In memoriam, Kofi Annan: el desarrollo como cimiento de la paz

Kofi Annan, ex secretario de las Naciones Unidas. / BBC.
Kofi Annan, exsecretario de las Naciones Unidas. / BBC.

Kofi Annan, quizá el Secretario General de las Naciones Unidas más conocido y reconocido en la historia de la Organización murió en Berna, Suiza, el 18 de Agosto pasado a los 80 años. Será recordado por su actuación en el campo humanitario y del mantenimiento de la paz pero vale la pena rescatar también su aporte en materia de desarrollo.

In memoriam, Kofi Annan: el desarrollo como cimiento de la paz

Fue el primero, y hasta ahora único, africano negro y también el  primer Secretario General elegido entre los funcionarios internacionales de la Organización. A ella le dedicó su vida y le tocó dirigirla por dos períodos sucesivos de cinco años a partir de 1997 en algunos de los más rutilantes y de los más tristes y sombríos momentos de su historia.

Con un tono siempre suave y de porte elegante este nativo de Ghana se convirtió en el séptimo Secretario General de las Naciones Unidas. Se lo consideró a la altura de Dag Hammarskjold, el segundo en ese puesto, que murió mientras cumplía con su misión en el marco del alzamiento de Katanga en el Zaire o Congo Belga en 1961. Por algo se ha dicho que éste último inició un proceso de transformación del cargo de Secretario General, al cual las potencias con mayor peso (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad) habían concebido como “secretario” para ir transformándola en “general”. Annan seguramente pertenecía a esta última categoría y contribuyó a tal proceso.  

Los retos humanitarios y el mantenimiento de la paz

Sirvió al Sistema de las Naciones Unidas desde su ingreso 1962 hasta llegar a su más alto cargo. El Secretario General de la época, Boutros Boutros Ghali de Egipto, lo nombró primero como segundo y luego como jefe de la Dirección Operaciones de Mantenimiento de la Paz, puesto lo llevó a verse involucrado en una serie de conflictos alrededor del globo. El más amargo quizás fue el genocidio en Rwanda en 1994, seguido por Bosnia donde los Cascos Azules fueron responsabilizados por no haber impedido la masacre de Srebrenica.

Annan asumió como Secretario General el 1 de enero de 1997 y, a fuerza de simplificar, puede decirse que sus dos períodos en el cargo marcan también dos etapas. En la primera se acrecentó notablemente el prestigio y la influencia de la Organización en el escenario mundial. Logró elevar los estándares en materia de derechos humanos de los países en desarrollo y la aceptación del principio de intervención humanitaria o “Responsabilidad de proteger”. Aleccionó a las naciones industrializadas por su falta de compromiso con la asistencia al desarrollo y la respuesta a la epidemia del Sida. Tuvo una rutilante actuación logrando un acuerdo de última hora que demoró, aunque finalmente no pudo evitar, la Guerra del Golfo. El punto culminante de esta etapa fue la obtención del premio Nobel de la Paz para sí y para la ONU en forma compartida. Una pintura de esta época de esperanzas es el film “Kofi Annan: Center of the Storm” de la televisión estadounidense, disponible en YouTube.

Irak sería el centro de una crisis que sacudió los cimientos de la ONU y de todo el sistema multilateral (descrita desde dentro por James Traub, periodista del New York Times Magazine que siguió al Secretario General durante ese período, en su libro “The best intentions. Kofi Annan and the UN in the era of american power”). Annan debió calificar la invasión de 2003 encabezada por Estados Unidos como ilegal y luego la Organización sufrió el peor ataque a funcionarios civiles con la muerte de Sérgio Vieira de Mello, su representante en Bagdad y amigo personal, junto a otros veintiún funcionarios y causando un gran número de heridos.

Irak también le provocó un dolor particular ya que la prensa que no le perdonaba el no haber apoyado la invasión intentó desprestigiar a él y a la ONU por los casos de corrupción en el programa “Oil for Food” (petróleo por alimentos) en ese país.

