Galicia y Euskadi votarán en un contexto incierto, sin que prospere el voto telemático

Elección digital. / Pixabay
Elección digital. / Pixabay

Las convocatorias electorales gallega y vasca brindan la oportunidad de ensayar métodos que hagan posibles las consultas a la ciudadanía cuando, como ahora, la salud pública o la propia seguridad ciudadana están seriamente amenazadas. Pero en voto telemático se ha avanzado más bien poco.

Galicia y Euskadi votarán en un contexto incierto, sin que prospere el voto telemático

¿Hay miedo a otra manera de votar? A juzgar por la reacción de los principales partidos de la oposición de Galicia, se diría que el presidente Alberto Núñez Feijóo está a punto de cometer una temeridad al convocar las elecciones autonómicas para mediados de julio. Socialistas, nacionalistas y rupturistas creen que no se dan las condiciones para que los gallegos acudan a votar dentro de un par de meses con una mínima seguridad de que con ello no ponen en riesgo su salud y la del resto de los ciudadanos.

La actual oposición parlamentaria, que tacha de irresponsable la pretensión del presidente de la Xunta, es partidaria de esperar al menos hasta después del verano. Para entonces, instalados de lleno en la denominada "nueva normalidad", ya se podría ejercer el derecho al voto con plenas garantías democráticas. No parecen ver inconveniente alguno en que se prolongue en el tiempo la situación de provisionalidad en la que se desenvuelve la vida política desde que en febrero Alberto Núñez Feijóo anunció la disolución anticipada del Parlamento.

PSOE, Benegá y los Comunes ponen en tela de juicio los informes de los expertos sanitarios que tanto en Euskadi como en Galicia ven menos arriesgado convocar unas elecciones ahora que en otoño, ante la posibilidad, nada remota, de un rebrote de la epidemia de coronavirus cuando finalice el verano. La izquierda coincide en la consideración de que la de Alberto Núñez Feijóo es una actitud ventajista y que, como ya sucedió con el adelanto frustrado de abril, si llama ahora a las urnas es porque tiene más posibilidades de ganar que si espera a agotar la legislatura. Pasan por alto que las encuestas públicas y las de consumo interno constatan que una amplia mayoría de gallegos aprueba, incluso con nota, la gestión de don Alberto y su gobierno durante la crisis del coronavirus, que es el único factor que podría cambiar sustancialmente la favorable valoración ciudadana de la labor del PP desde que en 2009 reconquistó San Caetano.  

Lo cierto es que ya estamos metidos de lleno en harina. El propio debate sobre cuándo deberían celebrarse las elecciones no deja de ser el prólogo o un anticipo de una campaña electoral que, se desarrolle cuando se desarrolle, poco tendrá que ver con las que hasta ahora conocíamos. Previsiblemente durará sólo una semana en lugar de los habituales quince días. Se trata minimizar los riesgos sanitarios que conllevan mítines, reuniones y contactos directos de los líderes y candidatos con los ciudadanos. Ese tipo de actividades propagandísticas tradicionales se reducirán al mínimo y habrán de ser sustituidas por acciones en las redes sociales, debates en los medios de comunicación y otros formatos de proselitismo digital que están en fase embrionaria o aún por diseñar. Un cambio de modelo que no tendrá vuelta atrás aunque en el futuro desaparezcan amenazas como a las que hoy nos enfrentamos.

Una mujer con su móvil ante un portátil. / William Iven en PixabayUna mujer con su móvil ante un portátil. / William Iven en Pixabay

Las convocatorias electorales gallega y vasca brindan la oportunidad de ensayar métodos que hagan posibles las consultas a la ciudadanía cuando, como ahora, la salud pública o la propia seguridad ciudadana están seriamente amenazadas. Tenemos que ir haciéndonos a la idea de que llegará un día, no muy lejano en que para ejercer el voto no necesitaremos ir a un local electoral, un consulado o a una oficina de Correos, sino que podremos hacerlo desde un ordenador, una tableta o un smartphone mediante sistemas de autentificación y de comprobación de la identidad como los que actualmente permiten efectuar trámites administrativos de todo tipo. Hay que reconocer que, aún disponiendo desde hace tiempo, de las herramientas necesarias, en esto del voto telemático se ha avanzado más bien poco. Puede que se deba a que la buena parte de la clase política sigue muy apegada a ritos decimonónicos y convencida de que no hay verdadera y plena democracia sin la parafernalia de colegios, urnas y papeletas, un entorno físico de los más propicios para la propagación incontrolada de la dichosa Covid-19. @mundiario

Comentarios