España, un país turístico con una pandemia fuera de control en plenas vacaciones

Mascarilla. / Amazon
Una joven con mascarilla. / Amazon
Multiplica por varios dígitos la incidencia que registran Italia, Alemania o Reino Unido, mientras los responsables autonómicos arrojan cifras para intentar demostrar lo mucho que hacen. Cifras que pocos periodistas se toman la molestia de contrastar, y que son desmentidas por una realidad dramática.
España, un país turístico con una pandemia fuera de control en plenas vacaciones

El Presidente del Gobierno ha decidido acortar sus vacaciones y reincorporarse a la actividad plena hoy viernes, en un gesto que le honra tanto cuanto pone en evidencia a la mayor parte del mundo político español, inmerso en unas vacaciones como si no hubiese un mañana. Responsables ministeriales no se recatan en declarar en público que la situación epidemiológica está fuera de control en muchos lugares, mientras los jueces deciden interpretar de forma restrictiva las competencias legales para hacerle frente. En paralelo, el Congreso se desentiende de cualquier reforma legislativa para crear un marco jurídico fiable y se suma a las vacaciones.

Multiplicamos por varios dígitos la incidencia que registran Italia, Alemania o Reino Unido, mientras los responsables autonómicos arrojan cifras para intentar demostrar lo mucho que hacen. Cifras, lamentablemente, que pocos periodistas se toman la molestia y el tiempo de contrastar, y que, en todo caso, son desmentidas por una realidad dramática.

De golpe, a finales de agosto, crece la preocupación por el comienzo del curso académico. Consejeros autonómicos varios nos ilustran con cifras: uno ha ordenado la adquisición de cientos de miles de ordenadores (Cataluña), pero ocurre como con las mascarillas en marzo, hay mucha demanda y sin plazos de entrega. Otros hablan de una enseñanza semipresencial que no está estudiada (Murcia). Alguno presume de contratar a 250 profesores para auxiliar a 40.000, es decir el 0´6% de refuerzo (Galicia). Otro defiende la presencialidad mientras le corrige su colega de Sanidad (Madrid). El Ministerio, un cascarón vacío de competencias, navega en declaraciones etéreas. Los dos mil millones de euros que el Gobierno central prometió entregar en primavera a las comunidades autónomas, precisamente para preparar el comienzo del curso, se han perdido en el debate.

Los sindicatos madrileños convocan una huelga precipitada, en el marco de una campaña desaforada contra el Gobierno autonómico, a la que se apuntan a diario algunos de los principales medios de comunicación impresos y audiovisuales. Sin duda allí se han cometido errores pero el tratamiento informativo es notoriamente diferente del que se dispensa a otras Comunidades con problemas similares o peores. Que la epidemia no distraiga de la lucha política sin cuartel.

Cualquier profesor o Director de un centro de enseñanza al que se consulte, transmite la misma opinión: nada sabe, la improvisación es la norma, la ausencia de recursos predomina y ante las preguntas básicas no hay interlocutor. Las autoridades educativas se escudan en las sanitarias y éstas atienden problemas más urgentes. Refuerzo de los procesos de limpieza e higiene, tamaño de las aulas, protocolos de atención, personal de refuerzo, son incógnitas en la mayor parte de los centros de enseñanza de la red pública. Mientras el Secretario General de la ONU y numerosos expertos alertan del riesgo de que la ausencia de escolarización lastre gravemente las oportunidades de una generación, las autoridades contemplan perezosamente el final del verano.

Hablamos de una catástrofe anunciada aunque podríamos hablar de la incapacidad para hacer frente a la nueva oleada del virus. Hace meses los rastreadores parecían ser determinantes para prevenir. No los hubo en su momento y ahora cuando preguntan los medios se escuchan opiniones sorprendentes. En Madrid se han externalizado unos cuantos, en cifras que no resultan significativas para obtener resultados. En Galicia se habla de 6000, lo que superaría cualquier parámetro mundial conocido. Aun así la prensa no pregunta ni indaga. Incluso la oposición tardó días en preguntar lo obvio: dónde están. Quince días más tarde, entre líneas, sabemos la respuesta: no sólo no existen, sino que quienes fueron considerados como tales ni se habían enterado. Un país de sonámbulos mientras la gente enferma y muere.

En la primavera, Italia llegó a tener indicadores peores que España. Algo aprendió, pues ahora son mucho mejores. En España nadie se toma la molestia de explicar por qué volvemos a batir el record de contagios en Europa, con gran alarma de todos los países que han decidido boicotear el turismo hacia nuestras costas. Las consecuencias ya no son aplazables. El subsidio que iba a garantizar el bienestar de cientos de miles de familias, ha naufragado en la burocracia antes de comenzar a surtir efectos.

Ciegos ante la evidencia, sordos ante el clamor, los españoles caminamos hacia un desastre social y económico, tal vez también cultural y educativo, del que tardaremos mucho en recuperarnos. @mundiario

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