Feijóo y Urkullu consolidan sus respectivos liderazgos frente a oposiciones atomizadas

Alberto Núñez Feijóo. / Twitter
Alberto Núñez Feijóo. / Twitter

Podemos prosigue su crisis, baja en el País Vasco y desaparece en Galicia, donde hace solo cuatro años encabezaba la oposición a través de la Marea. Vox y Ciudadanos no alcanzan el umbral mínimo de votos que se exige en Galicia para tener representación parlamentaria.

Feijóo y Urkullu consolidan sus respectivos liderazgos frente a oposiciones atomizadas

La fórmula política aplicada por ambos mandatarios cuenta con larga tradición y resultados contrastados. Sus respectivos partidos han gobernado cada uno en su comunidad toda la historia autonómica excepto en una legislatura –una y media en Galicia–, en ambos casos en favor del socialismo. Su impronta ha sido tan fuerte que han modelado a su gusto las propias instituciones autonómicas y algunas otras de carácter privado.

El PNV, la derecha nacionalista, ha pasado por todas las etapas, desleal con la Segunda República, tolerante con el terrorismo en la época de Goicoechea, soberanista con Ibarretxe, pragmático y eficaz con Urkullu. Talante moderado, posición política centrada y buena gestión son los ingredientes de la fórmula. Puede elegir socios, con toda probabilidad lo hará con el socialismo vasco, reeditando el actual Gobierno y reforzando el apoyo al Gobierno central.

Feijóo y el PP gallego continúan aplicando el modelo creado por Manuel Fraga, con ingredientes similares. Han conseguido ocupar la posición central de la política reduciendo a sus oponentes al espacio radical, han logrado la identificación de la autonomía con su modelo. El resultado de gestión, ofreciendo muchas sombras, evita el conflicto, habiendo mantenido señas de identidad territoriales suficientes frente al Gobierno central.

Sus rivales ayudan notablemente. Tanto en el País Vasco como en Galicia, la segunda posición la ocupa el nacionalismo, radical en el primer caso, moderado de izquierda en el segundo. En ambos territorios el socialismo es tercero. Ninguno de esos partidos cuestiona el modelo de país, que los ciudadanos como se ha dicho identifican con el grupo mayoritario.

Los resultados son preocupantes para UP, en declive imparable, lo cual no es malo para el PSOE. Si algo sorprende es que no haya sido capaz de beneficiarse de esa crisis en Galicia. Hay que recordar que desde la derrota de Touriño en 2009, el socialismo gallego ha porfiado en guerras civiles, sumisión incondicional a la organización central y carencia de liderazgo. Baste recordar que durante cinco años sus dirigentes han rehuido el debate parlamentario con Feijóo.

Los resultados no son extrapolables ni a otros territorios ni a otras convocatorias electorales. Muestran sociedades maduras y estables pero no conformistas como han demostrado en las elecciones locales y generales. Las sociedades maduras no escuchan cantos de sirena. Que en Galicia el BNG, de la mano de una excelente candidata, haya triplicado resultados puede indicar una tendencia de fondo. Pero falta mucho para que encabece un proyecto hegemónico. Tanto como cuatro años. @mundiario

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