En España y en general en Europa hay una doble moral ante la inmigración

Manos de un inmigrante. / Mundiario
Las manos de un inmigrante.

España instaló concertinas, que es la forma elegante de decir que colocaron cuchillas para despedazar a los inmigrantes que osasen entrar ilegalmente en territorio de la Unión Europea.

En España y en general en Europa hay una doble moral ante la inmigración

La policía ha detenido esta semana, en un pueblo de Toledo, a tres hombres pertenecientes a una red de proxenetismo. Estos malnacidos tenían secuestrados a dos niños y los mantenían en condiciones infrahumanas —desnutridos, atados y drogados— obligando a las madres a prostituirse y exigiéndoles el pago de más de 40.000 euros para liberarlas. Finalmente, las madres han sido localizadas en Francia.

Por otra parte, España está instalando concertinas, que es la forma elegante de decir que están instalando cuchillas para despedazar a los inmigrantes que osen entrar ilegalmente en España. Tras el clamor popular oponiéndose a esta salvajada, el Ministerio de Interior está dispuesto a rectificar "si hay otra medida de la misma eficacia". España tiene la obligación de controlar la entrada ilegal de personas como país y como Estado con frontera exterior de la Unión Europea.

Es la doble moral que impera en nuestros días, tanto en España como en general en Europa. Nos escandalizamos ante el drama de la inmigración y la trata de personas, pero se ponen todas las trabas posibles para evitar que alguien entre en España de forma ilegal, aceptando incluso que muera en el intento.

¿Quién ha dado semejante autoridad al ser humano para decidir quién debe vivir y quién no? ¿Es lícito expoliar países enteros, para después abandonarlos a su suerte y dejarlos morir de hambre? ¿Después nos rasgaremos las vestiduras cuando las mafias explotan a estas personas? ¿En aras del Estado del Bienestar se sacrifican millones de vidas inocentes diariamente?

Piensen. Sean buenos.

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