En España están surgiendo partidos provinciales que pueden dificultar la gobernabilidad

Gonzalo Pérez Jácome. / Paula Lodeiro
Gonzalo Jácome, alcalde de Ourense. / Paula Lodeiro
A los movimientos de ese tipo en algunas provincias pequeñas se suman las favorables expectativas para grupos nacionalistas como el BNG o el PNV.
En España están surgiendo partidos provinciales que pueden dificultar la gobernabilidad

En España están surgiendo movimientos políticos locales y provinciales que pueden dificultar la gobernabilidad del Estado tras las próximas elecciones generales, lejos de recuperarse la centralidad política asociada al bipartidismo del que se beneficiaron PSOE y PP, alternándose en el poder. A los movimientos de ese tipo en algunas provincias pequeñas se suman las favorables expectativas para grupos nacionalistas como el BNG o el PNV.

Ahora en el Congreso, los partidos que no son nacionales (PSOE + PP + Ciudadanos + Vox + Unidas Podemos) suman 41 escaños. Pero todos los sondeos que están apareciendo indican que este colectivo llegará a 46-50. Si eso fuese así o la tendencia se acentúa, quedarían unos 300 escaños para los partidos nacionales y en esa ecuación sería muy difícil que ninguna formación, o la suma de dos, alcanzase los 176 diputados necesarios para la mayoría absoluta. A las actuales dificultades para gobernar se sumarían otras, alejando cada vez más el retorno al bipartidismo.

Curiosamente, al menos en público, casi no se habla de este asunto; tampoco de las consecuencias para la gobernabilidad de España. Pero todo indica que los movimientos políticos de Teruel, Ávila, Ourense ... junto con la subida del BNG y el PNV, explican este incremento. Podría tratarse de un fenómeno transversal, al que se sumaría el movimiento político que encabeza el controvertido alcalde de Ourense. Como informó La Región, Democracia Ourensana (DO), la formación que lidera el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, ha anunciado que no repetirá "un pacto supramunicipal" con el PPdeG –véase el acuerdo de los últimos comicios de 2020– y que tiene la intención de concurrir a las futuras convocatorias electorales estatales y autonómicas.

Además, está el efecto de los llamados votos perdidos, aquellos que irán a grupos que no alcancen escaño, pero que resta votos a otros partidos, de ahí le petición de Pedro Sánchez a Yolanda Díaz para que integre a las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE.

Pedro Sánchez bendice el espacio de Yolanda Díaz a la izquierda del PSOE porque el presidente del Gobierno y líder del PSOE ve "importante" un espacio de unión a su izquierda para tener a "todo el espacio progresista en plena forma". El jefe del Ejecutivo también plantea una reforma de la Constitución en derechos como la salud, igualdad o la economía verde, consciente de los problemas que hay en la llamada España vacía.

En la cúpula socialista, según ha sabido MUNDIARIO, son "conscientes" de este problema que algunos expertos ven "real", por lo que no habría que descartar que algunos grupos provinciales emergentes sean invitados a integrarse en las listas del PSOE, un partido que ya tiene experiencias de ese tipo en algunas comunidades, como Canarias. @mundiario

Claves de fondo

El término España vaciada hace referencia a las zonas de España que sufrieron emigraciones masivas durante el denominado éxodo rural de los años 1950 y 1960, que a comienzos del siglo XXI abarcan el 90 % del territorio español.

El escritor Sergio del Molino publicó en 2016 un libro de título España vacía, en el que hacía un análisis de la situación de buena parte de la España interior.

Partiendo de esa idea, posteriores análisis reinvindicativos hablaron de que esa parte de España no está solo vacía, como que sucesivas políticas de todo signo la estaban vaciando, no solo de población sino de acciones para cortar esa sangría. Por tanto, como constata la Wikipedia, hay una acción, o mejor una no actuación sobre esa España. Está por verse su traducción en escaños.

El concepto nace, por tanto, como un marco reivindicativo ante el olvido de los pueblos y su supeditación al desarrollo urbano, y de hecho sería el lema que se defendió en las marchas que comenzaron en el año 2019 por la visibilización y contra el abandono de las zonas rurales, una revuelta campesina como ellos mismos la denominaron. 

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