Las cuestiones de desarrollo en la era de la globalización

Todo ello lo sobrellevó y logró sacar adelante a la Organización. Pero no menos relevante fue su aporte a las cuestiones ligadas al desarrollo. Si bien el mundo post Guerra Fría marcó el fin del enfrentamiento Este-Oeste, subsistía el de Norte-Sur entre países desarrollados y aquellos en vías de serlo representado por el Movimiento de los Países No Alineados o “Grupo de los 77”. El proceso de globalización requería nuevas estrategias para superar ese enfrentamiento o al menos de encausarlo. A tal fin Annan logró poner en marcha una serie de iniciativas que marcaron una nueva etapa en las cuestiones de desarrollo y que dieron a la ONU un rol central en ellas. Entre algunas de las más significativas pueden mencionarse:

> El Pacto Global: anunciado por Annan en el Foro Económico Mundial de Davos en 1999 como una iniciativa de valores y principios compartidos para darle rostro humano a la globalización. Actualmente reúne más de 13.000 entidades firmantes en más de 170 países y constituye la mayor iniciativa voluntaria de responsabilidad social empresarial en el mundo. Su fin es transformar el mercado global, potenciando un sector privado sostenible y responsable sobre la base de 10 principios en áreas relacionadas con los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción.

> La Cumbre de 2000 y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): En septiembre de 2000, en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, los líderes del mundo convinieron en establecer objetivos y metas mensurables para el año 2015 para combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo, la degradación del ambiente y la discriminación contra la mujer. En la Declaración de la Cumbre del Milenio se definieron también compromisos en materia de derechos humanos, buen gobierno y democracia.

> Cumbre de las Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo:  realizada en Monterrey, México,  en marzo de 2002 complementa a la Cumbre del  Milenio y produjo el “Consenso de Monterrey”. Marcó el retorno de los temas económicos al seno de las Naciones Unidas, especialmente de los temas relativos al desarrollo económico, y del diálogo Norte-Sur interrumpido por las discrepancias entre esos dos bloques. La declaración consagró nuevamente las metas de Ayuda Oficial al Desarrollo ya acordadas: 0.7% del Producto Interno Bruto (PIB) de los países industrializados, de los cuales entre 0.15 y 0.20% se debían destinarse a los países menos adelantados. A diferencia del “Consenso de Washington”, el de Monterrey no pone exclusivamente en el ámbito de cada país la responsabilidad por el desarrollo sino que incorpora temas y responsabilidades globales.

> La lucha contra el VIH/SIDA:​ lanzó una campaña mundial para la lucha contra la epidemia de VIH-SIDA que logró involucrar a gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la industria de la salud. Su esfuerzo logró la constitución del Fondo Mundial para la lucha contra el SIDA/VIH, la tuberculosis y la malaria, que copresidió. Este Fondo tiene como objetivo acelerar el final de las epidemias que todos los años se cobran la vida de más de seis millones de personas en el mundo, cifra va en aumento, con más de 1000 programas en 151 países.

> Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas: encargado en el año 2002 por el Secretario para preparar un plan de acción concreto para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y erradicar la extrema pobreza, el hambre y las enfermedades que afectan a miles de millones de personas. En 2005, el órgano asesor independiente presidido por el economista Jeffrey Sachs presentó su informe: “Invirtiendo en el desarrollo: un plan práctico para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio.”

> Reforma de las Naciones Unidas: su ambicioso plan de reforma a la ONU con motivo de su 60 Aniversario en 2005 se vio recortado por las discrepancias entre los bloques y los intereses contrapuestos de diversos países. Así sólo parcialmente se recogieron los avances en temas de desarrollo.

Su legado

Con éstas y otras iniciativas (como su defensa de los tratados multilaterales sobre medio ambiente y particularmente la aplicación del Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), el Secretario General logró poner en marcha una agenda de desarrollo de carácter global por primera vez en la historia, con metas mensurables y consagrar la responsabilidad compartida de países desarrollados y en desarrollo en torno a ella.  

Debió hacerlo en medio de circunstancias desafiantes en materia de seguridad global y terrorismo, sosteniendo incansablemente que la agenda de desarrollo no sólo refleja metas económicas, de justicia global y derechos humanos, sino que sus objetivos también resultan vitales para la seguridad y la estabilidad internacional y nacional. Esta prédica llevó a muchos líderes mundiales a reconocer la poderosa relación que existe entre la reducción de la pobreza y la seguridad mundial.

En los tiempos actuales un nuevo Secretario General, el portugués Antonio Guterres, intenta fortalecer el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) la nueva agenda de desarrollo con metas a 2030; conformar una nueva alianza entre países y bloques e impulsar una reforma de las Naciones Unidas a tal fin. Lo hace en medio de desafíos quizá no menores a los que enfrentó Annan: un orden mundial que el mismo Guterres acaba de calificar de “caótico”, con conflictos irresueltos, amenazas al sistema multilateral y a la misma ONU, crisis humanitarias de magnitud, guerras comerciales, etc. A su favor tendrá que la vida y obra de su antecesor le servirán de guía y de inspiración a él y a todos los que creen en el multilaralismo y la solidaridad internacional. @mundiario

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