¿Cabe esperar responsabilidad moral de nuestros políticos en este momento?

Manzanas. / yalosabes.com
Manzanas. / yalosabes.com

¿A los políticos que hemos elegido en las urnas, les importa la responsabilidad moral en las decisiones que han de tomar en favor de sus ciudadanos? 

¿Cabe esperar responsabilidad moral de nuestros políticos en este momento?

"Aprendí que la valentía no es la ausencia del miedo, sino el triunfo sobre el miedo. Las convicciones fuertes son el secreto para sobrevivir"

                                                                                                                                     Nelson Mandela

Qué alejado se está de las caídas y del tiempo, cuando se roza el poder, omnímodo y engañoso. Qué alejada consciencia de los irreparables daños que se han de causar en los hombres, que no somos más que números, en la contabilidad de los políticos y los poderosos. Y… qué lejos de las ideologías, de las siglas, de las opciones, se halla la verdad pura y libre. Ese concepto tan infeliz, íntimo, antiguo y denostado que es la responsabilidad moral.

Hay decisiones que mueven el mundo. Que se toman al amparo de gélidos intereses, en despachos lujosos, en medio de estrategias que seduzcan los mercados y el dinero. También hay decisiones que mueven el mundo "solo para unos pocos…" alejadas de las conciencias, las lágrimas y la pobreza que molestan.

Pero además, hay decisiones que cambian el curso de la historia en los países. Que presuponen una herencia moral a las generaciones que han de venir; una transición humanista, que siente los cimientos de una sociedad preparada, integrada, igualitaria, de convicciones fuertes, generaciones sin miedo a ser libres.

A los políticos que hemos elegido en las urnas ¿de verdad les importa la responsabilidad moral en las decisiones que al amparo de ley y la razón, han de tomar en favor de sus ciudadanos? O bien, perdidos en sus ambiciones personales, dan la espalda al coraje diario de vivir, afrontando la profunda inestabilidad política, económica y moral de una sociedad, que ayer se sintió orgullosa de su impecable transición hacia la democracia.

¿No es la realidad presente, la oportunidad para sentar los cimientos de una nueva integración? ¿Dónde hemos dejado la inteligencia que nos lleve a valorar las cualidades de los compañeros en el tablero de las ideas? ¿Dónde la generosidad de acoger lo mejor de cada proyecto en la búsqueda de soluciones dentro de nuestro ordenamiento jurídico?

¿Dónde quedan las legítimas prioridades del pueblo? Y… ¿dónde la lealtad de nuestros representantes, que han de escuchar nuestra voz?  O… Tal vez todo es mentira y, como reza el Tango: No pienses más, siéntate a un lado que a nadie importa si naciste honrado.

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