La industria del español, la mejor herramienta de la diplomacia económica

Fachada de la Biblioteca Nacional de España (Ministerio de Educación Cultura y Deporte. / lamoncloa.g
Fachada de la Biblioteca Nacional de España (Ministerio de Educación Cultura y Deporte). / lamoncloa.gob.es

El recién nombrado ministro de Cultura afronta un reto difícil de asumir a tenor de su trayectoria: hacer del español  la primera industria del país y la mejor herramienta para relanzar la Marca España por el globo.

 

La industria del español, la mejor herramienta de la diplomacia económica

La cartera de Cultura en España es una de las más devaluadas de contenido en casi todos los gobiernos como el actual, pero no por falta de contenidos sino de visión estratégica. Frecuentes son las críticas a los titulares de este ministerio por la ausencia de campañas de promoción de la cultura y del arte, en especial en el exterior. Y sin embargo pasamos por alto el activo más valioso como es el español.

A falta de una “ industria del español” propiamente dicha que aglutine a todos los sectores, actividades y empresas relacionados con la difusión de la cultura y del idioma de Cervantes por el mundo, España está perdiendo a marchas forzadas la mejor herramienta de la Diplomacia económica, como instrumento de acción exterior

No es el caso de países como Francia donde existe una plena conciencia desde hace lustros sobre su industria del francés, en torno a lo que denominan “industrias culturales y creativas francesas “ (ICCF). Según fuentes oficiales galas, actualmente la industria del francés ya genera mayor negocio que la industria de la automoción y del lujo. La música, el cine, los libros, la radio, TV, la prensa, artes, videojuegos, enseñanza del francés, gastronomía, entre otros muchos etc. generan más de 1,2 millones de empleos, el 4% del PIB galo más alto de la UE (75.000 millones de euros); además de unos de los activos exportadores del “Made in France” por valor de más de 32.000 millones de euros anuales. Se calcula, eso sí, que el gasto cultural francés representa más del 8% del consumo doméstico, siendo unos de los países con mayor tasa del G-7 tras los EE.UU. (frente al 2,3% del gasto doméstico español).
 

FRANCIA MIMA A SU PRIMERA INDUSTRIA QUE YA GENERA MAS NEGOCIO QUE LA AUTOMOCION Y EL LUJO

A diferencia de España sin una estrategia clara para la industria del español, la francesa fomenta las sinergias entre los sectores afines bajo una identidad en común y el paraguas de un consenso general que da a la cultura la protección pública que necesita. La cultura del francés es de facto una cuestión de Estado y la denominada “excepción cultural” persigue proteger su principal patrimonio cultural y talento creativo por todo el mundo. Fue Andrés Malraux, uno de los primeros ministros de Cultura francés, quien inventó aquello de la “política cultural del Estado “ en los años 60 que desde entonces se practica con todo celo por todos los gobiernos de la República. 

La industria cultural francesa, una herramienta de política exterior clara

Pero Francia no se contenta con hacer los deberes en casa, sino que su decidida apuesta por la industria cultural la convierte en una herramienta de política exterior clara para dar visibilidad y ganar  competitividad a escala global que redunda en cuantiosas operaciones comerciales en el exterior y en favorecer la balanza de pagos por  los cinco continentes, en especial en regiones emergentes.

Según fuentes del Ministerio galo de Asuntos Exteriores, la exportación de bienes culturales, la difusión de la lengua y de la cultura francesas no se conforman con los intercambios artísticos, intelectuales y tecnológicos para reforzar otros sectores industriales como el turismo y generar importantes fuentes de ingresos, sino que las ICC se emplean para proyectar una imagen “dinámica, fuerte e innovadora” de Francia en el exterior.

Francia, al igual que EE.UU, Reino Unido y hasta Alemania, tienen claro que su Diplomacia Económica pasa por dinamizar su industria cultural. España por contra,  carente de una industria del español, de una diplomacia económica con caras y ojos, así como de una estrategia de futuro en el campo de la cultura como multiplicador de otros ingresos -debido a las disputas permanentes políticas (tanto a escala nacional, autonómica como municipal: sólo hay que ver el perseguimiento del español en algunas CCAA gobernadas por nacionalistas y/o  la izquierda no moderada), y en especial a la carencia de ministros de Cultura con perfiles proactivos en diplomacia económica desde la Democracia-, nuestro país lleva perdiendo cuota de influencia exterior global en detrimento de otros países de habla hispana.

Apostando como venimos haciendo desde tiempos inmemoriales por el turismo y el ladrillo como principales motores de desarrollo económico, mientras desatiende a su principal activo como es el español sin formar parte de una industria integral, España hace tiempo por ello que ha dejado de ser el epicentro  del español en el mundo en detrimento de Miami en un país netamente anglosajón. Por si fuera poco, parece que aún no hemos visualizado las alternativas y oportunidades existentes con el incipiente auge de la economía verde y digital en favor de la industria del español. 

