¿Habrá factor Whatsapp en las elecciones de Argentina?

whatsapp elecciones
En 2019 nuevas citas electorales en Argentina. / Mundiario

En 2008, Facebook mostró sus credenciales. Twitter es el Ágora digital e Instagram encuentra su lugar. Más de 10 años después y con los exitosos casos de Trump y Bolsonaro ¿será 2019 el turno de Whatsapp en Argentina?

¿Habrá factor Whatsapp en las elecciones de Argentina?

Este año se llevarán a cabo las elecciones presidenciales y legislativas en Argentina, de acuerdo a lo establecido en la Constitución Nacional y las leyes electorales. Las elecciones presidenciales de Argentina de 2019 se llevarán a cabo el 27 de octubre de 2019, de acuerdo a lo establecido en la Constitución nacional y las leyes electorales. Los candidatos surgirán de las elecciones primarias que se realizarán el 11 de agosto de 2019, si alcanzan el 1,5 % de los votos válidos.

Como cada año, las campañas pasarán por la lupa ácida y crítica de todos mientras se hace imperiosa la necesidad de contar con una reforma de la Ley Electoral. Ese anacrónico texto normativo debe ser revisado dado que allí, entre otras cosas, reside un enorme vacío en materia de redes sociales, un espacio ideal que, en épocas de campaña, se acrecienta en términos de desinformación, proyección de encuestas adulteradas y mensajes que atentan contra la normativa vigente.

Especialistas en materia de comunicación consideran que estas elecciones serán las elecciones donde WhatsApp se transformará en la vedette de la campaña. Ya nadie discute la incidencia de las redes sociales en las campañas, desde aquel paradigmático caso de Obama del año 2008 que sentó las bases y la jurisprudencia de un modelo que ha sido replicado en diferentes esquemas de campañas en varios países. Sin embargo, el talón de Aquiles de las redes continúa siendo la carencia de controles que permiten la vía libre para la divulgación de las fake news. Si las grandes empresas de redes interceden sobre el contenido corren el riesgo de ir contra sus propios principios fundacionales en materia de libertad de expresión. Si no lo hacen son criticados por complicidad. Víctima o victimario.

Los antecedentes en Brasil, Estados Unidos y el reciente caso de España convalidan la tendencia. En las tierras del ‘Ordem e Progresso’, Jair Bolsonaro basó gran parte de su estrategia en la desinformación vía esta aplicación que el 66% de su país consume compartiendo información política. Un caso similar, aunque con diferentes matices, ocurrió en los Estados Unidos y la resonante victoria de Donald Trump de 2016. En España, de cara a las elecciones generales que se realizarán el próximo 28 de abril, los partidos políticos –desde Vox hasta Podemos, entre otros– diseñaron gran parte de sus estrategias allí.

En momentos donde Facebook pierde peso, Twitter parece estancado en un público estable e Instagram crece pero con un perfil más ajeno de la arena política, Whatsapp empieza a ser un particular espacio donde propagar el contenido público y político lo vuelve seductor. Desde ese mix de lo público/privado a la divulgación bajo el formato de diálogos más íntimos y naturales, la aplicación se vuelve extremadamente atractiva para los jefes de campaña. En la autenticidad y la lejanía del anonimato reside su mayor encanto.

No obstante, su uso plantea algunas incógnitas en el medio de las mieles que los encargados de campaña tienen con el factor W, como es el desgaste social. Hay una gran porción de la sociedad que está harta de la conversación política que el gobierno anterior instaló e hizo su bandera, generando la nefasta grieta. Ese hartazgo sumado a la sobresaturación que se observa (y será peor en lo que viene del año) en los medios tradicionales de comunicación, puede acrecentar el hastío hacia lo político.

El otro planteo radica en que, si bien vivimos en tiempos donde hay un furioso entrecruzamiento de la información y los datos personales, el incurrir de un modo tan brusco en un ámbito más íntimo supone una afectación de la privacidad que podría llegar a ser contraproducente si se alcanza el límite de la paciencia.

Estos aspectos poco y nada parecen importarles a muchos especialistas en comunicación tanto en Argentina como en el resto del mundo. Una gran parte de la sociedad por un lado y ellos por el otro. Ya ha pasado en otras ocasiones. Ribetes de un verdadero juego de niños, en el que “cada cual, cada cual, que atienda su juego”. @mundiario

Comentarios