La elección en monarquía y república es hoy un tema puramente emocional

La familia de Juan Carlos I. / Antonio López
La familia de Juan Carlos I. / Antonio López

Difícil elección entre monarquía o república. A Pablo Iglesias le gustan los país nórdicos, todos monarquías, pero Rajoy ansía el modelo alemán, republicano. Iglesias es republicano y Rajoy monárquico.

La elección en monarquía y república es hoy un tema puramente emocional

Difícil elección entre monarquía o república. A Pablo Iglesias le gustan los país nórdicos, todos monarquías, pero Rajoy ansía el modelo alemán, republicano. Iglesias es republicano y Rajoy monárquico.

La antigua disputa ente monarquía o repüblica, que tantas movilizaciones y enfrentamientos ha producido en el pasado, se ha convertido en una cuestión puramente emocional donde la racionalidad ha perdido toda presencia y el debate la razón de ser. El mundo actual ya no se divide en dictaduras, monarquías y republicas. Las instituciones han ido evolucionando tanto que es posible encontrarnos monarquías dictatoriales y crueles junto a otras que son la cuna de la democracia, con altas cotas de libertad y partcipación. Algo semejante ocurre con las republicas donde hay ejemplos de algunas modelo de poder popular junto a otras muy crueles al servicio de una casta, grupo o familia. Muchos preferirán la Monarquia Noruega, por ejemplo, a la República de Cuba, pero también la República Francesa a la Monarquía Saudí.

Así, en estos momentos decidir entre monarquía o república es tomar una decisión puramente visceral que carece de la más mínima justificación. Primero habría que saber de que república estamos hablando, con limitación de mandatos, con separación de poderes, con o sin iniciativa popular, ete., etc. Y lo mismo con la monarquía, si sería absoluta, democrática, representativa, y con o sin las mismas prerrogativas citadas para el caso de la república.

Usando la razón parece evidente que evidente que la decisión depende exclusivamente de los poderes del jefe del estado. Si le vamos a dar poderes importantes al estilo de Francia o Estados Unidos, parece claro que ese presidente lo queremos elegir por votación directa, lo que implica una republica sin discusión alguna, lo que sería una república  presidencialista, pero si el jefe del estado va tener unas funciones puramente representativas, de imagen, gestión, como ocurre en Alemania o en Ingraterra, no sería imprescindible que sea un cargo electo, pero si una persona preparada, culta, con idiomas, etc., es decir, una formación acorde con la que debe tener un buen diplomático diplomático. En este caso el que sea un rey no tiene inconveniente alguno como podemos comprobar en Europa.

Así llegamos a la conclusión de que lo primero que hay que elegir es el sistema político que queremos, si queremos concentrar el poder en una persona, en las cámaras representativas, en un sistema mixto, como se regula la iniciativa popular, como se establecen y relacionan los poderes del estado......y solo después nos plantearíamos que forma de estado se adecúa mejor a esa demanda. Todo lo demás es puramente emocional.

Habría que matizar que si al final nos gusta más la monarquía parlamentaria, la soberanía popular no queda bien representada si el rey lo es por nacimiento y nada más. Otras veces apunté que sería más lógico que cuando hay una sucesión en la corona, caso que en España ha sucedido recientemente, se sometiera a referéndum la aprobacion del nuevo rey. Eso mantendría la soberanía popular intacta, claro que en este país hay cierta aversión a las consultas que ejercemos una vez cada veinte años mientras que otros países la ejerce cien veces al año, y de la reformas constitucionales es mejor no hablar porque tenemos la única perfecta, la única sin enmiendas. Quizás si tuviésemos una democracia directa al estilo de la Confederación Helvética, Suiza, quizás nos daría lo mismo quien es el jefe del estado, por que la soberanía, el que manda de verdad, seriamos todos nosotros.

 

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