El PP es la primera fuerza, pero sin pareja de baile

Mariano Rajoy. / prensalibre.com
Mariano Rajoy

Nuestros políticos, los veteranos y los recién llegados, llevan ya más de tres meses, desde el 20-D, mareando la perdiz a la espera de no se sabe qué milagro político capaz de interpretar la aritmética salida de las urnas.

El PP es la primera fuerza, pero sin pareja de baile

Sabíamos por Aristófanes lo mucho que la política le debe al teatro pero el teatro que estamos viendo estos días en España supera con creces el listón de la farsa. Nuestros políticos, los veteranos y los recién llegados, llevan ya más de tres meses, desde el 20 D, mareando la perdiz a la espera de no se sabe qué milagro político capaz de interpretar la aritmética salida de las urnas.

Mariano Rajoy parece que todavía no ha conseguido digerir que su magra victoria electoral no apareja una prórroga del inquilinato en La Moncloa. El PP es la primera fuerza, pero sin pareja de baile. Ciudadanos podría, pero no está por la labor. Quienes pese a sus notables diferencias programáticas (PSOE y Podemos, Sánchez e Iglesias), sí podrían sumar, resulta que no encuentran la ocasión para hablar y zanjar de una vez por todas la cuestión acabando con la milonga de las agendas que no cuadran. ¿Tantas cosas importantes tienen en cartera los ciudadanos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias? ¿Tan indeclinables son sus compromisos como para no aplazarlos hasta resolver de una vez por todas sí van o no a concretar algún tipo de acuerdo parlamentario?

Que se sepa, ni el primero tiene concedida audiencia en el El Vaticano ni al segundo se le espera en la Casa Blanca. Es de risa, si no fuera porque empieza a no tener gracia. Quizá la culpa de tanto postureo la tengamos los periodistas. Y más en concreto la televisión que día tras día emborrona las escaletas con inocuas noticias de ambos líderes tratados como "celebrities", alimentando estúpidas intrigas acerca del día previsto para reunirse y hablar de una posible alianza. ¡Tres meses después de las elecciones todavía siguen así! Ahora parece que puede ser el próximo miércoles y sobre esa expectativa correrán ríos de tinta y cconjeturas. Que sí a Sánchez le pierden las ansias de ser presidente; que si lo dicho por Ada Colau sobre Iglesias va a misa y el joven tribuno se ha creído que es Perícles; que qué va decir y cuanto va a tardar Albert Rivera en romper el pacto de Ciudadanos con el PSOE si Pedro Sánchez acuerda con Podemos.

Y así un día y otro día. No es serio. Tampoco lo es que tras la broma del gracioso que se coló en el teléfono de Mariano Rajoy haciéndose pasar por Carles Puigdemont, ahora resulta que ambos presidentes están a la espera de trabar una entrevista, pero ¡gran problema! Ninguno de los dos quiere dar el primer paso. ¡Pretenden que sea el otro quien llame a las puertas de Canosa! Y pensar que a todos ellos les pagamos el sueldo. ¡Cuánto teatro! Nos van a volver locos.
 

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