Felipe VI cumple 50 años sin que España posea todavía el Estatuto de la Corona

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La familia real está pendiente de un estatuto.

Zapatero, durante su mandato, afirmó que el PSOE no consideraba “prioritario” regular el acceso de los miembros de la familia real a empresas privadas, relaciones con entidades financieras y la transparencia y control parlamentario. Sin embargo, coincidía con el PP en que era preciso regular el fuero de la Casa Real y a quienes alcanzaba.

Felipe VI cumple 50 años sin que España posea todavía el Estatuto de la Corona

50 años de Felipe VI: Ni el PSOE ni el PP se han atrevido a redactar el indispensable borrador “Estatuto de la Corona” y, ante la necesaria reforma de la Constitución, todo indica que se pretende pasar de puntillas sobre la monarquía (que ni siquiera es un tema de debate en la agenda del ayer republicano PSOE). Que éste no sea el momento de tratarlo, no supone que los españoles no podamos reclamar el derecho a opinar que nos fue arrebatado durante la transición, impidiendo elegir realmente entre la forma de la Jefatura del Estado.

En España sigue sin afrontase la revisión de cuestiones esenciales, porque se entendía que no eran urgentes o que no era prudente abordarlas, según los casos. En lo que toca a la Monarquía, existe pavor a que toda reforma, que requiera el refrendo de los ciudadanos pueda acabar cuestionado la pervivencia de la propia institución. Y por ello nunca se llegó a abordar la caduca disposición sucesoria que prioriza al varón sobre la mujer, y que se incluyó en la Carta Maga casi exactamente en los mismos términos en que estaba redactado este esencial asunto en la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado. Pero la serie de acontecimientos que han producido en España desde la abdicación del que fuera sucesor del Caudillo a título de rey sitúan la necesidad de esa reforma en el centro del debate, por varios motivos, todos de semejante trascendencia y efectos.

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El futuro Felipe VI, en el Pazo de Meirás, con Franco.

La Constitución española sólo ha sido objeto de dos reformas puntuales (los artículos 13 y 135). El último intento de abordar el asunto se produjo a raíz delas manifestaciones del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien anunció en su discurso de investidura de 2004 su propósito de abordar cuatro reformas (la inclusión de las comunidades autónomas, el Senado, la inclusión de la Unión Europea y la sucesión a la Corona). Consecuencia de ello fue la elaboración por parte del Consejo de Estado, del que ahora forma parte el ex presidente, de un Informe sobre la reforma constitucional del que no volvió a hablarse.

Es cierto que la reforma que exige nuestra Constitución debe verificarse a través del procedimiento agravado previsto en el artículo 168, que requiere inexcusablemente disolución de Cortes y celebración de un referéndum nacional. Algunas fuerzas políticas ya pidieron que, tras la abdicación del Rey Juan Carlos I, se consultara al país sobre la continuidad de la institución que aquel encarnaba o la opción republicana. Fueron pocos, pero esas voces existen y representan el sentimiento de muchos ciudadanos, especialmente los más jóvenes.

El nuevo pacto constitucional

La reforma daría ocasión a las nuevas generaciones de refrendar el pacto constitucional. Es preciso devolver la palabra a los españoles, porque se deben superar, entendemos, las limitaciones que se impusieron como consecuencia de ese gran acuerdo para lo cual no sólo se arbitraron los mecanismos que  impidieron el debate y la formulación de alternativas, como la forma de constituir el estado y su jefatura, que era el anhelo de millones de españoles, sino que tanto la fórmula del Estado de las autonomías como la monarquía formaron parte de un todo sólidamente cerrado, sin que cupiera otra alternativa que aceptar eso o nada en el referéndum de 1978.

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Leonor, princesa de Asturias.

