¿Funciona mejor la política cuando hay bipartidismo?

Felipe González. / Mundiario
Felipe González. / Mundiario
Un país con un partido fuerte de centro derecha y otro de centro izquierda suele funcionar bien, con alternancia.
¿Funciona mejor la política cuando hay bipartidismo?

El bipartidismo da estabilidad política, y en su ausencia formar gobierno es una tarea muy complicada. En las últimas elecciones generales 16 partidos políticos han alcanzado escaños, clara expresión de pluralidad. Se formó el primer gobierno de coalición de la democracia, terminando con el bipartidismo presente desde las primeras elecciones en 1977.

El bipartidismo ya había funcionado muy bien a finales del siglo XIX. En el lecho de muerte el rey Alfonso XII le dice a la reina María Cristina Habsburgo-Lorena: “Cristinita, guarda el coño y de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas” y así sucedió, gobernaron alternativamente los conservadores del presidente andaluz Cánovas y los liberales del presidente riojano Sagasta. Por cierto, la reina pasó a la historia con el mote de “doña Virtudes”. 

La política nacional funciona bien cuando hay bipartidismo: se vio con un partido fuerte de centro derecha y un partido fuerte de centro izquierda, alternándose en el poder, gobernando con apoyos hasta que apareció la crispación.

La crispación empezó en el último gobierno de Felipe González: “Váyase señor González” se repetía una y otra vez en el parlamento, con  Aznar jefe de la oposición. Aumentó fuertemente con el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, continuamente insultado por la oposición con multitud de epítetos. Con el gobierno de Pedro Sánchez y la oposición de Pablo Casado se ha pasado desde una gran crispación a un enfrentamiento permanente lleno de insultos y malos modos. ¿Se terminó la alternancia?

¿Qué dificultó la alternancia en el poder?

1) La política errática de Ciudadanos (querer dar el “sorpasso” al PP) separándose del centro y tomando posiciones en la derecha (recordamos el Manifiesto de los tres de Colón) ha hecho a Cs caer fuertemente en votos y escaños, desapareciendo en muchas autonomías y no ser ya decisivo como partido bisagra para formar gobierno. No obstante el PP no ha logrado captar todos esos votos, 47 escaños, perdiendo posibilidades de ganar las elecciones. Por otra parte han aumentado los votos para los partidos de extremos: para la extrema derecha de Vox (a costa del PP) y la extrema izquierda de Podemos (a costa del PSOE).

2) El PP tiene un gran problema: si hace una oposición bronca, de extrema derecha (para no perder votos con Vox) puede perder los votos de sus votantes de centro, que irán a recaer en otros partidos. No parece que la política del PP de Casado de “No llegar a ningún acuerdo con el PSOE” le está dando buenos resultados en las diversas elecciones: generales, autonómicas o locales. Si sumamos los escaños de PP+Cs+Vox (89+24+10) en las últimas generales vemos que alcanzan 123, muy lejos de los 176 necesarios para formar gobierno y aprobar unos presupuestos. Lo mismo se puede decir de las autonómicas y municipales: sin los votos de Vox dejaría de gobernar en Madrid, Castilla, Murcia y la ciudad de Madrid.

Resumiendo: 1) los dos grandes partidos deben dejar atrás la confrontación y dejar que gobierne el que gane las elecciones con la abstención del otro: alternancia, y 2) oposición sí, pero sin enfrentamiento total, sin insultos o malos modos, sin descalificaciones desmesuradas. Seguir por esa línea lleva al país a una ingobernabilidad, a elecciones continuas, al malestar ciudadano,  al rechazo a la política, rechazo a las elecciones y a los políticos en general. @mundiario

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