Hay numerosos ejemplos de cómo España y gobiernos autonómicos maltratan la cultura y la reducen cuando pueden a una oferta con horarios de funcionarios. Desde bibliotecas municipales pertenecientes a la red de Diputaciones que solo abren por las tardes (coincidiendo con las horarios de colegios y negando el acceso a otros muchos usuarios adultos), cierres en sábados en verano y todo el mes de agosto (ignorando que son los meses de mayor consumo cultural), a la excesiva politización de  ciertos colectivos del cine, las eternas polémicas sobre el tipo del IVA , o a incluir al sector deportivo con un plan de ayudas mientras se les niega a segmentos del cultural. 

Otras infamias desapercibidas pasan por la renqueante profesionalidad de un canal de televisión  como es el de TVE Internacional y en parte Canal 24 Horas, donde ha sido frecuente la degradante pauperización de contenidos frívolos, programación y cuando no, amplificador de la propaganda gubernamental, olvidando que es un vehículo con un potencial inmenso de audiencia mundial para prescribir la “Marca España” y polinizar la enseñanza del español en el mundo. 

La Agencia EFE, propiedad del SEPI, aunque presume de ser la primera agencia de noticias del mundo en español pero en eternos números rojos, bien es cierto que no ha sabido estar a la altura de nuestra ventaja competitiva con el idioma, cuando otras agencias anglosajonas a través de sus servicios en español, le llevan arañando cuota de mercado aún estando en clara desventaja en manos privadas. A lo mejor tiene algo que ver que sus presidentes cambian con los cambios de gobierno sometiéndose a la parcialidad del ejecutivo. Lo mismo podría decirse del Instituto Cervantes, cuyo director general es designado igualmente por Moncloa, y donde reina -según las críticas- el nepotismo en algunos concursos públicos recayendo los puestos en candidatos afines políticamente a la actual coalición socio-comunista. 

La cartera de Cultura que estos días estrena el nuevo ministro del gobierno de Su Majestad, Miquel Iceta, puede cuestionar que  sea el más idóneo  para capitanear el “Ministerio del Español” como algunos pregonan y para dar categoría de Estado a todo lo relacionado con el activo económico de más valor que tiene España como es el idioma de Cervantes. El líder socialista catalán no es ajeno a la polémica en torno a la inmersión lingüística en Cataluña, y a la “represión” que sufre el español en esa parte del territorio español por discriminar a las familias en defensa de un derecho vulnerado sobre  la libertad de enseñanza. 

Como máximo líder del PSC en no pocos de sus ayuntamientos socialistas en Cataluña que están siendo intransigentes con el bilingüismo en  las escuelas, callejeros, edictos y documentos oficiales. Es más, en los concursos públicos se han descartado a candidatos mejor preparados por el simple hecho de no dominar el catalán. Desde luego, con retrógradas políticas locales y autonómicas así, que ya se están extendiendo a otras CCAA como la Comunidad Valenciana, Balear, País Vasco y hasta Galicia, difícilmente podremos esperar una política de Estado favorable al español en el mundo por parte de quien en otros países detentan la cartera más importante del ejecutivo.

Tenemos que presuponer (aunque desearíamos errar), que el excesivo antropocentrismo catalán del titular actual de la cartera de Cultura, le impida recuperar para España el epicentro del español en toda Latinoamérica, hoy en día situado desde hace años en Miami (EEUU) y muy lejos de la madre patria, como bien seguro se esperaría del empeño de un ministro coetáneo francés o alemán. 

EL LENGUAJE INCLUSIVO NO AYUDA

Si a todo lo anterior, le añadimos la beligerancia del lenguaje inclusivo introducido por miembros del actual ejecutivo socio-comunista, todo hace pensar que no siempre velamos por los intereses globales  del español en el mundo, sino por el oportunismo ideológico a corto plazo. 

La batalla no se puede ganar a escala local cuando la guerra es a escala global. Precisamente a  escala estatal más que invertir en distintas administraciones y entidades públicas inmersas en una canibalización por el español, bien haríamos en emular a otros países donde tienen una estrategia clara y dotada de unos presupuestos no tanto “para hacer de su capa un sayo” sino para ejercer política de Estado y vender el “Made in Spanish”. Atender a regiones estratégicas como EE.UU. (mimando a la minoría hispana más influyente que ya asciende a unos 60 millones con tendencia creciente), Brasil, China, India, norte Africa o el mundo en abierto de Internet, debería ser una prioridad tripartita para la Diplomacia Económica: de las carteras de Cultura, Asuntos Exteriores y Economía con la clara implicación de los más altos rangos del Gobierno y del Estado.

Si el valor del español según ciertos cálculos representa el 15% del PIB nacional, una Industria del Español que aglutine como en Francia a todos los actores y sectores ese ratio bien podría dispararse. En países como México es el 6% y el 4% en EEUU (gracias a los hispanos). A nivel global la comunidad de hispanoparlantes en el mundo tienen un poder de compra del 11% del PIB mundial. 

Por esa razón, si desde el ejecutivo de Pedro Sánchez y cualquier otro posterior se “tutelara” a todas aquellas otras actividades en países de habla hispana en el continente americano, el español podría adquirir una mayor dimensión universal, en especial con la explosión de internet y los inicios de la economía verde y digital. @mundiario 

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