Gonzalo Caballero, el candidato por adelantado

Gonzalo Caballero. / V
Gonzalo Caballero. / V

Mientras, en el PP es toda una incógnita saber si se verá abocado a un elegir un nuevo líder, en caso de que Pablo Casado se la pegue en las próximas citas electorales, empezando por las elecciones andaluzas de diciembre.

Gonzalo Caballero, el candidato por adelantado

A quien madruga Dios le ayuda. Sin ser creyente, algo así debe pensar Gonzalo Caballero a la vista de la frenética actividad pública que desarrolla desde su proclamación formal como candidato socialista a la presidencia de la Xunta. Mientras del resto de las candidaturas poco o nada se sabe con certeza, él está lanzado. Amén de las habituales ruedas de prensa, siempre que puede, el líder del PSOE gallego convoca actos públicos en los que se hace arropar por altos cargos del gobierno de Pedro Sánchez o por destacados dirigentes del partido, con cuya dirección tiene una sintonía total. Caballero parece convencido de que en la actual coyuntura política nacional salir en la foto con ellos le aporta un plus que debe aprovechar al máximo. Le viene muy bien para ganar en visibilidad. Y es que todavía no tiene el escaño en O Hórreo que le otorgará una mayor presencia mediática y le dará la posibilidad de enfrentarse a Feijoo y al resto de los portavoces parlamentarios cara a cara, con luz y taquígrafos. Lo tendrá pronto.

Las próximas elecciones autonómicas no tocan en principio hasta el otoño de 2020. Sin embargo, sobran los precedentes de convocatorias anticipadas, aunque sean sólo unos meses. De hecho, ni Fraga, ni Touriño ni Feijoo completaron casi ninguno de sus mandatos. Siempre encontraron algún pretexto para adelantar unos meses la disolución del Parlamento creyendo que tal adelanto les beneficiaba electoralmente o –lo que viene a ser lo mismo– perjudicaba a sus rivales. A fin de cuentas, se trata de sacar ventaja partidista de una prerrogativa que sobre el papel está pensada para desbloquear situaciones de crisis internas o de ingobernabilidad que por ahora no se han dado nunca en Galicia, ni siquiera en gobiernos de coalición como el tripartito (1987-1989) o el bipartito (2005-2009). Se abusa del mecanismo, es verdad, pero ahí está.

Caballero está convencido de que a Feijoo no le interesa que las elecciones gallegas coincidan con unas generales, con las municipales o las europeas. Lo más probable es que trate de ponerse de acuerdo con Urkullu para que, a ser posible, Galicia vote el mismo día que Euskadi. Porque, aunque no está tan claro que Don Alberto decida recuncar, es él quien tiene la potestad de convocar las elecciones gallegas y procurará hacerlo cuando las encuestas les sean propicias a él o a quien le releve como cartel del Pepedegá. Por el momento, no parece haber prisa: el viento sigue soplando claramente a favor del "albertismo".

Ahora bien, en la política nacional reina un clima de total incertidumbre. Eso hace imposible prever cuándo convocará Sánchez elecciones generales y en qué condiciones. Del mismo modo, es toda una incógnita saber si el PP se verá abocado a un elegir un nuevo líder, en caso de que Pablo Casado se la pegue en las próximas citas electorales, empezando por las elecciones andaluzas de diciembre. Tal hipótesis podría obligar a Feijoo a desembarcar en Madrid poco antes de extinguirse su actual compromiso con Galicia, ese que adujo para autodescartarse como sucesor de Rajoy, teniendo como tenía todas las de ganar. Es por todo ello por lo que Gonzalo Caballero cree que él mismo y el Pesedegá en su conjunto deben estar preparados para un larguísimo ciclo electoral, con varios test parciales -pero decisivos- que le conviene superar con cierta holgura para llegar tranquilo al examen final de las elecciones gallegas. Ser candidato por adelantado no le perjudicará en ningún caso. @mundiario

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