Europa, cercana y grandiosa

Sede de la Unión Europea en Bruselas. / europa.eu
Sede de la Unión Europea en Bruselas. / europa.eu

La UE es el proyecto político más imaginativo que hemos conocido, y este domingo toca defenderla en las urnas de tantos enemigos externos e internos. Con sus defectos, a la mayoría de los españoles Europa nos sigue pareciendo cercana y grandiosa.

Europa, cercana y grandiosa

En vísperas de la adhesión de España a la Comunidad Europea una publicación me pidió un artículo sobre el evento y mi línea argumental partía de que, en aquellos días previos, la vieja Europa se veía “cercana y grandiosa”, título que recupero para este comentario en MUNDIARIO.

Cercana porque España ya gozaba de democracia plena y no podía tardar el día del   ingreso, como así fue. Grandiosa porque para los españoles de la época Europa era sinónimo de democracia y libertad, de cultura y nivel de vida. A mayores, la entrada en el Club europeo significaría el espaldarazo a la calidad de la democracia española, la exigencia de rigor a los gobernantes en la gestión económica y la llegada de ingentes recursos -lo sabemos bien en Galicia- para que España emprendiera la convergencia económica con los nuevos socios.

No tengo espacio para entrar en detalles. Baste decir que la construcción europea superó muchas dificultades y problemas y hoy es una realidad a la que la mayoría de los españoles consideran beneficioso pertenecer porque recuerdan, con el historiador Santos Juliá, que la vieja Europa fue destruida por las armas del nacionalismo imperial y fascista en dos guerras devastadoras y la UE es el antídoto para que eso no vuelva a suceder.

Pero la Unión vuelve a estar asediada hoy por enemigos externos sin escrúpulo, como Putin y Trump, y por enemigos internos, la ultraderecha y los populismos nacionalistas, que quieren destruirla, aunque ahora sin recurrir a las armas. Los ultras europeos mostraron su apetito desintegrador el sábado en la manifestación de Milán y se agrupan para entrar en el Parlamento con la fuerza suficiente para acabar con los principios que dieron origen a la propia Unión. 

Es verdad que el afán destructivo de la extrema derecha, de los populismos y nacionalismos es, en parte, resultado de errores cometidos por los gobernantes que durante la crisis no supieron buscar soluciones a los problemas ciudadanos. A veces incluso lucharon contra la idea misma de Europa a la que, parafraseando a Timothy Garton, consideraron como una gran Suiza y defendían con más ardor su poder en el gobierno de su “cantón” que el proyecto europeo.

Pese a todo, la UE es el mejor invento, el proyecto político más imaginativo que hemos conocido, y el domingo toca defenderla en las urnas de tantos enemigos externos e internos. Porque, con sus defectos, a la mayoría de los españoles Europa nos sigue pareciendo cercana y grandiosa. @mundiario

Comentarios