Iglesias rompe con la pasividad de Rajoy y la miopía de Sánchez y arrebata el timón al Rey

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. / periodistadigital.com
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. / periodistadigital.com

Deja a Sánchez al pie de los caballos, con un movimiento sobre el tablero que lo pone en una situación complicada, pues sus condiciones son inaceptables y, si no hay pacto, su partido lo devora, y si acepta, será un rehén.

Iglesias rompe con la pasividad de Rajoy y la miopía de Sánchez y arrebata el timón al Rey

Jaque mate en un solo movimiento. Después de una ausencia prolongada de Pablo Iglesias, este viernes por la mañana apareció para romper con la pasividad de Mariano Rajoy y la miopía de Pedro Sánchez, y arrebatar el timón al Rey Felipe VI.

Desde el año 1978 hemos asistido siempre a una representación clásica de la liturgia democrática, con una dramaturgia en tres partes: principio, nudo y desenlace. Sin embargo, el líder de Podemos ha roto con los actos intermedios y ha pasado directamente al desenlace o, más bien, de la obra teatral  ha mutado hacia la representación televisiva, cambiando el escenario clásico por un plató, su medio natural. Pero no era un acto improvisado, no, era una puesta en escena muy estudiada y cuidada, con propuesta de ministrables incluida. 

Siguiendo en la línea demagógica de la política mediática, el presidente del Gobierno en funciones irrumpe con un gesto propio del género de realismo mágico, como Santiago Nasar en la Crónica de una Muerte Anunciada, "el día que lo iban a matar..." decide ganar tiempo y pasa la pelota al tejado de Sánchez que se había propuesto esperar, y tratar el futuro con los barones de su partido en su próximo comité federal, que viene cargado de tensiones internas.

Iglesias ha dejado a Sánchez al pie de los caballos, con un movimiento sobre el tablero que lo pone en una situación complicada, pues sus condiciones son inaceptables y, si no hay pacto, su partido lo devora, y si acepta, será el rehén de Pablo.

Entre bambalinas, el virtuoso de la espera dilata los tiempos, aguardando a ver si Sánchez se quema al haber caído en la artimaña de Iglesias, y puede resurgir cual Ave Fénix de sus cenizas. Sigue confiando en la Gran Coalición, que debiera plantearse no sólo como una salida sino como una solución de gobierno estable en el tiempo. Objetivo difícil mientras no exista un debate serio sobre un programa de gobierno y sigan encorsetados los principales "líderes" en un debate preelectoral. 

Pero parece que esto va para largo, y si algo hemos aprendido de la nueva política es que resulta impredecible. Tenemos que ser pacientes y no descartar que todavía tenemos la baza de la repetición de las elecciones, sonrisas del destino aparte.

Comentarios