España está igual o peor que el 20 de diciembre

España.
España.

Parece el cuento de nunca acabar, porque desde el mes de diciembre, para nuestros políticos y para nuestros líderes de opinión mediática parece como si nuestra realidad social se hubiera borrado.

España está igual o peor que el 20 de diciembre

Desde el 26J estamos debatiendo temas de tan “candente actualidad” como el de los errores demoscópicos que despistaron a unos y a otros para el enfoque de sus respectivas campañas. Y sobre la aritmética electoral y de escaños para ver “quién gobierna y con quién”. Y parece el cuento de nunca acabar, porque desde el mes de diciembre, para nuestros políticos y para nuestros líderes de opinión mediática parece como si nuestra realidad social se hubiera borrado. Con nuestros parados, nuestros empleos basura, nuestras familias y niños al borde de la pobreza, las decenas de dependientes a la espera de atención y soluciones, los 12.000 trabajadores de la Sanidad Pública retirados del servicio entre 2009 y 2014, y tantas y tantas situaciones apremiantes… Es como si alguien hubiera ordenado: “Cállate, España, que van a hablar los políticos”.

Y así, tuvimos que asistir al circo sin pan de los fracasados avatares para crear gobierno, porque unos no se gustaban a los otros, sin que hicieran el esfuerzo –siquiera por nosotros- de fijarse en algunas soluciones que habrían podido enmendar los yerros que tanto criticaban; paralizar medidas que nos van despeñando, con el implacable silencio de la burocracia, hacia situaciones que dañan el presente y arruinan el futuro. Y generar empleo, y devolvernos el secuestrado Estado de Derecho. Todo eso podrían haberlo puesto en marcha aquellos que habían prometido un cambio, y decían que traían las soluciones. Y los españoles –lo juro- nos habríamos conformado con un proyecto realista y concreto, que en estos seis meses hubieran sacado de la miseria a un primer puñado de los nuestros, y hubiera puesto de nuevo en pie derechos, dignidad y esperanzas. Pero no fueron capaces de hacerlo.

Y pasada esa malhadada y trágica sesión de circo, en la que los leones se comieron a los domadores, nos tocó pasar por otra etapa estéril y estúpida, en la que –por favor, repasad toda la avalancha producida en ese período por los “medios de masas” y por las redes sociales- nos olvidamos de los males que sufren los españoles. Los españoles que trabajan o quieren trabajar, por supuesto, porque los que especulan con la terrible realidad han continuado engrosando la lista de millonarios… Durante la pre-campaña y campaña electoral la polémica más ardiente ha estado en quién sobrepasa a quién: “os vamos a mojar la oreja”, “contigo no voy a pactar ni borracho”, “vamos a ganar, vamos a ganar, vamos a ganar”… Esto último lo repetían todos, olvidándose de que quienes tenían que ganar no eran ellos sino los españoles.

Y el Pueblo finalmente ha hablado con su voto y su abstención. Curiosamente, en mayor o menor medida, los tres partidos y coaliciones que ante el 20D habían prometido al Cambio son los que han perdido votos. Un castigo merecido porque no fueron capaces de traernos ese cambio prometido. Ahora andan desorientados, sin explicarse –o sin atreverse a explicarnos, o a admitirnos- lo que ha pasado. Y no son capaces de reconocer lo que tienen delante de sus ojos: una España maltratada por una medicina inadecuada a su enfermedad, y determinados intereses medrando a causa de ese maltrato. Y quien gana votos es la derecha, en parte porque quienes se abstuvieron o desviaron sus votos para que no gobernara el trágico modelo de Rajoy, han recurrido a ese tan español “virgencita que me quede como estaba”, temerosos de que la demostrada falta de responsabilidad y de consistencia se apoderara del gobierno. Y en parte porque una parte de los que creyeron en el Cambio se han ido a la abstención. Más de 1,6 millones de votos han perdido los “partidos del cambio”.

Y ahora, de nuevo sin pensar en España y en los españoles, vuelven las quinielas de ver de qué modo van a continuar gobernando quienes nos buscaron la avería, con la abstención de quién, con el apoyo de quién, y tratando de evitar unas terceras elecciones. Para que todo siga igual.

Y los tres del cambio no se dan cuenta de que aún tienen en su mano la posibilidad de ponerse de acuerdo para evitar que se profundice el hundimiento del Estado Social de Derecho, y para adoptar medidas realistas y concretas que nos encaminen a soluciones y nos libren de cuatro años más de debacle social. Si mal no recuerdo, la última vez que parecía que iban a negociar algo para nosotros, había 200 medidas concretas, con 20 en discusión. ¿Por qué no comienzan realistamente la historia donde la dejaron y hacen algo por nosotros? Nos lo deben. Y que no se olviden de que suman 188 escaños. ¿O es que en realidad no se atreven?

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