El resurgir de los demonios

europa distorsionada
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En el centésimo aniversario de la firma del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial volvieron a surgir temores que reavivaron las dudas sobre el inmediato destino del continente europeo.

El resurgir de los demonios

Esta semana, en el marco de la conmemoración de los 100 años de la firma del armisticio con el que se puso fin a la Primera Guerra Mundial, el presidente francés, Emmanuel Macron, alertó sobre la vuelta de “antiguos demonios” en el Viejo Continente. Lo hizo frente a 70 líderes de todo el mundo, entre los que estaban, el presidente estadounidense Donald Trump, la canciller alemana Angela Merkel, el primer mandatario ruso Vladimir Putin, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el Rey Felipe VI y el presidente español, Pedro Sanchez, entre otros. 

En diversos medios se han analizado paralelismos entre aquella Europa postimperial que arrojó más de 17 millones de muertos y la actual que atraviesa tiempos de tristeza e incertidumbre, donde los sistemas políticos están debilitados y surgen nacionalismos extremos. La Primera Guerra Mundial fue una “matanza inútil”, tal como lo definió Benedicto XVI. El acto recordatorio celebrado apeló a la reconciliación de los pueblos y a la memoria de todos aquellos que fallecieron en las diferentes guerras que hubo en el Siglo XX. Reconciliación y memoria: dos atributos que resultan indispensables en la construcción del futuro inmediato europeo.

“Vivimos tiempos en el que los testigos de aquel terrible período histórico están muriendo” sostuvo Merkel en el acto. El destino europeo quedará en los jóvenes (y no tan jóvenes) que nacieron posteriormente a la Guerra Fría. Estos chicos son los que deberán liderar el no retorno de estos viejos demonios que dijo Macron. No será una tarea sencilla para toda una generación que ha quedado muy lejos de las dos guerras del Siglo XX y que se ha frustrado frente a la imposibilidad de alcanzar la promesa de varios gobernantes de la Europa Unida. Todo ello se suma a la creciente problemática del conflicto inmigratorio y las constantes crisis financieras, entre otros grandes temas que aquejan a la región. La fórmula no resulta muy alentadora de cara a lo que viene.

Winston Churchill repetía que “quienes no logren aprender de la historia están condenados a repetirla”. Parecía que Europa había aprendido de las lecciones para que la historia no vuelva a repetirse sin embargo ha resurgido una corriente xenófoba y nacionalista que se ha albergado rápidamente en el acervo colectivo de Europa, y también en Estados Unidos y más al sur de América. Esta nueva corriente ha vuelto a sembrar los interrogantes y sacudido los cimientos ideológicos de muchas naciones. Las lecciones de la historia han quedado enterradas en los libros demasiado rápido, dejando el terreno fértil para la penetración de populismos que exhiben un pasado enajenado para plantearse como salvadores del presente. 

La incertidumbre y el descrédito de la clase política allanaron el terreno para el nacimiento de estas corrientes que se disponen como sanadoras frente a todos los conflictos que aquejan a una parte de la sociedad. A diferencia del Siglo XX, estos lideres antipolíticos disputan el poder en las urnas y lo obtienen sembrando miedo, odio y falsos nacionalismos, beneficiándose del desgaste económico. 

El desasosiego ha aumentado en los últimos días cuando Angela Merkel anunció que dejará la conducción de su partido, del Gobierno alemán y su rol como referente de la Unión Europea. Las incógnitas suscitan una tras otra: ¿Qué será del futuro del viejo continente sin la mesura de la metódica Merkel? ¿Quién asumirá su liderazgo? ¿Cómo se hará frente contra aquellos gobiernos que desechan la unión entre los países europeos y exacerban las banderas del nacionalismo extremo? Demasiadas dudas que no colaboran a la bonanza europea y que, como decía Macron, alimentan la idea del retorno de esos demonios. @mundiario

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