España: Falta un Piqué en el PP, un Felipe en el PSOE y un Pujol en CiU

Juan Carlos I y Mariano Rajoy.
El rey Juan Carlos y el presidente Mariano Rajoy.

En la calle son insistentes los rumores sobre la abdicación del Rey Juan Carlos, lo cual no es bueno para nadie; menos aún para el dinero y la economía. ¿Es posible recuperar la estabilidad? 

España: Falta un Piqué en el PP, un Felipe en el PSOE y un Pujol en CiU

Falta un Piqué en el PP, un Felipe en el PSOE y un Pujol en CiU. Ni siquiera está el Rey en forma para crear buen rollo. Pero el futuro político y económico no se construye con la nostalgia del pasado.

A Mariano Rajoy le ha sentado bien estar de vacaciones. Está más animado ante la recuperación económica, si bien es consciente de que una cosa es volver a crecer y otra, muy distinta, diluir seis millones de parados. No lo dice pero sabe, como cualquier persona informada, que la justicia puede tocarle la cara, y lleva muy mal la situación de Cataluña, donde tanto el Gobierno como el PP carecen de un discurso con capacidad de seducción para la mayoría de los catalanes. Tampoco dispone Rajoy de personas capaces de crear ese discurso y de interpretarlo públicamente. Una misión difícil –casi misión imposible- que sólo alguien como Josep Piqué podría escribir y escenificar. O al menos intentarlo.

Está en juego el futuro de España –Cataluña representa un 20% de su economía y muchas cosas más, obviamente-, sin que nadie se atreva a salir al paso con una acción política en positivo. Falta un Piqué en el PP, un Felipe en el PSOE y un Pujol en CiU. Ni siquiera está el Rey en forma para crear buen rollo. Pero el futuro no se construye con la nostalgia del pasado.

También es evidente que está pasando algo en Madrid. Algo importante. El estado de salud de Juan Carlos I, convertido en una gran noticia por la propia Casa Real –algo inusual-, no sólo tiene un significado médico y/o personal. Es todo un acontecimiento en un país en crisis, amenazado por la secesión de Cataluña y sujeto a graves casos de corrupción, que afectan, directa o indirectamente, a las principales instituciones del Estado, así como a los dos grandes partidos que se han ido alternando en el poder en los últimos años.

Si no sabe irse a tiempo, el Rey de España corre el riesgo de pasar a la historia por estos últimos años, nefastos, cuando en realidad realizó un buen papel durante mucho tiempo, hasta convertir al juancarlismo a personas y grupos de orientación republicana. Su hijo Felipe está preparado para ser rey pero el padre se lo está poniendo difícil, en un momento en el que la situación personal de Felipe con la princesa Letizia se puede complicar más.

Hace ya unos años, el príncipe me dijo durante una conversación publicada en la revista Capital, mantenida en México D.F., que si él tomase nota de todo lo que ve, podría escribir un libro para competir con Gabriel García Márquez. Pero al paso que va, si alguien no lo remedia, podría terminar compitiendo con la trágica y talentosa vida de Edgar Allan Poe.

Conclusión: todo parece indicar que al país le sentaría bien hacer la sucesión en el primer momento que la situación política y socioeconómica lo permita, a sabiendas de que en Madrid se empieza a decir que este último trimestre se va a notar una mejoría en la economía. Menos alentador es el panorama político, entre otras razones porque ha coincidido la peor plantilla de políticos, en todos los grupos, de la democracia.

El jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, ha descartado con rotundidad y gesto serio cualquier hipótesis de abdicación. Ya veremos. Sobre el papel, caben dos opciones: la más normal, que Juan Carlos decida marcharse, y la menos probable, que sea inhabilitado por decisión de las Cortes en caso de que no pudiera desempeñar las funciones propias de su cargo, lo cual daría paso a una regencia.

Sea como sea, en la calle son insistentes los rumores sobre la abdicación, lo cual no es bueno para nadie; menos aún para el dinero y la economía. @J_L_Gomez

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