La elección de alcaldes: una oportunidad para que los ciudadanos decidan directamente

Alberto Núñez Feijóo en Soutomaior. / PP
Alberto Núñez Feijóo en Soutomaior. / PP

En Galicia y en otras partes de España, la elección de alcaldes se lleva a cabo de forma indirecta por parte de los concejales electos. El Partido Popular está proponiendo una nueva fórmula. 

La elección de alcaldes: una oportunidad para que los ciudadanos decidan directamente

En Galicia y en otras partes de España, la elección de alcaldes se lleva a cabo de forma indirecta por parte de los concejales electos. El Partido Popular está proponiendo una nueva fórmula. 

En Galicia y en otras partes de España, la elección de alcaldes se lleva a cabo de forma indirecta por parte de los concejales electos. El Partido Popular está proponiendo una nueva fórmula para que esta elección pueda ser más directa por parte de los ciudadanos. Hasta ahora no se han explicado en todos sus detalles el sistema propuesto para esta elección directa, pero las críticas han sido muy numerosas. Pero la idea puede ser muy beneficiosa para la democracia, e incluso podría aplicarse a las diputaciones.

La propuesta del PP para conseguir que los alcaldes sean elegidos de forma más directa por los ciudadanos está produciendo una serie de reacciones que vale la pena analizar. Por un lado, algunos estudiosos del derecho afirman que en España tenemos un sistema de representación política y por lo tanto deben ser esos representantes elegidos los que decidan quién gobierna. Consideran que pretender la elección de alcaldes directamente por los ciudadanos es llevar a cabo un pucherazo e incluso que puede ser anticonstitucional. Otros, sin tantos argumentos legales, aseguran que con esta modificación el PP quiere ganar las elecciones como sea, preparando una ley que le favorezca sólo a ellos: un pucherazo. Y aquellos que consideran poco defendible la elección indirecta, argumentan que no se puede hacer un cambio así cuando faltan ocho meses para las elecciones. En definitiva, sería solo una cuestión de plazos. Si les dejaran más tiempo por delante quizás estarían dispuestos a analizar la posibilidad. En todo caso, es curioso que todos aquellos que piden diálogo para las propuestas políticas más extemporáneas  -pensemos en casos como Cataluña o como Euskadi o incluso a situación de los presos por terrorismo- dicen que en este asunto se niegan a dialogar. Podríamos recordar aquí la gran cantidad de casos en los que los partidos políticos han afirmado que se debe dialogar sobre todo, sin límites de ningún tipo. 

Creo que son argumentos muy propios  de los partidos minoritarios. Esos que nunca va a ganar unas elecciones y siempre van a depender de coaliciones con otros. Esos que siempre están deseando sacar un concejal o un diputado para ser bisagra y lograr con acuerdos lo que no le adjudican los ciudadanos en las urnas. Esos que deberían someterse a una segunda vuelta para llevar a cabo alianzas conocidas por todos en lugar de buscar los acuerdos de despacho.

Da la impresión de que en todos los casos se quiere evitar a toda costa  que los ciudadanos ejerzan su derecho a decidir  quién debe ser su alcalde. Parece que un demócrata convencido debería defender ardientemente el voto directo del ciudadano en lugar de buscar sistemas indirectos.

Es curioso también que los que defienden el argumento de que el PP quiere hacer una ley que le favorezca dan por supuesto que el Partido Popular controla ya los votos que van a depositar los ciudadanos. Como si la opinión del ciudadano pudiese ser modificada o manipulada por una ley. Como si la opinión de los electores no pudiese cambiar de acuerdo con las circunstancias sociales o económicas de cada momento.

Además, en Galicia tenemos un dato empírico: Cuando el presidente de la Xunta propuso en la legislatura pasada que quería disminuir el número de diputados, todos los partidos saltaron argumentando lo mismo: el PP tenía malas perspectivas electorales y quería asegurarse la Xunta. No era posible ceder a esta propuesta que buscaba un pucherazo. Por lo tanto las elecciones se llevaron a cabo con el mismo número de diputados. Consecuencia: el PP aumentó el número de escaños con algo menos de votos. Es decir, el sistema anterior le benefició mucho.  Ahora puede pasar lo mismo.

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