¿Dónde está la señal que indica la salida del pozo donde nos encontramos?

Jordi Évole, de La Sexta.
Jordi Évole, de La Sexta.

Quizá tengamos lo que merecemos, quizá nuestros políticos y nuestra situación sea un reflejo de nuestra sociedad, de nuestra educación, de nuestra historia y de quienes somos realmente.

¿Dónde está la señal que indica la salida del pozo donde nos encontramos?

El domingo fuimos un poco "salvados" gracias a una chispa genial dirgida a todos los que esperamos que suceda algo que no termina de ocurrir. Un cambio, un avance, la señal que indique la salida del pozo donde nos encontramos hace mucho tiempo. Que alguien hable de esa posibilidad de reaccionar ante la exposición de la realidad, ante su critica. Enseñándonos una vez más, que está ocurriendo. Quizá como apuntó Perez Reverte en el programa del gran Jordi Évole, España esté historicamente maldita.

Asistimos cada día a una España de trapo, de títeres, marionetas del absurdo, infelices de lo esencial, compañeros de la deslealtad, partidarios de la sinvergonzonería, afiliados a la bellaquería, seguidores del servilismo, fanáticos de la infamia y la indecencia. Es la España de los corruptos, de los mangantes y saqueadores, de los farsantes y fuleros. La España de los manipuladores y los manipulados, de la izquierda rendida, revendida y comprada. La España de la derecha viciada por un poder nunca abandonado. La España de misa y clases de vivos y de muertos, de variedad de víctimas y bolsillos, de juego de tronos  y coronas.

Existe una España amordazada, una España de tiro y cuneta olvidada, donde se silenció para siempre las voces de quienes lucharon por una libertad torturada, sometida al miedo, limitada y reprimida. Reducida a la nostalgia de lo que nunca fue, ni será, de lo que pudimos ser y jamás seremos.

Una España sin techo, chuleada, y agotada. Una España sin dientes, de estómago vacío y sueños rotos. Indefensa, y atrasada. Asaltada y explotada. Una España de injusticias severas, una España que se devora así misma. Una España herida de muerte a la que no asistimos. Una España que tendrá que morir para que la lloremos juntos.

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