntara a los testigos si habían ido a votar pese a que sabían que la consulta había sido vetada por el Tribunal Constitucional. "Vamos a ver, señor fiscal. Ella en principio es libre de decidir si vota o si no vota, si lo considera legal o no legal. No podemos desde la pregunta formularle reproche por haber ido a votar", espetó a Cardena.

Los relatos de tonos fabulescos no son nuevos en este proceso. Ya la semana pasada otra ronda de testigos había asegurado que no sabían de dónde habían salido los materiales para la consulta. Es más, según dicen en muchas de las manifestaciones hubo comida gratis para todos y no se sabe hasta la fecha quién la pagó, simplemente apareció una canasta de comida en medio de la muchedumbre y todos empezaron a agarrar sin cuestionar. Y así, de urnas que aparecen por arte de magia, comida que se multiplica como la alimentación de los 5.000 de la Biblia a personas que salen volando de los testículos prosigue un juicio que podrá ser de todo menos aburrido. @mundiario

Comentarios