¡Aquí se espía!

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès durante la reunión en el Palau de la Generalitat, Barcelona. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès durante la reunión en el Palau de la Generalitat, Barcelona. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa

Cuestionar que el CNI cumpla su misión es pueril y no tiene recorrido. El nacionalismo catalán ha puesto en valor sus escaños mientras recomponía relaciones entre ERC, JxCat y CUP.

A estas alturas deberíamos estar acostumbrados a la capacidad para la performance del nacionalismo catalán, a su acreditada sobreactuación al servicio de tensionar las relaciones con el Gobierno estatal. Y aun así nos sorprenden día a día, fundamentalmente por la disposición de los medios a recoger cualquier aspaviento sin contextualizarlo debidamente.

La última actuación se basa en un informe fabricado ad hoc y publicado en una prestigiosa revista norteamericana, según el cual habrían sido espiados los teléfonos de más de 60 personas vinculadas al procés, un término que estaba perdiendo lustre y que vuelve a ser noticia. El presunto autor sería el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la estructura del Estado que capta, analiza y difunde la información necesaria para que el Gobierno pueda adoptar decisiones referidas a la seguridad del Estado. Está dotado con 320 millones de euros anuales, depende del Ministerio de Defensa y en otros cometidos sostiene el Centro Criptológico Nacional. En sede parlamentaria la ministra Margarita Robles ha negado que cualquier actuación del CNI se produzca al margen de la ley y ha retado a los acusadores a acudir a los Tribunales, lo que harán en los próximos días.

Hasta ahora parecería obligado, no solo lógico, que los responsables de provocar un intento de secesión territorial con graves disturbios incluidos, hubiesen sido investigados con todos los recursos disponibles. Si además en ese intento buscaban la complicidad de potencias extranjeras como Rusia, lo que parece estar demostrado, la necesidad de recabar información fidedigna para el Gobierno se incrementa. Parece una obviedad que así debe hacerse y, por tanto, es improbable que los afectados no fuesen conscientes en todo momento.

excusa para confrontar con el Gobierno

De modo que el presunto escándalo sería en realidad una excusa más para confrontar con el Gobierno central, poniendo en valor los escaños de los tres partidos nacionalistas catalanes y amenazando al Gobierno con una derrota parlamentaria. Derrota que en todo caso nunca se produciría pues aunque otros muchos aliados del Gobierno se han sumado a las alharacas y han posado para los medios exhibiendo su indignación, no han dejado de votar con el Ejecutivo. Saben todos, también ERC, que el actual Gobierno es su mejor paraguas frente a las inclemencias de la oposición mientras que al tiempo su relativa debilidad obliga a Sánchez a efectuar concesiones de continuo. Pero también sabe Pedro Sánchez que sus aliados nunca le dejarán caer por muchas declaraciones enfáticas que hagan contra él, comenzando por Unidas Podemos que todavía sigue en el Gobierno. Por no hablar de la vicepresidenta Yolanda Díaz, válida para recabar votos en la izquierda no socialista para apoyar al PSOE, incluso para hacerlo desde dentro de las candidaturas socialistas.

Como ocurre en cualquier espectáculo, la recepción que hace el público de esta representación no es exactamente la que desean el Gobierno o  la oposición. Hemos visto que ante la protesta del Presidente catalán, el Ministro de la Presidencia ha corrido a Barcelona y se ha prestado a una escenografía humillante para prometer algunos cambios cosméticos que de inmediato ha abordado la Presidenta de las Cortes. Esta, arrinconando su función arbitral, se ha prestado a cambiar de un día para otro el procedimiento para constituir la Comisión parlamentaria que conoce los fondos reservados y los asuntos de inteligencia del Estado, que se ha mantenido durante décadas. Con ello ha demostrado que si durante los tres últimos años no se ha constituido es simplemente porque no interesaba. Son imágenes de debilidad gubernamental frente a la presión o chantaje de sus aliados.

En paralelo se han filtrado algunos datos, por ejemplo que el número de investigados se reduciría a 17 y que todos los supuestos habrían seguido el cauce legal previsto. Los partidos nacionalistas han reaccionado airadamente ante esa justificación, pidiendo la dimisión de la Ministra de Defensa, lo que no lograrán, y anunciando una nueva investigación sobre más de un centenar de posibles casos. Pese a todo, el episodio se acerca a su final, pero ha servido para que ERC recomponga relaciones con JxCat y la CUP, frente al siempre perverso Gobierno central, un tópico de su discurso.

El PSOE y el apoyo del PP

El PP se apresuró desde el principio a mostrar apoyo al Gobierno en dicho episodio. Pero el Gobierno ni necesitaba ese apoyo ni le convenía. Pese a lo que se dice con frecuencia, al PSOE ni le interesa ni le conviene recibir el apoyo del PP en ningún asunto. Es parte del cemento que une la coalición parlamentaria que lo sostiene, todos unidos frente a la derecha. Mientras que al PP, en la coyuntura actual, solo le conviene apoyar al Gobierno cuando este carezca de mayoría suficiente. Por ello los populares no debían apoyar la convalidación del Real Decreto Ley de medidas urgentes frente a la crisis energética. Si sus votos no eran necesarios entonces eran prescindibles.

La pequeña función teatral que hemos descrito no pasará a la historia política de España. Pero ha entretenido sobre todo a los medios y a los diputados durante una semana. Incluso ha ocultado el éxito obtenido por el Gobierno en Bruselas, al lograr que fuese aprobado el tope a los precios de la energía durante un año, no exactamente en la cuantía solicitada por los Gobiernos de España y de Portugal pero sí en una cifra muy sustantiva, la mitad del precio actual. También ha pasado a un segundo plano la guerra en Ucrania. Es lo que tienen las cuitas domésticas, absorben toda la atención incluso cuando no se dirime nada sustancial. @mundiario 

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