Un problema de protocolo de Vigo, falta de categoría que genera un incidente de un hecho irrelevante

Dos ministras y una presidenta []
Carmela Silva, Fátima Báñez y Ana Pastor.

En protocolo, las personas importantes no crean problemas, sólo los irrelevantes lo hacen, como se ha visto en la primera piedra de la nueva sede de la Seguridad Social en Vigo.

Un problema de protocolo de Vigo, falta de categoría que genera un incidente de un hecho irrelevante

Existe una máxima en protocolo que establece: “Si crea problemas es porque no es importante (la persona) y si es importante no crea problemas”. Por mi propia experiencia en esta materia como miembro de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo, el trato con los responsables de esta disciplina de las más diversas organizaciones de todo el mundo, algunas publicaciones y cientos de horas en congresos donde se estudia este fenómeno de comunicación, siento una profunda vergüenza por lo ocurrido en Vigo.

Como se sabe y han reflejado todos los medios en España e incluso se han hecho eco del incidente otros internacionales. Un acto en sí mismo que debe estar pautado,  como por cierto nos enseñaron los romanos, la colocación de la primera piedra de la nueva sede de la Seguridad Social en Vigo, en el edificio de la Metalúrgica, devino en un rifirrafe por la ubicación de las autoridades durante el mismo.

Según la crónica de los periodistas presentes, la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carme Silva, que ostentaba la representación del Ayuntamiento de Vigo, se sintió desplazada cuando se pidió que se abriera el perímetro de autoridades para que la prensa pudiera captar imágenes.

Cualquier persona hubiera actuado con naturalidad. Yo mismo he visto al ahora Rey Emérito hacerlo en más de una ocasión en actos mucho más solemnes, sin dudar en desplazarse para facilitar el punto de foco de las cámaras. Lo de Vigo se produjo cuando las titulares de Empleo, Fátima Báñez, y de Fomento, Ana Pastor, se disponían a colocar varios objetos en una urna de cristal y echar varias paladas de arena sobre la primera piedra de la futura sede de la Seguridad Social.

Tiene gracia que los mismos personajes que en otras ocasiones no fueron nada protocolarias, se muestren ahora tan quisquillosos. Cuando se inauguró el Palacio de Congresos de Vigo, financiado entonces por la Xunta, Novacaixa Galicia y el Concello, el alcalde Abel Caballero, no esperó la llegada del presidente de la Xunta, Alberto Núñez, a la puerta del edificio, como debería ser el uso cortés, la función de anfitrión y el respeto institucional, sino que tiró para dentro con su cortejo, entre ellos alguno de los mismos que ahora acaban de pie al episodio que comentamos.

Incidente en un acto protocolario en Vigo.
Acto en el que hubo un incidente protocolario en Vigo.

 

En este caso de ahora, el concejal socialista David Regades se quejó por el trato dispensado a la representación municipal a lo que se sumó su conmilitona Ángeles Marra, mientras que Carmela Silva señalaba que hoy era “un gran día” para la ciudad porque al fin el proyecto ve la luz siete años después. Luego,  la ministra Báñez le ofreció que depositara un periódico en la urna, cosa que hizio “en nombre de Abel Caballero”, alcalde de Vigo, ausente en el acto porque presidía en Madrid otro de la FEMP.

Hubiera parado ahí la cosa. Pero no. El responsable de prensa de Empleo explicó luego a los medios que Silva le dijo: "tranquilos, que ya os queda poco".

Resulta sorprendente que quienes nunca han sido respetuosos con la jerarquía y el respeto institucional, las propias normas de su partido (sobre duplicidad de cargos) o las normas de cortesía en las instituciones, se muestren ahora tan ofendidos por un asunto que debería haberse previsto antes. Lo normal es que los actos se organicen de manera conjunta y coordinada por parte de los responsables de protocolo, estableciendo las secuencias y el papel en el mismo de cada elemento que ha de intervenir. No echo la culpa a nadie, pues ignoro si se hizo así. Desde luego, creo que de estar en el Concello el hasta hace poco jefe de protocolo, el amigo Betero, esto se hubiera evitado.

El protocolo no es una ciencia exacta, de resultados, donde lo que importa es que las cosas salgan bien. Y cuando surge una incidencia es justamente cuando una persona demuestra su categoría.

Las personas importantes no crean problemas. Y sobre todo, saben conservar las formas, ser elegantes y mostrar su categoría. Sólo las personas irrelevantes se sienten ofendidas en situaciones como ésta.

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