Hacer los Presupuestos Generales del Estado se convierte en una tarea titánica en España

Carmen Calvo. / Mundiario
Carmen Calvo. / Mundiario
¿Habrá Presupuestos para todos? Cada grupo exige una serie de beneficios que chocan frontalmente con los de otros. Es como un sudoku de difícil solución, en el que hace falta expertos en la técnica de este juego. El primer paso será el acuerdo entre los dos socios del Ejecutivo.
Hacer los Presupuestos Generales del Estado se convierte en una tarea titánica en España

Es una tarea titánica tratar de hacer los Presupuestos Generales del Estado atendiendo a deseos y propuestas particulares de los partidos políticos. Es lo que pretende hacer el bipartito con muy poca esperanza. El primer paso será el acuerdo entre ellos mismos dentro del Ejecutivo. Carmen Calvo puede perder la salud en el intento mientras que Pablo Iglesias revivirá con su nuevo protagonismo. Va a ser muy difícil satisfacer las demandas de todos los grupos y grupitos parlamentarios. Cada uno exigirá una serie de beneficios que chocarán frontalmente con los de otros. Es como un sudoku de difícil solución, en el que hace falta expertos en la técnica de este juego. 

También podría pensarse que cada grupo parlamentario va en busca de su beneficio económico, y que podría ser incluso fácil rellenar las casillas: 5 para ti, 9 para vosotros, un 7 que falta encaja en el País Vasco, y así hasta el final de las columnas, las filas y las cuadrículas. Pero yo no me imagino a Pablo Iglesias y a Rufián discutiendo o tratando de ponerse de acuerdo con unas casillas llenas de números, o proponiendo unas partidas en lugar de otras. Más bien me los imagino organizando una república catalana dentro de una república bolivariana en España. Casi se les puede ver y oír organizando un referéndum de independencia a cambio de apoyo a unas cuentas que no les preocupan demasiado. O incluso trazando estrategias para que España deje de ser una monarquía y los pasos que van a dar para cambiar los destinos de este país, como si de un caudillo se tratase.

Reconozco que no es fácil imaginárselos hablando de la situación de Europa, de las condiciones que nos impondrán para los apoyos a la recuperación económica de España. Tampoco me los imagino entrando en grandes disquisiciones sobre la forma de implementar el ingreso mínimo vital o sobre la necesidad de que todos los afectados cobren los ERTEs o los EREs. Para esto habría que haber vivido otros tiempos de Andalucía, donde dominaban el arte del ERTE y del ERE. 

Tampoco es fácil imaginarse a Iglesias tratando a fondo con Mertxe Aizpurua, portavoz de los etarras de Bildu, en el Congreso, sobre las grandes líneas de los presupuestos del Estado. Ellos no están para eso. Su objetivo es seguir ganando la batalla en el País Vasco: independencia, presos a la calle, pelitos a la mar con los asesinatos de ETA –ni resueltos ni asumidos–, república socialista vasca y temas por el estilo.  Es estas cuestiones si que se desenvuelve bien el vicepresidente, poniendo énfasis, emoción, sentimiento y mucha verborrea para enredar al interlocutor. Pero los de Bilbu no están por esas. Ya les engañaron con la derogación total de la reforma laboral que habían pactado en el Congreso por su cuenta y riesgo, hasta que toparon con Nadia.

Sinceramente, las conversaciones del vicepresidente con los ultras independentistas vascos y catalanes se me parecen más a las que mantienen los profesores de la serie La Teoría del Big Bang -como Sheldon y Leonard- que a las de Montoro con Montero, o las Carmen Calvo con Cuca Gamarra. @mundiario

Comentarios