¿Será Gonzalo Caballero el próximo presidente de la Xunta de Galicia?

Gonzalo Caballero durante su proclamación como candidato a la Presidencia gallega
Gonzalo Caballero durante su proclamación como candidato a la presidencia gallega

La militancia socialista gallega encauzó su despertar en la figura de Gonzalo Caballero. No se equivocaron. Una renovada unidad es el resultado de su trabajo. Su capacidad de aunar voluntades es un bien que hoy por hoy capitaliza el PSdeG y mañana Galicia entera.

¿Será Gonzalo Caballero el próximo presidente de la Xunta de Galicia?

La sociedad actual anda algo perdida, errática, en mitad de una crisis de identidad y sin saber muy bien dónde poner el huevo. Al menos esa es la cantinela que nos ha vendido la derechona y que millones han comprado. De tanto repetirla se puede convertir en verdad.

Yo no veo que sea tanto un no saber a dónde ir como un que no nos dejan ir a dónde queremos. La supuesta crisis de la socialdemocracia es proporcional a la cantidad de energía que el capital invierte en destruirla con el saqueo de lo público la privatización criminal, el recorte de los derechos civiles, políticos y sociales; por lo demás, muy bien, gracias. Que nos dejen como estábamos.

La Galicia de Feijóo es paradigmática en este ensañamiento de lo público. Su obsesión por vender lo que es de todos nos deja tan gallegos y tan desnudos. Lo vende todo, como aquel alegre feirante. Luego, una vez privatizado, pervertido, envilecido, nos asegura que la socialdemocracia no funciona. Venga, hombre, si todo lo que tocas lo rompes, por activa  o por abandono, ¿qué podría funcionar en la Galicia de Feijóo más allá del pesebre del cacique?

Así que nada de crisis de valores ni puñetas en vinagre: los gallegos y gallegas necesitamos recuperar el contrato que firmamos en la Transición. Que nos dejen de milongas. Ni las clases trabajadoras ni las clases medias quieren destruir el Estado de Bienestar, ni hay más crisis sistémica que la que se impone desde las dependencias del gran capital transnacional. Pero si nunca hemos vivido mejor en toda la Historia de la Humanidad, que no es moco de pavo, ¿cómo vamos a querer cargarnos nuestro sistema de garantías?

El problema reside en otro lugar: la izquierda precisa recuperar su orgullo y la fuerza de sus valores. Que se acompleje la derecha, que razones tiene tras la debacle de robo y corrupción criminal. ¿De qué tiene que avergonzarse la izquierda? ¿De su solidaridad, de la defensa de la mujer, de la igualdad de oportunidades, de la educación universal…?

El rearme de la izquierda española comenzó con la rebelión de las bases socialistas para llevar a Pedro de nuevo al lugar que le otorgamos. De allí a la Presidencia del Gobierno Español medió una moción de censura que España clamaba. En Galicia continúa esa ola de reactivación y la militancia socialista gallega encauzó su despertar en la figura de Gonzalo Caballero. No se equivocaron. Una renovada unidad es el resultado de su trabajo. Su capacidad de aunar voluntades es un bien que hoy por hoy capitaliza el PSdeG y mañana Galicia. En las Primarias nadie discutió su proyecto y tuvo que concurrir en solitario. Esta señal puede ser muy positiva contrastada con el caos que azota el decadente final de Núñez Feijóo.

Gonzalo Caballero llega en el momento oportuno y con la actitud necesaria para que recuperemos el proyecto de la España social y demócrata que ya forma parte de nuestra naturaleza y que solo vio la luz en Galicia durante los mandatos de los presidentes Laxe y Touriño. Deudas ni una. Los armarios impolutos. El expediente magistral. Entiendo que Alberto le tema, como Cieno temió a Aquiles: invulnerable a las armas mediáticas, venales hasta el vómito, Feijóo saldrá disparado de la Xunta ahogado por su propia iniquidad contrastada por el tirón de Caballero.

Ayer domingo estuve en la proclamación de Gonzalo como candidato a la Presidencia Gallega. Supongo que las mismas razones que emocionaban a las bases socialistas produzcan terror en el equipo de Alberto Núñez. Sálvese quien pueda. El discurso de Caballero diseccionó el relato de las derechas gallegas: la carencia de un proyecto netamente gallego, la desplanifación industrial, la desinversión en investigación y desarrollo, el despilfarro de las riquezas naturales, el caos medioambiental, la carencia de un plan concreto para el problema del rural, su despoblación y falta de desarrollo, su total obsolescencia productiva, y también el problema de los salarios más bajos de España, la emigración por causas materiales de nuestros jóvenes y no tan jóvenes, el abandono de la Universidad y la formación laboral… La lista es tan larga que abruma.

Nos vendieron durante años que Alberto era un gran gestor -contaba Gonzalo-, pero gestionar no es abandonar todo a su propia suerte y dejar que las cosas sigan su curso. Digo yo que el gran esfuerzo de Feijóo es fingir lo que no es. Ni es buen gestor ni sirve al pueblo gallego. Y en eso se puso Caballero, en presentar un proyecto de país que invierta su esfuerzo  no en aparentar, sino en hacer lo necesario para sacarnos de la decadencia actual.

Doy por supuesto que el historial profesional y académico de Gonzalo le sitúan como persona capaz de tener en su cabeza los problemas referidos y estructurarlo en un todo relacional: el medio ambiente con el desarrollo rural que exige una inversión en la modernización de los capitales productivos rurales y estos con una industria propia que aproveche las demandas del sector primario y el cuidado ecológico, exigiendo un rápido desarrollo e inversión en I+D que traiga de nuevo a nuestros científicos en la diáspora, generando trabajo, riqueza y oportunidades para  nuestros jóvenes, también para aquellos que, valientes y emprendedores, se fueron a buscarse la vida espoleados por la necesidad. Las sinergias de aprendizaje redundan en un aumento de la competitividad y la competitividad productiva tirará de las estructuras comerciales tan necesarias. La mejora productiva resituará a Galicia en el circuito de las inversiones extrajeras que actualmente ignoran a la Galicia peperiana. Esas inversiones tan necesarias redundarán en las consabidas mejoras cognitivas provenientes de las nuevas experiencias emprendidas en nuestra tierra por esos capitales foráneos. Todo esto nos llevará poco a poco posicionarnos en la economía digital, en el comercio global, en la riqueza y el futuro…

¡Qué lejos estamos de todo esto! La compleja cosmología de la Nación gallega demanda algo más que un contable gris y anodino. Alberto contabiliza las pérdidas sin proyectar las inversiones para salir del hoyo. No lo hace porque no sabe y porque no le interesa. ¿Dónde se tomarán las decisiones que atañen a Galicia? Me gustaría saberlo.

Galicia necesita políticas económicas y políticas sociales que solo puede desarrollar alguien que sepa de lo que habla. Y Gonzalo Caballero hablaba ayer de proyectos, de planes, de ambiciones de país, de desarrollo por y para los Gallegos. Orquestar todo este Universo es tarea para expertos con conocimientos globales y multidisciplinares.

Si algo consigue Gonzalo es la complicidad de la gente que se le acerca. La sala clamaba porque todos se sentían parte de esos planes, como si el discurso dijera en alto lo que todos pensaban. Su apelación a  la fuerza de la militancia fue como un detonador que puso en marcha a todos y todas las socialistas. En Galicia, como tras la tormenta, todo huele a cambio e  ilusión. Todo está por llegar. @GaliciaMundiari

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