Elizabeth Warren, la mujer que guía a los demócratas a la extrema izquierda

Elizabeth Warren se dirige a sus seguidores en una pequeña congregación. / Twitter
Elizabeth Warren se dirige a sus seguidores en una pequeña congregación. / Twitter

Esta experimentada senadora encabeza la nueva ala radical del partido de oposición, harto de los pasos de gigante que da Donald Trump.

Elizabeth Warren, la mujer que guía a los demócratas a la extrema izquierda

El Partido Demócrata se dirige precipitadamente y sin frenos hacia el extremo más lejano de la izquierda, motivado, tal vez obsesionado, por el avance imparable de Donald Trump. El partido de oposición en Estados Unidos ha iniciado su proceso de elecciones primarias con una subida de tono en su discurso que hace cuatro años solo se le escuchaba a Bernie Sanders. La líder de esta nueva camada de integrantes demócratas es Elizabeth Warren, una mujer que hasta este año ocupaba un segundo plano en la agrupación, a la sombra de Nancy Pelosi, Chuck Schumer o Joe Biden.

Warren (nacida como Elizabeth Herring) nació el 22 de junio de 1949 en Oklahoma City, Oklahoma. Es la más pequeña de cuatro hermanos. Nació en una familia de escasos recursos, lo que la llevó a buscar su primer empleo como camarera de un restaurante cuando tenía apenas 13 años.

Como estudiante, Warren siempre fue alguien destacada. Obtuvo una beca en la Universidad George Washington cuando salió de la secundaria, pero se retiró de los estudios un año después para casarse con Jim Warren, su novio de la adolescencia y quien se fue a Houston a trabajar para la NASA. En 1970 obtuvo una licenciatura en ciencias de la patología del habla y audiología por la Universidad de Houston. Aquello fue un hito para su familia pues era la primera en obtener un título universitario.

Trabajó durante un año como maestra para niños discapacitados en una escuela pública. Posteriormente se mudó a Nueva Jersey con su esposo y en 1971 nació su primera hija. En 1973 obtuvo una especialización en derecho mercantil, de contratos y concursal por la Rutgers School of Law-Newark.

En 1978 inició una carrera como docente en la Facultad de Derecho de la Universida de Michigan; en 1983 se mudó a la Universidad de Texas; finalmente, en 1985 estuvo en la Universidad de Michigan. Desde 1992 da clases de leyes en la Facultad de Derecho de Harvard.

Entrada a la política

Pese a que hoy en día se está convirtiendo en una de las grandes águilas del Partido Demócrata, Warren militó inicialmente en el Partido Republicano, puntualmente entre 1991 y 1996. Se mantuvo afiliada al partido progresista pero su momento de pasar a las grandes tarimas llegó hasta 2008.

A raíz del estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis económica de 2008, Warren diseñó una agencia de protección de los consumidores de productos financieros (un escudo para que los clientes pudieran defenderse de los abusos de los bancos). Su propuesta la hizo llegar al mismo Gobierno de Estados Unidos, a la sazón administrado por Barack Obama. Con eso empezó a abrirse espacio entre los bastidores del partido progresista. Sus conocimientos y agilidad para manejar temas macroeconómicos y financieros la convirtieron en una de las caras nuevas más respetadas de la agrupación.

En 2010, Obama fue nombrada como consejera para la supervisión de la creación de una nueva agencia de protección a los consumidores. Su idea era también estar al frente de la agencia una vez ésta estuviera creada, pero Obama terminó inclinándose por alguien más.

Como sea, aquello no quitaba que ya había llegado, en apenas tres años, a ser alguien de confianza para el presidente. Venida arriba, se lanzó a la candidatura al Senado del país en 2011, compitiendo contra nada menos que el halcón republicano Scott Brown.

Un año después, y en plena campaña electoral, fue acusada de haber falsificado su currículum al incluir que tenía ascendencia indígena al momento de aplicar en la Universidad de Harvard. Warren jamás fue capaz de demostrar la veracidad de esto. De hecho, solo terminó de quedar mal cuando, años después, escribió lo siguiente respecto a este tema en su libro A Fighting Chance: “todos sus familiares maternos, tías, tíos y abuelos, hablaron abiertamente sobre sus ancestros nativos" "Mis hermanos y yo crecimos escuchando historias sobre que nuestro abuelo construyó escuelas y la vida de nuestros abuelos en el territorio indígena”

Como sea, aquella polémica no sirvió para hacerla caer y obtuvo un puesto en la Cámara Alta, tomando posesión en enero de 2013.

Al no más asumir su escaño, creó la llamada Oficina de Protección Financiera del Consumidor, una agencia que desnudó trampas y trucos de los bancos en hipotecas y tarjetas de crédito. Aquello valió que la revista Time la apodara como “el Sheriff de Wall Street”. Con eso iniciaba oficialmente su guerra contra las grandes corporaciones y el establishment político y financiero de Estados Unidos. “Si usted no tiene un asiento en la mesa, probablemente esté en el menú”, explicó.

Warren es vista como una populista de izquierdas, alguien con mucho tirón gracias a su discurso anti elitista. Ya en 2016 había sido vista por algunos analistas y estrategas demócratas como un complemento a Hillary Clinton. La idea era que Warren pudiera ser la vicepresidenta de Clinton, quien competía por la casa Blanca. Esta fórmula no llegó nunca a consumarse, pero de igual forma le concedió su apoyo públicamente.

Probablemente lo que más pesó en su decisión de no ir tomada de la mano con Clinton hacia el Ejecutivo fue el tono de ambas y lo que representan en su esencia. La ex Primera Dama representa la política tradicional y a las grandes corporaciones que están detrás de los políticos. Ambos son el anatema de Warren, quien nunca ha ocultado su discurso directo y de ataque a las élites.

El 10 de febrero de este año, y aprovechando la creciente ola de disparates en el Partido Demócrata, que encajaba golpe tras golpe en cada proyecto que emprendía contra Donald Trump, Warren anunció oficialmente su candidatura a la presidencia del país.

El partido progresista vive sus momentos más difíciles a raíz de la falta de golpes certeros contra Donald Trump y el Partido Republicano. Los progresistas tienen mayoría en la Cámara de Representantes pero eso no ha bastado para poder controlar las arremetidas del empresario. Hartas, las bases empiezan a ver con buenos ojos la radicalización del partido, aun si esto representa caer en una simple banda de populistas. Es ahí donde Warren se mueve como pez en el agua. Ha tomado el discurso socialista de Bernie Sanders y lo ha radicalizado. De momento el favorito sigue siendo el ex vicepresidente Joe Biden, pero el espectro de la senadora empieza a extenderse y cada vez más voces se suman a su causa, aupados por los marginados a los que la Adminsitración actual ha desdeñado. @mundiario

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