Ferraz y Génova se ponen a renovar a los dirigentes territoriales

Teodoro García Egea, secretario general del PP. / Twitter
Teodoro García Egea, secretario general del PP dirige los congresos internos.

PSOE y PP comparten similitudes organizativas, en especial una fuerte cultura centralista que permite a la dirección estatal intervenir en cualquier punto del territorio.

Ferraz y Génova se ponen a renovar a los dirigentes territoriales

Salvo sorpresas, tras las elecciones madrileñas habrá un largo paréntesis sin convocatorias electorales, probablemente hasta mediados de 2022 si Sánchez decide acortar la legislatura o hasta las elecciones andaluzas si decide agotarla. Es el tiempo que PSOE y PP aprovecharán para desarrollar los cambios en las organizaciones territoriales mediante Congresos de diverso tipo. En la medida que los nuevos dirigentes terminarán siendo los futuros candidatos a Alcaldes, Diputados o líderes autonómicos, el proceso está lleno de tensiones y conflictos.

El PP ha comenzado en Sevilla donde ha tenido el primer choque con el Presidente andaluz. Todos del mismo partido pero con candidatos diferentes y estrategias distintas. El PSOE ha comenzado interviniendo en las listas autonómicas de Madrid y sustituyendo a Delegados del Gobierno en Comunidades relevantes, Andalucía y Galicia entre ellas. En la primera con el objetivo de cortar las aspiraciones de Susana Díaz a repetir como candidata a la Junta de Andalucía. En el segundo caso para mostrar voluntad de intervenir en el proceso de renovación interna.

PP y PSOE comparten bastantes similitudes orgánicas. Una fuerte cultura centralista, que permite a la dirección estatal intervenir en cualquier punto del territorio y una rivalidad soterrada entre la dirección estatal y las direcciones autonómicas, en especial cuando se gobierna la Comunidad. En la lucha por el poder no hay compartimentos estancos. El líder intenta serlo de todos los rincones. Cuando no puede, entonces se habla de federalismo, consenso u otros eufemismos. Así, Núñez Feijóo en Galicia es intocable por cuanto controla su organización férreamente, como lo era el PSC en Cataluña hasta que claudicó recientemente y permitió que Ferraz impusiese candidato y estrategia.

A través de los procesos en marcha, Casado intenta afianzar su liderazgo, cediendo el mínimo poder posible mientras que Sánchez intenta imponer su mando en los pocos territorios donde todavía no lo representan dirigentes próximos a él. Mientras que Casado tendrá que hacer concesiones, números mandan, Sánchez está en las mejores condiciones para imponer a sus candidatos en todos los niveles de la organización. Susana Díaz o Gonzalo Caballero notarán como sus apoyos flaquean a la par que voces sensatas les pedirán que se aparten antes de perder. Si las peticiones van acompañadas de un retiro honroso es posible que desistan de presentar batalla. Los altos cargos de la Administración, como los recientemente nombrados contribuirán al proceso a través del contacto continuo con los poderes locales.

Pero no sólo los grandes partidos están en el proceso de renovación. Unidas Podemos afronta cambios de liderazgo sin definir todavía el futuro papel de Pablo Iglesias, en el contexto de declive electoral generalizado y con malas perspectivas ante las elecciones generales. Ni siquiera el modelo de partido está determinado. Las tensiones centrífugas, como en Andalucía, la debilidad de las coaliciones territoriales y la errática línea política, pueden producir sorpresas antes de que la heredera designada por Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, ocupe efectivamente su puesto. Con una perspectiva electoral menguante cabe suponer que la interesada hubiese preferido otro procedimiento y otro escenario.

En el ámbito de la izquierda otras formaciones se encuentran obligadas a definir sus estrategias y afianzar sus resultados: Adelante Andalucía, Coalició Compromís de Valencia o Más Madrid, entre las más conocidas. A dos años de las elecciones autonómicas y municipales, es momento de preparar las estructuras organizativas y electorales además de seleccionar a los futuros dirigentes. Sólo Vox y Ciudadanos permanecen al margen del proceso. El primero, reforzado por los resultados catalanes, está a la espera de los resultados madrileños para fijar su estrategia. Si continúa mejorando no necesitará preocuparse por la renovación. En el caso de Ciudadanos es ya demasiado tarde para cualquier rectificación. Su tiempo ha terminado y como en el caso de sus antecesores, UCD, CDS o UPyD, lo hará sin gloria alguna.

Todo lo anterior representa un proceso de selección de élites necesario en la democracia. No es muy efectivo, tiene costes de oportunidad y de imagen, pero al final permite ofrecer a los electores un conjunto de candidatos que han sido elegidos entre muchos y gozan del respaldo inicial de una parte del electorado. Por ello sólo cabe esperar de los partidos políticos que lo hagan bien, con limpieza y transparencia que refuercen la confianza del electorado en el proceso. @mundiario

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