España homenajea en Francia a Juan Romero, el último testigo español de Mauthausen

Juan Romero, 101 años y último superviviente de Mauthasen. / cordopolis.es
Juan Romero, 101 años y último superviviente de Mauthasen. / cordopolis.es
Se trata de un superviviente de los campos de concentración nazis y acaba de recibir de manos de la vicepresidenta del Gobierno que preside Pedro Sánchez el reconocimiento del estado español a una vida, la suya, de lucha y entrega a una causa.
España homenajea en Francia a Juan Romero, el último testigo español de Mauthausen

Tal vez los que somos hijos de personas que han estado internadas en un campo de concentración –mi padre lo estuvo en uno instalado en Francia– tengamos una especial sensibilidad hacia todo cuanto significa la libertad y el reconocimiento a una trayectoria que, en el caso de mi progenitor, se inició cuando tan solo contaba 17 años de vida y en medio de una tan cruel guerra como fue la de 1936-39 en España.

Tal vez por esto ha tenido para mí una especial significación –tardía y como forzada, pero especial– el reconocimiento que el Gobierno español de Pedro Sánchez ha hecho en Francia a un ciudadano español residente en el país galo desde su liberación en una de los peores campos de exterminio que los nazis tenían en una Europa que no repudió el nazismo en toda su extensión.

Juan Romero tiene en la actualidad 101 años. Aparentemente está bien. Diría que muy bien. Y recibió –creo que en su domicilio francés, ya que nunca regresó a España, su país de nacimiento– el reconocimiento de sus compatriotas españoles  porque su entrega a aquellos que en su momento le tuvieron como compañero en la lucha con el golpe de Estado propiciado desde la cúpula militar de la época no tiene duda. Sus conciudadanos franceses durante los últimos 70 años le acogieron con orgullo y que España y los españoles le hayamos recordado en vida, ahora, no fue otra cosa  que una prueba de agradecimiento y complicidad tras un tiempo en el que ayudó a la resistencia francesa en contra del régimen hitleriano o nazi que algunos franceses –la Francia de Vichy, especialmente– habían asumido como inevitable o por concordancia con ellos (alemanes ha habido y posiblemente haya todavía, que sin pudor alguno cantaban las excelencias nazis al grito de "¡heil Hitler!", como aquí, en España, se cantaban las del franquismo al de "¡Arriba España" o "¡Viva Franco!".

Romero es un superviviente de los campos de concentración nazis y acaba de recibir de manos de la vicepresidenta del Gobierno que preside Pedro Sánchez el reconocimiento del estado español a una vida, la suya, de lucha y entrega a una causa. Un reconocimiento que tal vez llega tarde, pero que ha llegado. Y se le tributa cuanto todavía en muchos lugares de España -especialmente en las paredes de iglesias, se expresa el agradecimiento a quienes lucharon por Dios y por la Patria, siempre desde las filas de un Ejército victorioso (para quienes así lo proclaman) que para nada tienen en cuenta la entrega derrochada por su convicción republicana en la defensa de lo que fue, sin duda, la legalidad de aquel tiempo. 

Guardar bajo siete llaves esas lápidas con los nombres de únicamente los vencedores, es el mejor homenaje que los españoles de hoy podemos tributar a aquellos que jamás han tenido la oportunidad de recibir una mínima parte de lo mucho que dieron a sus conciudadanos y a su patria, equivocados o no, porque tan españoles han sido unos como otros y aquí solo se ha tenido en cuenta a los "vencedores" del 1 de abril de 1939. @mundiario

Comentarios