Este gobierno (PP) perjudica seriamente la salud (cívica) de los españoles

El Ejecutivo muestra tras 14 meses una labor con graves lagunas para el interés común y un catalogo de improvisaciones que comprometen seriamente el interés colectivo.
Este gobierno (PP) perjudica seriamente la salud (cívica) de los españoles

Dentro de las marea de indignadas batas blancas que inunda con frecuencia las calles de las principales ciudades españolas es muy habitual ver alguna pancarta que parodia la recomendación escrita en los paquetes de tabaco, “este gobierno perjudica seriamente la salud”.

Si nos atenemos a lo que sucede con una velocidad vertiginosa en lo cotidiano, no parece arriesgado concordar con tal parecer ampliando las reivindicaciones estrictamente sanitarias a la consideración de la salud en el sentido cívico. Es triste privilegio del gobierno conservador, pese a seguir haciendo uso más allá de lo juicioso como cortafuegos, el mantra de la herencia recibida, mostrar tras 14 meses una labor con graves lagunas para el interés común y un catalogo de improvisaciones, (el Gobierno de España las enumeran como medidas con cierta indulgencia), que comprometen seriamente el interés colectivo a medio y largo plazo.

La credibilidad de la clase política se ha hundido aceleradamente  en este último año agudizando la tendencia que venia arrastrándose en las encuestas desde hace varios  años. Otro tanto ha pasado con el deterioro de la calidad de vida ciudadana, con la degradación de los derechos sociales y civiles y con reversiones espectaculares en políticas  sensibles, educación sanidad o servicios sociales. El gobierno  que preside el Sr. Rajoy ha violentado la vida de los españoles con la excusa excepcional de inevitables esfuerzos para salir de un brete, orquestado en la distancia por quienes a la postre solo beneficios sacan del mismo, y para lo cual  incumplió de la a la z su programa, arrasando cualquier vestigio de desahogo y bienestar. Lo excepcional se ha convertido en un autentico estado de excepción económico. Bajo su imperio nadie levanta ya cabeza. Pese a ello, sin  el menor recato pontifica bondades que harán que el modo de vida sea mejor, (¿?). Mientras, avizora brotes verdes o luces al final del túnel cada semana… Desvaríos de frívolo optimismo que ferozmente censuró, y no sin razón, a su antecesor.

Todo ello siguiendo de forma acrítica las directrices (mandatos inapelables)  venidas de una Europa liderada por una Canciller escasamente dúctil. Enardecida en la gobernación de una Alemania que aparenta querer volver a su talante estrecho y vehemente de tiempos pasados. Quizás para hacer valer en todo su esplendor su reunificada soberanía, emancipada de las tutelas soportadas tras la derrota del nazismo. El Sr. Rajoy obnubilado por el déficit como único elemento de actuación para satisfacer a la cada vez más voraz lideresa alemana, olvida que durante su año y pico de mandato esta enviando al país a los niveles de los años 70 del pasado siglo, con emigración incluida, mientras la brecha es brutal entre las rentas saneadas y las deficitarias alcanzando cotas inimaginables e impropias de tantos años de esfuerzo de nivelación.

En su peligrosa miopía el gobierno conservador no parece tomar cuenta cabal de la realidad en la que se proyecta.  Entusiasmado por el simple echo de verse a si mismo y sus oropeles, atiende sus prioridades ideológicas y sus servidumbres solventadas con recortes inhumanos y rescates bancarios. Pero desconoce el pulso real del país. Pese a que se incendia la contestación en las calles, su insensibilidad o ceguera solo reaccionan a remolque del momento cuando este se hace insoportable, caso de la Iniciativa Popular debatida en el Congreso y donde no seria osado pensar que la toma en consideración se vio influida en ultima instancia  por el bocinazo trágico de un doble suicidio ese mismo día provocado por un desahucio. Solo en tales circunstancias asoman la cabeza de debajo del ala de su mayoría arrogante. La corrupción que indigna transversalmente a todo el país, también aparenta afectar a la presidencia, aunque su honorabilidad se le presupone. Una presidencia incapaz de poner orden en los comportamientos de algunos de sus ministros, del partido que dirige y de determinados funcionarios del mismo que todo apunta están seriamente comprometidos en tramas muy poco edificantes  que afectan a la vida del partido que sustenta el gobierno. Todo ello, grave motivo de escándalo internacional reflejado en la prensa mundial con evidente  menoscabo de los intereses de España.

Solo anda ágil el gobierno conservador en el indulto a personajes cuyos antecedentes inducen a colosales dudas. Y para  acallar el descomunal escándalo que acompaña tales actos, a regañadientes accede a no penar a una desdichada, que acuciada por necesidad extrema, realiza un acto ilegal por menos de 190 euros. Pero se obstina en mantener encerrado a un joven vigués haciendo oídos sordos a todas las peticiones que avalan su rehabilitación e integración en la sociedad y cuyo delito hace años, fue haber trapicheado unos gramos de heroína. Menos mal, que según el Jefe del Estado la justicia es igual para todos en este país como muy bien puede acreditar Doña Cristina de Borbón.

Quizás el clamor de las batas blancas por las calles españolas, “este gobierno perjudica seriamente la salud” en sentido lato, lamentablemente no ande muy desencaminado...

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