EE UU sale al reencuentro con Europa, observa el autor del libro Biden y el legado de Trump

Portada del libro Biden y el legado de Trump. / Mundiediciones
Portada del libro Biden y el legado de Trump. / Mundiediciones
Coincidiendo con la gira de Biden, MUNDIARIO entrevista al periodista Andrés Hernández Alende, autor del libro Biden y el legado de Trump, editado por Mundiediciones, a la venta en Amazon.
EE UU sale al reencuentro con Europa, observa el autor del libro Biden y el legado de Trump

Joe Biden eligió Europa para su primera gran gira como presidente de los Estados Unidos. Londres, Bruselas y Ginebra serán escenarios de sus citas principales, cuyo principal objetivo es reforzar el compromiso de EE UU con sus socios europeos tras cuatro años de Donald Trump, muy de espaldas al Viejo Continente. El periplo terminará con una cumbre con Vladímir Putin en Ginebra.

En el Reino Unido, Boris Johnson preparó el recibimiento a Joe Biden, con la intención de reforzar la “relación especial” entre Londres y Washington e impulsar el nuevo papel solitario en política internacional al que aspira el Gobierno conservador en la era posBrexit, pero tropezó con algo que no esperaba: Biden culpa a Johnson de la crisis en Irlanda del Norte. La Administración de EE UU acusa a Downing Street de “inflamar la tensión” en la región, horas antes de la primera visita del presidente al Reino Unido.

Entre tanto, la Unión Europea (UE) comparte las dudas de EE UU sobre el origen de la pandemia de covid-19. La UE acepta secundar la petición de Joe Biden para que se lleve a cabo una nueva investigación después de que la primera, realizada en China por expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), descartase como “extremadamente improbable” la tesis de que el patógeno se hubiera escapado de un laboratorio chino en la ciudad china de Wuhan.

El libro Biden y el legado de Trump. / Mundiediciones

El libro Biden y el legado de Trump. / Mundiediciones

Entrevista al autor de Biden y el legado de Trump

Coincidiendo con esta gira europea de Biden, MUNDIARIO ha entrevistado al periodista cubano-americano Andrés Hernández Alende, autor del libro Biden y el legado de Trump, editado por Mundiediciones, a la venta en Amazon. A propósito del viaje de Biden a Europa, este escritor rememora una frase del propio presidente: "(el viaje) va de que Estados Unidos reanime las democracias del mundo”. Bajo ese título, el inquilino de la Casa Blanca publicó un artículo en The Washington Post sobre su primera gira internacional, que incluye Londres en su visita oficial al Reino Unido, prosigue en Bruselas con la cumbre de la OTAN y concluirá el 16 de junio en Ginebra con la cumbre con el presidente ruso, Vladímir Putin, en un momento de alta tensión entre ambas potencias.

Todo indica que la era Biden es más favorable para la sintonía atlántica, lo cual no quiere decir que no persistan algunas diferencias

– Da la impresión de que EE UU sale, al fin, al reencuentro con Europa.

– Así es. Como ha escrito el propio Biden, el periplo servirá para reforzar el “renovado compromiso” de Estados Unidos con sus aliados y para “demostrar la capacidad de las democracias par afrontar los retos y neutralizar las amenazas de nuestra era”. Ante estos desafíos, ya se trate de la pandemia, la crisis climática o “las actividades dañinas de los Gobiernos de China y Rusia”, Estados Unidos “debe liderar el mundo desde una posición de fortaleza”, subraya el presidente. Todo indica que la era Biden es más favorable para la sintonía atlántica, lo cual no quiere decir que no persistan algunas diferencias.

– ¿Qué destacarías de la política exterior de Joe Biden?

– Trump deterioró las relaciones con China y Rusia, al extremo de que la amenaza de una guerra se podía vislumbrar en el horizonte, una guerra que sería fatal para toda la humanidad. Al mismo tiempo, al retirarse de alianzas internacionales y alejarse de los aliados europeos, quitó protagonismo a Estados Unidos en el escenario mundial. Biden prometió dar marcha atrás a ese enfoque. Ha reparado las relaciones con la Unión Europea y ha abierto un diálogo con Moscú y Pekín. Pero el nuevo gobierno sigue considerando a Rusia y China competidores estratégicos, y el propio Biden dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, era un asesino. Al menos de momento, se mantienen las tensiones con China y Rusia.

En el Oriente Medio, Biden medió para lograr un alto el fuego entre Israel y la organización Hamas en Gaza. Pero afronta un clamor en el Congreso y de muchos norteamericanos en contra de las matanzas y los atropellos que Israel comete contra los palestinos, y muchos quieren que condicione la ayuda militar de 3.800 millones que Estados Unidos le entrega anualmente a Israel al fin de la hostilidad letal del gobierno israelí contra los palestinos, en Gaza y en todas partes.

En el caso de Sáhara Occidental, hasta fines de mayo la administración de Biden guardaba silencio, pero afrontando presiones internacionales para que defina su postura. Trump acordó reconocer la soberanía de Marruecos sobre Sáhara Occidental a cambio de que Marruecos reconociera a Israel. Biden tendrá que tomar una decisión cuanto antes, para no agravar la inestabilidad en el norte de África, una inestabilidad que ha quedado evidente en la crisis migratoria en Ceuta.