¿Qué pasaría si se les diera la voz a los españoles menos de 40 años que, en proporción mayoritaria, para pronunciarse sobre cuestiones como la propia monarquía, con capacidad efectiva de expresarse sobre la misma? Esta institución saldría realmente fortalecida si fuera como tal respaldada por la mayoría de los ciudadanos, pero con el riesgo de que también pudiera ganar la opción republicana. No es menos cierto que las recientes convulsiones que ha pasado España como resultado de las sucesivas elecciones entre finales de 2015 y el otoño de 2016 (cuando redactamos esta introducción) no priorizan abordar un asunto como éste, pero tampoco se puede olvidar como si no existiera tal debate.

La reforma puede regenerar la confianza de los ciudadanos en el sistema. En definitiva, la apertura de un procedimiento de reforma constitucional podría configurarse como un valioso instrumento para la regeneración democrática del país.

La Ley de la Corona

Y no debemos olvidar que está pendiente de desarrollar un “Estatuto de la Familia Real” o “Ley de la Corona”.  Dolores de Cospedal, como secretaria general del PP, en su día, al referirse al posible Estatuto de la Familia Real, dijo que “el asunto debe tratase con mucha tranquilidad y prudencia para buscar un acuerdo entre todos los partidos porque merece una reflexión pausada y no al socaire de una u otra noticia”. Pero el PSOE fue mucho más claro y directo que el PP a la hora de proteger a al Rey y su entorno. Para Elena Valenciano, sólo era preciso “elegir el momento adecuado para modernizar la monarquía”. Quedan muchas cuestiones que regular. El presidente Zapatero, durante su mandato, dejó claro que el PSOE no consideraba “prioritario” regular el acceso de los miembros de dicha familia a las empresas privadas, sus relaciones con entidades financieras y la propia transparencia y control parlamentario, como ocurre en otras monarquías, de los gastos de Palacio.

Desde hace tiempo, el PP y el PSOE estuvieron de acuerdo en redactar un texto que debería regular capítulos referidos al estatuto jurídico, funciones y fuero de la familia real, y, entre otras cosas, aclarar quiénes la componen. La única fuerza política que llegó a presentar una iniciativa en el Congreso en este sentido fue Izquierda Unida. El diputado Gaspar Llamazares registró una proposición no de ley sobre el Estatuto jurídico y fuero de los miembros de la Casa de Su Majestad el Rey.

Por su cuenta, Felipe VI ha ido dejando caer, por su cuenta –sin duda, adecuadamente asesorado para adelantarse a los acontecimientos- algunas medidas rápidamente difundidas, tales como que las infantas no podrán ejercer actividades privadas o que él o su familia han de ser prudentes a la hora de recibir regalos. No deja de ser algo apenas perceptible y simbólico.

Tres reyes

Es una curiosidad histórica  que en estos momentos España no tenga uno, sino tres reyes, dos vivos y un tercero, reconocido como tal a título póstumo, aunque nunca reinó, ni en consecuencia pudo transmitir corona alguna a su “sucesor” que nunca la fue. Los restos del Conde de Barcelona aguardan en el llamado “Pudridero” (la cámara donde se espera que los restos de los reyes y sus consortes se degraden para ser conducidos a los cofres del panteón de El Escorial) a que el cadáver permita encerrarlo en el lugar que tiene destinado en el Panteón de Reyes entre quienes lo fueron.

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Un rey efectivo, otro emérito y otro post mortem.

Se sabe que Don Juan pretendía, al renunciar a sus derechos históricos en la persona de su hijo, el heredero del general Franco como sucesor a título de rey, que se le otorgara un determinado Estatuto, que supondría no sólo seguir reconociéndolo como jefe de la familia, sino recibir honores y tratamiento de “Rey”. Pero tuvo que conformarse con el título que ya ostentaba y la jefatura o gran maestre de las cuatro grandes órdenes militares. No deja de ser paradójico que Juan Carlos I no otorgara a su padre lo mismo que le ha concedido a él su sucesor. @mundiario

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