Fraga y Fidel Castro: una extraña amistad basada en el 'convibium' de ex alumnos jesuitas

Fidel Castro y Manuel Fraga.
Fidel y Fraga, amigos.

El periodista gallego Antonio D. Olano descubrió que la extraña amistad que sostenían Manuel Fraga y Fidel Castro se basaba en la condición de ambos de ex alumnos destacados de los jesuitas, unidos por una institución llamada 'convibium'.

Fraga y Fidel Castro: una extraña amistad basada en el 'convibium' de ex alumnos jesuitas

La extraña amistad de Fraga y Fidel Castro se basaba en que ambos pertenecían al llamado 'convibium', hermandad de ex alumnos jesuitas destacados.

Fraga y Fidel Castro sostuvieron, pese a sus diferencias ideológicas una extraña amistad. Según el periodista lucense, ya fallecido, Antonio D. Olano, se debía a que ambos compartían la condición de pertenecer al 'convibium', es decir, una distinción que los jesuitas hacen a sus alumnos destacados.

Olano, a quien traté mucho en sus últimos días, fue el periodista que acompañó al Che Guevara en sus dos escalas en Madrid, y si bien su reportaje no se publicó inicialmente en España, sino en el extranjero, era uno de los mejores conocedores de los dirigentes de la Revolución Cubana.

Olano contó esta historia en un artículo sobre “las andanzas madrileñas del Che Guevara”, publicado en la revista “Gallegos”. A través del 'convibium' se mantenía la relación postal entre los alumnos de escuelas y universidades jesuitas, a fin de mantener una especie de hermandad para que no perdieran el contacto.

Olano llegó a regalar a Castro las obras completas de Lorca y los escritos de José Antonio Primo de Rivera, que Fidel gustaba de leer de joven (cosa que también me contó su preceptor el padre Foyaca de la Concha) y que le habían sido decomisadas en alguna de sus detenciones.

La amistad de Fraga y Fidel era tal, que el dirigente cubano quiso regalarle al político español la casa donde éste viviera en Cuba, a lo que Fraga se negó. Sin embargo, se supo que pretendió una devolución simbólica del Centro Gallego, expropiado por la Revolución, para seguidamente, recuperada la titularidad jurídica, entregarlo como regalo del pueblo de Galicia a Cuba.

Historia del Centro Gallego

Copio seguidamente la propia crónica oficial sobre este importante legado:

“El Centro Gallego de la Habana es un imponente edificio, conocido en todo el mundo, ubicado en el corazón de la ciudad, en el Paseo del Prado (José Martí), frente el Parque Central y el Capitolio Nacional y el histórico Hotel Inglaterra.

En ese sitio se inauguró el 15 de abril de 1838 el más importante teatro de la capital y uno de los mayores del continente, el Tacón, y en 1914 se edificó en toda la manzana el palacio del Centro Gallego de La Habana. Obra del arquitecto belga Paul Beleu y, construido en estilo neobarroco, en su fachada principal tiene 4 grupos escultóricos de mármol blanco que representan alegorías de la beneficencia, la educación, la música y el teatro, obra de Giuseppe Moretti. Los elementos se colocaron de forma equilibrada, los balcones, ventanas, cornisas, la proporción de sus torres y la unidad de las molduras logran un ritmo elegante. Su teatro fue construido dentro del bello edificio y durante muchos años fue el más grande y lujoso de Cuba.

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El Centro Gallego de La Habana.

Desde su comienzo en 1880 dio a entender sus prioridades, pues nació con 3 secciones: “de Recreo y Adorno”, “de Declamación” y “de Instrucción”, ésta última al cargo de una escuela de instrucción general, de idiomas y una biblioteca que en 1881 ya se hacía cargo de 109 alumnos a pesar de contar el Centro con solo 701 asociados. Al poco tiempo creó una sección “de Lírica” y otra “de Filarmónica” con cometidos folclóricos y que se hizo cargo de lo que quedaba de la coral “Ecos de Galicia”. En el año 1907 se colocó la primera piedra de su edifico-sede. En 1913 finalizaron las obras del Palacio Social y en 1915 se concluyó el Teatro. A esas alturas mantenían el denominado “Plantel de Concepción Arenal” que cubría clases de enseñanza primaria y clases nocturnas de corte y costura, comercio, taquigrafía, etc. Además mantenían una “Academia de Bellas Artes” y una “Academia de Música”, elevada al rango de Conservatorio Nacional.

Fue expropiado, como todas las propiedad de este tipo, con el triunfo de la Revolución.

El 19 de agosto de 1961, en ocasión del aniversario 25 del asesinato de Federico García Lorca, la Junta Interventora del Centro Gallego daba a conocer que el coliseo llevaría el nombre del poeta granadino. En 1967 se le dio el nombre de Gran Teatro de Ballet y Ópera de Cuba, y diez años después el de Liceo de La Habana Vieja, cuando se rescataron para la cultura los valiosos espacios que fueron parte del palacio social del Centro Gallego. En 1978, el teatro, remozado otra vez con motivo de la celebración en Cuba del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, tenía capacidad para 1.556 personas sentadas.

En 1981 es rebautizado como Complejo Cultural del Gran Teatro García Lorca, sede estable, bajo la dirección general de Alicia Alonso, del Ballet Nacional de Cuba, la Ópera Nacional, el Teatro Lírico Gonzalo Roig, el coro y la orquesta. El desarrollo de esas agrupaciones da lugar a un suceso significativo en la historia del inmueble: todas sus áreas se suman al trabajo cultural. En junio del 1985, ese complejo cultural pasa a denominarse, y siempre bajo la dirección general de Alicia, Gran Teatro de La Habana. Surgen las salas Alejo Carpentier (artes escénicas), Imago (antes visuales) y Artaud (teatro arena), al tiempo que importantes agrupaciones artísticas, como el Ballet Español, Danza Contemporánea y el Ballet de Lizt Alfonso hacen del coliseo su sede. Eventos internacionales tienen su escenario principal en el Gran Teatro (de Tacón, Nacional, de La Habana) que se reafirma como el símbolo por excelencia de las artes escénicas en Cuba”.

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