Felipe VI se olvida del Año Xacobeo y recuerda lo obvio

Ha sido un discurso de Navidad decepcionante. El rey Felipe VI ha dedicado la totalidad de sus palabras a recordar lo obvio sobre la crisis por la pandemia y los sufrimientos y esfuerzos de todos. No se ha atrevido a pronunciarse sobre la situación del rey emérito y ha olvidado el acontecimiento universal más relevante para 2021: el Año Xacobeo.
Un discurso en el que esquivó así una referencia directa a la situación de su padre. Ha sido un discurso donde el hijo antepuso la valoración del año horrible que hemos vivido por la pandemia y su inquebrantable defensa de los principios constitucionales y éticos. Por supuesto que los valores morales están por encima de cualquier consideración personal y familiar en todo cargo público, y en el de Jefe del Estado con mayor incidencia que en todos los demás.
Ha sido, por tanto, un discurso decepcionante si se esperaba una alusión explícita de reproche o condena al Rey emérito. Quizá desde la más alta institución no se puede hacer otra cosa que una referencia genérica a la primacía de esos valores, y la alusión familiar para muchos puede significar ese posicionamiento de Felipe VI. Pero ante un clima tan contaminado sobre el comportamiento del padre habría que haber reaccionado con una mayor carga en unas palabras que eran guardadas con interés por toda la nación. Pero, el hijo no podía señalar lo que es evidente desde el punto de vista judicial: que no existe ninguna causa en los tribunales contra Juan Carlos I, que además sigue protegido por la presunción de inocencia.Y, el Rey no podía realizar una condena explícita sobre quien fue su antecesor en la Corona de España.
Una complicada papeleta que el monarca ha saldado con un discurso centrado exclusivamente en los difíciles tiempos que vivimos y en los retos que nos esperan en los próximos años. Para algunos el Rey habrá visto reforzada su posición institucional y con ello a la monarquía que encarna; y, para otros, su silencio es síntoma de complicidad en el deterioro de una Casa Real que agota su existencia histórica.
No responde a la realidad sociológica que exista abierto en canal un debate sobre Monarquía o República. Los ciudadanos estamos ocupados solo en sobrevivir a esta maldita crisis sanitaria y en salir adelante de la otra crisis económica que nos ahoga cada día más. Y, en esto acertó Felipe VI al empatizar con unas palabras llenas de realismo y a la vez esperanzadoras y de confianza en la superación de estos amargos y críticos momentos.
La Fiscalía debe cerrar cuanto antes la investigación que realiza sobre las actividades económicas del rey emérito. Cuanto antes los ciudadanos tenemos que saber si existen indicios delictivos que justifican una querella o denuncia para que actúe un juez. Mientras tanto no se le puede exigir más al hijo que continúe ejerciendo con dignidad y solvencia la más alta magistratura del país. @mundiario