El famoso procés resucita a un PP asfixiado por los casos de corrupción

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España. / Twitter oficial @marianorajoy
Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España. Twitter oficial

Otra de las consecuencias negativas del procés ha sido resucitar a un PP que parecía tocado y casi hundido con los nuevos datos de sus casos de corrupción.

El famoso procés resucita a un PP asfixiado por los casos de corrupción

Con el fracaso de la DUI y la deriva ridícula y grotesca que están tomando algunos episodios referentes al procés, tiene uno la sensación de haber entrado en esa atmósfera límbica, a la vez que inquietante, de la calma chicha.

No sé qué resultados deparará el 21 de diciembre, ni qué clase de pacto articulará un nuevo gobierno en Cataluña. Lo que tengo claro es que el procés ha ocupado demasiado tiempo mediático hasta el punto de que la corrupción del PP y de Convergència, para muchos españoles, ha pasado a ser a ser como un mal sueño, un acontecimiento finisecular, trasnochado, si se quiere, un incómodo dolor de barriga que se cura con las horas, un asunto que hay que infravalorar cuando lo que está en juego ahora es la integridad territorial del país.

Nos desayunamos cada mañana, eso sí, con las declaraciones de consulta psiquiátrica de un Puigdemont más español que nunca por su clara quijotización. Ve gigantes donde solo hay molinos. Columnistas y editoriales insisten en el machaque continuo a ese procés que ha tenido, siguiendo con Cervantes, más de retablo de las maravillas que de cosa verídica. 

Y mientras sucede todo esto, la presunta financiación ilegal del PP, así como los casos de corrupción de los colegas de Mariano Rajoy, pasan sibilinamente por los medios, con su telenovela chabacana y mal encarada, dejando cierto hedor a podrido, pero sin crear una alarma social como debería.

El PP ha aprendido algo de Zapatero; si controlas los medios, controlas a los electores. Y la crisis catalana nos ha hecho muy patriotas para una causa, pero imbéciles y niñatos para otra.  

Las arcas públicas han sido saqueadas sin ningún escrúpulo. El futuro feliz de muchos contribuyentes se lo han pasado por el forro muchos de los que se sientan ahora en el banquillo y que hace muy poco brindaban en Génova con la cúpula actual que nos gobierna.

Pero el análisis mediático pasa de puntillas en una España, noqueada quizá todavía por la crisis catalana, pero dirigida mediáticamente para que no se hable de lo que puede ser una de las mayores sangrías y escamoteos de dinero público que se hayan conocido desde Felipe, el Hermoso. Habrá que agradecerle a Puigdemont que el PP vuelva a ganar las elecciones. A lo mejor, muchos de sus acólitos están interesados de que así sea. 

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