En América Latina, Biden mantiene la estrecha relación con México y está tratando de ayudar a Honduras, El Salvador y Guatemala para mejorar sus economías y reducir el flujo de emigrantes hacia el norte. En cuanto a Cuba, contra lo que se esperaba, no ha seguido los pasos del presidente Barack Obama (en cuyo gobierno fue vicepresidente) para restaurar las relaciones con La Habana. Biden mantiene el embargo, que ya dura 60 años y no ha conseguido derribar al gobierno cubano, y considera que Cuba es uno de los países que no colaboran en la guerra contra el terrorismo. Con respecto a Venezuela, sigue la política de línea dura contra el gobierno de Nicolás Maduro y mantiene las sanciones económicas, aunque no parece apoyar al opositor Juan Guaidó, autonombrado “presidente interino” y firmemente respaldado por Trump.

Biden anunció un plan de recuperación económica tras el impacto de la pandemia, con una cuantiosa inversión pública en infraestructura, sin igual desde la época de Roosevelt

– En sus primeros 100 días como presidente de Estados Unidos, Joe Biden ha mantenido una agenda muy activa y se ha movido con rapidez en la toma de decisiones en retos como la vacunación, el desempleo y la migración. Podrías valorar cada uno de estos apartados de la política interna de los EE UU:

> La vacunación.

Joe Biden comenzó a trazar un plan para combatir la pandemia en Estados Unidos desde que salió electo presidente, en noviembre de 2020. Cuando llegó a la Casa Blanca, el 20 de enero de 2021, descubrió con asombro que su antecesor en el cargo, Donald Trump, no tenía un plan nacional de vacunación, aunque ya se había comenzado la tarea de vacunar a la población. Ese día, Biden prometió que en julio habría suficientes vacunas para 300 millones de residentes en el país. Actualmente, el 40 por ciento de la población está completamente vacunada, con las dosis requeridas, y las autoridades sanitarias han indicado que las personas vacunadas pueden volver a vivir como antes de la pandemia, aunque aún muchos negocios mantienen medidas como el uso de mascarillas y el distanciamiento social. De cualquier forma, poco a poco se va regresando a la normalidad, y se espera que en julio se alcance la inmunidad colectiva.

Hay que señalar que mientras en otros países hay escasez de vacunas, en Estados Unidos hay muchas personas que no se quieren vacunar. El gobierno federal y los gobiernos locales han puesto en marcha campañas de orientación para convencer a los indecisos y a los renuentes de la necesidad de vacunarse. En distintas ocasiones el ex presidente Trump trató de minimizar la gravedad de la pandemia, lo cual incidió en la decisión de muchas personas de no vacunarse, especialmente sus seguidores.

> El desempleo.

Biden anunció un plan de recuperación económica tras el impacto de la pandemia, con una cuantiosa inversión pública en infraestructura, sin igual desde la época de Franklin D. Roosevelt. También extendió la ayuda a los desempleados y envió un nuevo paquete de estímulo, 1.400 dólares por persona, así como ayuda a empresas afectadas por la pandemia. Sin embargo, la tasa de desempleo subió una décima en mayo con respecto a abril, a 6,1%. Habrá que esperar un tiempo a ver si el plan económico de Biden funciona.

> La migración.

En inmigración, Biden tomó desde el primer día un rumbo opuesto al de Trump. Entre las 17 órdenes ejecutivas que firmó el 20 de enero, está la anulación de la prohibición de entrada a Estados Unidos de personas de siete países de mayoría musulmana, ordenada por Trump en los inicios de su mandato.

También envió al Congreso un proyecto de ley para ofrecer un camino a la ciudadanía estadounidense a 11 millones de inmigrantes indocumentados. Ordenó mantener el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que protege de la deportación a los Soñadores, los inmigrantes traídos cuando eran niños a Estados Unidos por sus padres. Y detuvo la construcción del muro que Trump había ordenado levantar en la frontera con México.

Y Biden también puso fin a la infame práctica del gobierno de Trump de separar a los niños de sus padres inmigrantes en la frontera. La llegada de indocumentados a la frontera, estimulada por el cambio de actitud en la Casa Blanca, ha aumentado notablemente. Biden puso a la vicepresidenta Kamala Harris al frente de la tarea de resolver la crisis migratoria y trazar un plan para mejorar las condiciones económicas en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, con vistas a reducir la necesidad de emigrar de muchos pobladores de esa región.

– ¿Cómo ves, ahora con perspectiva, el legado de Donald Trump?

