¿Se entiende la hostilidad hacia la herencia sociocultural española?

Don Felipe recibe el saludo del Presidente de la República del Perú, Pedro Castillo, antes del almuerzo ofrecido en honor de los jefes de Estado y de Gobierno
Don Felipe recibe el saludo del Presidente de la República del Perú, Pedro Castillo, antes del almuerzo ofrecido en honor de los jefes de Estado y de Gobierno. / © Casa de S.M. el Rey
Hay que preguntarse si gestos como los de los presidentes de Perú o México y otros actos hostiles tienen el efecto que se pretende atribuírseles.
¿Se entiende la hostilidad hacia la herencia sociocultural española?

La hostilidad hacia la propia historia y la identidad sociocultural contra la presencia española en Hispanoamérica, iniciada por Hugo Chávez, replicada por la señora Fernández en Argentina, y ahora en Colombia, con iniciativas como la del descendiente de santanderinos y presidente de México, López Labrador, que escribió al Rey de España que pidiera perdón a los nativos por la conquista, tiene su último episodio en la descortesía del presidente de Perú Pedro Castillo, ante uno de sus invitados, el jefe del Estado español, en su toma de posesión, recordando los agravios que sufrió su pueblo en manos de Pizarro. Se va más allá del ahora frecuente derribo de estatuas de Colón o de los propios fundadores de sus ciudades. En sus propios países se ha advertido de que estas declaraciones y actos son más para el consumo interno y no responden a un sentimiento generalizado, como reveló recientemente una encuesta en ese sentido en México.

Pero comparemos algunos datos: A comienzos del siglo XVII habitaban lo que luego serían los Estados Unidos del orden de diez millones de nativos. Un cuarto de siglo después, esa cifra se había reducido a menos de un millón, y a partir de 1780, trece estados originarios quedaron libres de indios. Sin ir más lejos, los últimos estudios etnográficos sobre la población de Perú, arroja que el 60,2 por ciento son mestizos; quechuas, el 22 por ciento; blancos (los datos oficiales lo refieren así), 5,9 por ciento; descendientes de africanos, 3,6 por ciento, Aimara, 2,4 y a partir de 0,2 pueblos de la Amazonía.

Otro dato interesante, siempre sin salir de Perú para poner en relación con la queja de su actual presidente es la historia de sus universidades, existentes actualmente. La Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima fue fundada por Real Provisión de 12 de marzo de 1551 y hoy es la actual Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM). Y la Real Universidad de San Antonio Abad, Cuzco, fue fundada en 1692, y hoy en día y hoy en día es la UNSAAC (Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cuzco)

Las Universidades españolas en América

En la conocida obra “Historia de la Universidades de América Latina” (Edición a cargo de Gisela Rodríguez Ortiz y con la colaboración de otros autores, editado por la Unión de Universidades de América Latina, México, 1999), el sociólogo alemán Hanns-Albert Steger escribe: “Portugal no creó ninguna universidad en el Brasil durante la época colonial, la universidad portuguesa de Coimbra (en la metrópoli y para élites escogidas) asumió buena parte de las tareas que en los dominios españoles desempeñaron las universidades coloniales. También Inglaterra construyó un imperio sin que por ello otorgara importancia alguna a la fundación de universidades. España constituye, pues, una gran excepción entre las potencias coloniales, en lo que se refiere a la fundación de universidades europeas fuera de Europa".

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Algunas de las más antiguas universidades que España creó en América.

Cuando tuve ocasión de ser profesor invitado en la Universidad de Caxías do Sul, en Brasil, tuve la satisfacción de que uno de sus dirigentes subrayara la labor de España en cuanto a la creación de Universidades en América, señalando que la primera universidad propiamente como tal de Brasil era de 1930, si bien otros expertos adelantan una década la primera experiencia. En la obra citada, en las páginas 16 a 18, podemos leer: “Las dos fundaciones universitarias más importantes del periodo colonial, Lima y México, ambas del año 1551, fueron creadas por iniciativa de la corona y tuvieron el carácter de universidades mayores, reales y pontificias. Su influencia en las restantes uni­versidades del Nuevo Mundo fue decisiva.  Sus constituciones y estatutos, inspirados en la tradición salamantina hasta en los menores detalles, fueron adoptados o copiados por muchas otras universidades del continente. En su trayectoria evolucionaron hasta constituirse en "universidades del virreinato'', y son las precursoras de las universidades nacionales de América Latina”.

Por cierto, que con relación a este término caben algunas consideraciones. Los optimistas afirman que la huella de la cultura española en América se mantiene vital a pesar del afrancesamiento de algunas élites intelectuales de algunas capitales hispanas y de la “norteamericanización” de la vida.  Desde mediados del siglo XX, coincidiendo con el inicio de la hegemonía mundial de los Estados Unidos, luego de la I Gran Guerra, se institucionalizó el uso del término de origen francés “Latinoamérica” para referirse a un conjunto de países de habla castellana y portuguesa frente al uso hasta entonces vigente de Hispanoamérica o Iberoamérica. Lamentablemente, aquella imprecisa expresión que no responde a un concepto geográfico ni sociológico, sino político convencional se ha impuesto.

Reivindica Hispanoamérica

El argentino Alberto Buela, al reivindicar la voz “Hispanoamérica” explica: “El término Latinoamérica si bien empleado por primera vez por el franco-colombiano José Torres Caicedo en 1851, es utilizado en su sentido estricto por Michel Chevallier consejero de Napoleón III en el habla de la «otra América, católica y latina». Así la prensa francesa con motivo de la expedición de Maximiliano en 1861 comenzó a hablar de América Latina y Napoleón III en 1863 al dar sus instrucciones al general Forey para la expedición militar a México, afirmará: "Es dable devolver a la raza latina su prestigio allende el océano". En definitiva, Latinoamérica o América latina es un invento de la intelligenzia colonial francesa para "curarse en salud". Es decir, para incorporar sus territorios americanos a un proyecto que siendo hispanoamericano le resultaría totalmente extraño y pondría en cuestión sus mismas posesiones en América del Sur”.

“Ni los habitantes del Canadá francés (Québec), ni los italo-norteamericanos, ni los haitianos se llaman a sí mismos latinoamericanos, lo que muestra a las claras la imposición ideológica del término, habida cuenta que todas estas comunidades son de lengua derivada del latín. Con lo cual se produce un doble mentís a un término bastardo e interesado, que sólo ha servido para extrañarnos a nosotros mismos en el modo o manera de designarnos. En una palabra, no es un término ni de carácter lingüístico ni cultural, es una creación ideológica ex professo para enmascarar los intereses de las potencias coloniales en Nuestra América”, escribe. @mundiario

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