Ante el ébola, tenemos que guiarnos por la ciencia, los hechos; no por el miedo

Barack Obama abraza a Nina Pham, una ex paciente de ébola. / Pete Souza
Barack Obama abraza a Nina Pham, una ex paciente de ébola. / Pete Souza

Los neoyorquinos nos mostraron cómo se hace. Hicieron lo que hacen todos los días. Subieron a sus autobuses, al metro, a sus ascensores, fueron a trabajar y se juntaron en los parques.

Ante el ébola, tenemos que guiarnos por la ciencia, los hechos; no por el miedo

Los neoyorquinos nos mostraron cómo se hace. Hicieron lo que hacen todos los días. Subieron a sus autobuses, al metro, a sus ascensores, fueron a trabajar y se juntaron en los parques.

Esta semana, nuestro enfoque sigue en la lucha contra el ébola. En Dallas, docenas de familiares, amigos y demás que tuvieron contacto cercano con el primer paciente, el señor Duncan, fueron declarados libres de ébola, lo que nos recuerda que esta enfermedad es en realidad muy difícil de contraer. Por todo Dallas, otros que seguían bajo supervisión, incluidos los asistentes sanitarios que más riesgo tenían, también fueron declarados libres de ébola.

Dos estadounidenses, pacientes en Georgia y Nebraska que contrajeron la enfermedad en África Occidental, se recuperaron y fueron dados de alta en el hospital. La primera de las dos enfermeras en Dallas que fueron diagnosticadas, Nina Pham, fue declarada libre de ébola, y ayer tuve el placer de darle la bienvenida a la Oficina Oval. La otra enfermera, Amber Vinson, también sigue mejorando. Y en África, los países de Senegal y Nigeria fueron declarados libres de ébola, un recordatorio de que esta enfermedad se puede contener y batir.

En la ciudad de Nueva York, el personal médico se movió rápidamente para aislar y cuidar al paciente, un doctor que regresó recientemente de África Occidental. La ciudad y el estado de Nueva York tienen sistemas sanitarios muy robustos y se han estado preparando para esta posibilidad. Gracias a las medidas que hemos tomado en las últimas semanas, nuestros expertos del CDC ya estaban en el hospital ayudando al personal a prepararse para este tipo de situación. Incluso antes de que se diagnosticara al paciente, desplegamos uno de nuestros equipos de respuesta rápida del CDC. Y les he asegurado al gobernador Cuomo y al alcalde de Blasio que tendrán toda la asistencia federal que necesiten en adelante.

A nivel más general, esta semana seguimos aumentando nuestros esfuerzos por todo el país. Nuevas pautas y asistencia del CDC van a ayudar a los hospitales a mejorar la preparación y a proteger a los empleados sanitarios. El nuevo equipo de doctores, enfermeras y enfermeros y educadores del Departamento de Defensa responderá rápidamente si se necesita su ayuda.

Nuevas medidas para viajar ahora dirigen a todos los viajeros de los tres países afectados en África Occidental a cinco aeropuertos en Estados Unidos donde realizaremos inspecciones adicionales. A partir de esta semana, estos viajeros tendrán que documentar su temperatura y cualquier síntoma todos los días, durante 21 días hasta que estemos seguros de que no tienen ébola. Aquí en la Casa Blanca, mi nuevo coordinador de la respuesta ante el ébola está trabajando para asegurar una respuesta directa dentro del gobierno federal. Y hemos estado examinando los protocolos para proteger a nuestros valientes trabajadores sanitarios, y, guiados por la ciencia, seguiremos trabajando con funcionarios estatales y locales para tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad y la salud del pueblo estadounidense.

En conclusión, quiero dejarles algunos datos básicos. Primero, no es fácil contraer el ébola. No se puede contraer con contacto casual con alguien. Recuerde, allí en Dallas, incluso la familia del Sr. Duncan, que vivían con él y ayudaban a cuidarlo, ellos no lo contrajeron. La única forma de contraer esta enfermedad es al entrar en contacto directo con los fluidos corporales de alguien que tenga los síntomas. Esa es la ciencia. Esos son los hechos.

Tristemente, el señor Duncan no sobrevivió, y su familia sigue presente en nuestras oraciones. Al mismo tiempo, es importante recordar que de las siete personas que viven en Estados Unidos tratadas hasta ahora para el ébola (las cinco que lo contrajeron en África Occidental más las dos enfermeras de Dallas), las siete han sobrevivido. Dejen que lo repita: siete personas tratadas; y las siete han sobrevivido. Ahora estamos centrados en asegurarnos de que el paciente en Nueva York también recibe la mejor atención.

Esta es la conclusión. Los pacientes pueden combatir la enfermedad. Nosotros podemos combatir la enfermedad. Pero tenemos que permanecer alerta. Tenemos que trabajar juntos a todos los niveles: federal, estatal y local. Y tenemos que seguir siendo los líderes de la respuesta global, porque la mejor forma de parar esta enfermedad, la mejor forma de mantener seguras a las personas que viven en Estados Unidos es pararlo en el origen: en África Occidental.

Y tenemos que guiarnos por la ciencia, los hechos; no por el miedo. Los neoyorquinos nos mostraron cómo se hace. Hicieron lo que hacen todos los días. Subieron a sus autobuses, al metro, a sus ascensores, fueron a trabajar y se juntaron en los parques. Ese espíritu, esa determinación de seguir adelante, es parte de lo que hace que Nueva York sea una de las grandes ciudades del mundo. Y ese es el espíritu del que todos podemos aprender como personas que vivimos en Estados Unidos a medida que nos enfrentamos a este reto.

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