– En mi libro Biden y el legado de Trump expongo mi opinión sobre los cuatro años de gobierno de Trump: un desastre para la nación y para el mundo. Trump deja un legado de profunda división en la sociedad norteamericana, a la vez que socavó la estabilidad de la clase media y de la clase trabajadora con sus políticas a favor de la clase adinerada. Trump sembró la desconfianza en el sistema electoral estadounidense al insistir –sin presentar la menor prueba– en que se había cometido un fraude en las elecciones que perdió. Incitó a sus huestes de fanáticos a asaltar el Capitolio nacional, una irrupción que no ocurría desde que soldados británicos tomaron Washington en 1814, y amenaza con volver al ruedo electoral en 2024. En el plano internacional, retiró a Estados Unidos de importantes convenios, como el Acuerdo de París para combatir el cambio climático, y el acuerdo nuclear con Irán, agravó las tensiones en el Medio Oriente con su apoyo irrestricto a Israel, y fomentó la discordia con China y Rusia.

Pence estuvo presente en la toma de posesión de Biden. Su actitud contrasta con la del ex presidente

– ¿Qué queda del desaire de Trump al ahora presidente Joe Biden, al no estar presente en la toma de posesión?

– Al no asistir a la toma de posesión de Joe Biden para un traspaso civilizado de la presidencia, Trump rompió con una tradición de siglo y medio. Su esposa, Melania, también ignoró la tradición al no recibir a la nueva Primera Dama, la doctora Jill Biden, en la Casa Blanca. Ese día, en la mañana, Trump pronunció un breve discurso a un puñado de seguidores en la base aérea Andrews, cerca de Washington, en el cual exageró o mintió sobre sus logros en la presidencia, y afirmó que regresaría a la arena política. Poco después, tomó el avión presidencial por última vez y se marchó a su residencia en la Florida. El desaire de Trump al no asistir a la toma de posesión revela un rasgo de inmadurez en su carácter que en mi opinión lo incapacita para la presidencia. Hay que señalar que su vicepresidente, Mike Pence, que fue un aliado leal y obediente durante el mandato de Trump, tuvo una actitud digna al negarse a rechazar la victoria electoral de Biden, por lo cual algunos asaltantes del Capitolio el 6 de enero de 2021 amenazaron con ahorcarlo. Pence también estuvo presente en la toma de posesión de Biden. Su actitud contrasta con la del ex presidente.

– ¿Cómo lleva Biden la tarea muy ardua de reparar y unir a la nación?

– Biden prometió en la campaña electoral que gobernaría para todos los estadounidenses, tratando de reparar la división en la sociedad causada por las ideas controversiales de Trump. Pero no será fácil. Hay una gran polarización en la sociedad norteamericana, principalmente entre demócratas y republicanos. Por ejemplo, según una encuesta de Reuters/Ipsos realizada el pasado abril, el 55 por ciento de los republicanos cree que Trump perdió la elección presidencial porque hubo fraude, y el 81 por ciento de los republicanos tiene una opinión favorable de Trump. Eso indica la influencia que Trump conserva en el partido del elefante, y su capacidad de seguir dividiendo a la nación y de socavar la confianza en el sistema electoral. El Partido Republicano se ha radicalizado hacia la derecha y va a ser muy difícil unir a la nación.

– Visto lo visto, ¿cuánto puede tardar Biden en sanar el país? ¿De qué dependerá el fortalecimiento de la unidad nacional?

– Si el plan económico de Biden tiene éxito, la labor de zapa que los republicanos ya han emprendido contra su gobierno perderá fuerza. Uno de los aspectos que más pesa en el favor del electorado norteamericano es el desempeño económico, como bien sabía el ex presidente Bill Clinton cuando dijo su famosa frase en su campaña presidencial contra George Bush padre en 1992: “Es la economía, estúpido”. Biden afronta otros problemas que debe solucionar para lograr la paz social, como el racismo sistémico en la institución policial y, en general, en el sistema de justicia, y la violencia con armas de fuego, que cobra la vida de unos 36.000 estadounidenses cada año. También debe derrotar a la pandemia de la Covid-19, y en ese campo marcha a buen paso. En general, debe anotarse un triunfo tras otro, sobre todo en la economía, para que los republicanos empiecen a verlo a través de un prisma más favorable y moderen sus posturas políticas.

Biden tiene una vasta experiencia en la política de Washington

– ¿Es una gran ventaja la experiencia de Biden en la difícil tarea que tiene por delante? 

– Biden tiene una vasta experiencia en la política de Washington. Primero, fue senador por el estado de Delaware durante 36 años antes de convertirse en vicepresidente en el gobierno de Obama durante ocho años. Esa experiencia le ha dado un conocimiento enorme de la política y de sus protagonistas en la capital estadounidense. Biden se mueve en ese ambiente como un pez en el agua, y va a necesitar toda su experiencia para lograr acuerdos bipartidistas, porque los republicanos se han radicalizado y están renuentes a sellar acuerdos.

– ¿Dónde flojea más Joe Biden como presidente?

– Creo que donde Biden más flaquea es en su intención de apaciguar a los legisladores republicanos con tal de lograr acuerdos bipartidistas. En ese sentido, hace unos días mantuvo la política de Trump de permitir las perforaciones petroleras en Alaska, una concesión a la industria petrolera que agrava el cambio climático y sigue poniendo en riesgo al planeta. Biden no debe caer en la trampa de conceder demasiado a los republicanos en un intento de sanar al país. En problemas graves como la crisis climática, debe aprovechar la mayoría demócrata en ambas cámaras para llevar adelante planes salvadores. @mundiario

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