Aguirre dice que el desempeño de cargos debe de ser temporal, aunque ella estuvo tres décadas

Los partidos encubren a los políticos corruptos hasta que estos se quedan sin defensa como ahora sucede con Bárcenas del que Aguirre dijo que desconocía sus prácticas.
Aguirre dice que el desempeño de cargos debe de ser temporal, aunque ella estuvo tres décadas

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Esperanza Aguirre en un acto del PP de Madrid   vía Compfight

La corrupción se ha convertido en un pozo sin fondo que cada día que pasa nos sorprende con casos nuevos que repugnan a la sana y cívica inteligencia. Es verdad que no todos los políticos son corruptos, pero no es menos cierto que cada vez son más. Los honestos entre la clase dirigente caben en un taxi como decía la prestigiosa periodista y tertuliana Victoria Prego, respondiendo a Esperanza Aguirre en los desayunos de la primera de TVE. La ex presidenta de Madrid presumía una y otra vez de honestidad, hablaba en primera persona de plural "nosotros los honestos, los primeros indignados". Vamos a sacar a la lideresa de la sombra de sospecha sobre su posible enriquecimiento personal. Al menos de momento no se han detectado o no se conocen indicios. Pero hay algo de lo que no se puede librar esta política y es de las contradicciones en las que incurre, que dejan al descubierto posibles comportamientos de connivencia o simples pero ruborizantes fallos de ética en los que un honesto servidor público, como a ella le gusta definir al político, no debiera caer.

La temporalidad

Aguirre pregona que el paso por la res pública debe ser temporal, pero no le fija fecha. Ella estuvo 30 años. Dice también que desconocía estos casos de corrupción surgidos en el seno de las filas "populares" porque no está en los frentes específicos de la organización. Infumable el argumento, sobre todo en una persona de una agudeza y olfato especiales y ahora metida, además, a caza cerebros. Le preguntan por los indultos y responde algo parecido "no hice seguimiento de estos casos, únicamente puedo decir que yo he pedido el indulto para Carromero". Es muy buena fajadora, tiene muchas tablas, es avispada e inteligente, pero la integridad de la que presume presenta agujeros. Es la estrategia del descuelgue que se utiliza según convenga. Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Parlamento español, decía "esta persona" al referirse ayer a Luis Bárcenas, como que le costaba trabajo dirigirse a él por su nombre y apellidos.

Balones fuera

Los primeros espadas del Partido Popular echan balones fuera y dicen que ese hombre ya no está en sus filas cuando otras fuentes atestiguan que hasta ahora circulaba asiduamente por la sede de la formación política en la calle Génova. Esperanza Aguirre, que ha estado y está en los frentes de decisión, tanto del partido como de la comunidad madrileña, manifiesta que ella nunca intuyó que Bárcenas estuviera amasando dinero cuando, por otro lado, se dice que pagaba sobresueltos a dirigentes de dicha formación. La evidencia es que los partidos protegen a los corruptos hasta que éstos ya no tienen defensa. Ejemplos sobran. Al valenciano Francisco Camps se cansó Rajoy de lavarle imagen, lo mismo que ocurrió con el tesorero Bárcenas en torno al cual todas las figuras del PP cerraron filas en su momento. La videoteca no engaña. Recurriendo al lenguaje informático, en España hay que resetear el sistema. Y pronto. Es mucha hora.

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