¿Y si el Gobierno ofreciese a la Generalitat una salida honorable?

Carles Puigdemont. / RRSS
Carles Puigdemont. / RRSS

El catalanismo radical, en su reto al Gobierno como rebote a la negativa al pacto fiscal, ha llegado a un punto de no retorno del que no podrá salir solo.

¿Y si el Gobierno ofreciese a la Generalitat una salida honorable?

El Govern quema sus últimos cartuchos por la independencia, algo que ven posible si consiguen el ansiado referéndum. No todos piensan que ese sea un camino que lleve al sueño extendido aunque minoritario. Lo que parece cierto es que son muchas las tendencias y motivos por el que lo piden.

Unos, la CUP y ERC, porque quieren volver a declarar la independencia a cualquier precio, otros como el PdCAT, antigua CDC, porque se han metido en un callejón del que no saben salir, y la mayoría porque creen que el referéndum será el fin de un discurso del que están hartos, y que el independentismo puede ser derrotado en las urnas como ya lo fue en las llamadas elecciones plebiscitarias.

Así nos encontramos con tres clases de catalanes, los que quieren irse en base a unos argumentos que no sabemos si ellos mismos se creen, como festejar el minuto 17:14 de los partidos del Barça, fecha en que cae Barcelona en la guerra entre austricistas y felipistas (Felipe V), guerra de sucesión que ahora se pretende transformar en guerra de secesión, los catalanes que quieren el referéndum para pasar página, y los que quieren que se cumplan las leyes y se sigan los cauces constitucionales.

Entre los que quieren el referéndum para perderlo se encuentran muchos de los seguidores del PdCAT, los de aquel Artur Mas que pedía una mayoría amplia que no logró, el partido burgués por excelencia y donde están la mayoría de empresarios que se asustan del Procés, un proceso que llevaría a Cataluña fuera de la UE, de la ONU, que solo admite el derecho de autodeterminación para colonias o países invadidos, y fuera del mundo porque el único apoyo internacional conseguido ha sido el de Nicolás Maduro en Venezuela. Esto no es raro si tenemos en cuenta que todas las Constituciones de países democráticos prohiben expresamente la secesión (el Reino Unido, precisamente por sus características, carece de Constitución como tal). 

Los antiguos convergentes ya no ven otra salida que forzar la intervención para no perder más votantes pero quizás sea la hora de de buscar una salida digna al conflicto, una propuesta que permita a PdCAT retirarse del proceso y volver a la legalidad que nunca debió abandonar. Algo similar ya sucedió con el Estatut cuando Zapatero lo reformó para adecuarlo a la ley (en su criterio), ERC retiró entonces su apoyo pero el CDC de Artur Mas,  bajo las siglas de CIU, entró para apoyarlo. Aquel proceso demostró que la vía legal es posible porque se logró la aprobación del Parlamento a una propuesta de la Generalitat, y un referéndum. Solo faltó que una mayoría de 2/3 del Parlamento quisiese reformar la Constitución, algo muy difícil de conseguir pero que es posible. 

Todo cabe en el ordenamiento jurídico pero el momento pide que que el Govern vuelva a sus trincheras y que el Gobierno ofrezca un dialogo sobre propuestas que logren reducir el porcentaje de radicalizados a la mitad por lo menos, y si el PSOE tiene otra idea de Estado que la proponga, que la de a conocer con la misma claridad que lo hace Ciudadanos, guste o no guste, y si hay tres o cuatro propuestas diferentes de como debe ser el Estado español, que se reúnan expertos constitucionalistas para hacer las reformas necesarias con un consenso similar al de 1977. Si no se hace nada, la única salida será la de retirar competencias, empezando por los cuerpos armados, o la propia Autonomía si es necesario.

Las cosas nunca debieron llegar aquí, el Gobierno esperó demasiado, pero ya no queda tiempo para esperar que los poderes fácticos de Cataluña resuelvan el problema, hay que actuar.

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