Hombres, mujeres y niños siguen siendo víctimas de la tortura a manos de agentes no estatales

Manos de una persona sometida a tortura. / Archivo.
Manos de una persona sometida a tortura

A pesar de su prohibición absoluta en virtud del derecho internacional, esta práctica deshumanizante sigue siendo generalizada y, de manera aún más preocupante, está incluso ganando aceptación.

Hombres, mujeres y niños siguen siendo víctimas de la tortura a manos de agentes no estatales

En todo el mundo y en cada región, los hombres, mujeres y niños siguen siendo víctimas de la tortura a manos de agentes no estatales y a consecuencia directa de las políticas de Estado. A pesar de su prohibición absoluta en virtud del derecho internacional, esta práctica deshumanizante sigue siendo generalizada y, de manera aún más preocupante, está incluso ganando aceptación.

La ley es muy clara al respecto: no se puede recurrir a la tortura en ningún momento ni bajo ninguna circunstancia, incluso durante un conflicto o cuando esté en peligro la seguridad nacional. En el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, celebrado el 26 de junio, expresamos nuestra solidaridad y apoyo a los cientos de miles de víctimas de la tortura y sus familiares en todo el mundo.

La Convención contra la Tortura, ratificada hasta la fecha por 159 Estados Partes de las Naciones Unidas, estipula que los Estados deben velar por que las víctimas de la tortura bajo su jurisdicción obtengan reparación, incluidos los medios para una rehabilitación tan completa como sea posible. Cuando los Estados descuidan su obligación de prevenir la tortura y no proporcionan, de manera rápida y efectiva, indemnización, rehabilitación y formas de reparación a las víctimas de la tortura, el Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura constituye un último recurso esencial. Establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas hace 35 años, el Fondo apoya a cientos de organizaciones que prestan asistencia letrada, social, psicológica y médica a unas 50.000 víctimas por año.

El Fondo requiere un mínimo de 12 millones de dólares en contribuciones voluntarias anuales. Insto encarecidamente a los Estados a que apoyen a las víctimas respaldando este fondo de las Naciones Unidas y a que sigan participando plenamente en la lucha contra la tortura y la impunidad. La asistencia a las víctimas de la tortura y la erradicación de este crimen beneficiará a sociedades enteras y ayudará a lograr un futuro digno y seguro para todos.

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