El discreto y encantador nacionalismo de la burguesía

Ambiente burgués. / Pixabay
Ambiente burgués. / Pixabay

Detrás de cada Puigdemont, de cada Urkullu, de cada potencial tonto útil dispuesto a inmolarse e inmolar a sus pueblos por sus respectivas “yihads” nacionalistas, siempre se vislumbra la sombra alargada de una parte cínica y frívola de la burguesía, como detrás de la genuina yihad islámica todos sospechamos, intuimos que mueven los hilos los cínicos y poderosos jeques de la dichosa OPEP.

El discreto y encantador nacionalismo de la burguesía

Las manos que mecen las cunas de los nacionalismos, esas que tiran las piedras y luego se esconden tras eufemísticas inquietudes culturales, lingüísticas e idiosincráticas, mantienen el denominador común de pertenecer a socios del selecto club en el que crece, se desarrolla y frivoliza con la historia eso que Buñuel caricaturizaba en El discreto encanto de la burguesía. Los cimientos de los nacionalismos son siempre cosa de ricos, no nos engañemos, habitualmente católicos, apostólicos y romanos, cuyos generosos donativos han logrado que los vientos soplasen favorables en los púlpitos, cuyas esplendidas donaciones a las universidades han sobrevolado los claustros que han expandido por las faces de las Comunidades Históricas a profesionales yihadistas, a ayatholas intelectuales y a imanes mediáticos que han distribuido uvas de la ira entre la hermosa gente corriente que ahora contemplamos, miradla, dispuesta a inmolarse por la causa. Los ricos, algunos ricos fácticos, es que son peligrosísimos cuando se aburren de hacer cuentas y descubren lo entretenido que resulta fomentar y financiar cuentos con la imprescindible colaboración del viejo y poderoso Don Dinero. Es el capital, ya digo, el que mueve los hilos de los Lendakaris, de los Honorables, de todas las marionetas que han montado “yihad” emancipadoras en Euskadi, lo han intentado en Galicia y lo están representando en Cataluña en estos actuales tiempos de cólera.

Los Arana, los Carulla, los Gil, los Cruixart que han mecido y mecen las cunas

No es casualidad que Santiago de Arana, padre de Sabino Idem, fuese un acaudalado constructor de barcos, un feligrés meapilas y un decadente carlista que financió los delirios segregacionistas e independentistas de sus hijos. No debería pasar inadvertido, estos días en los que estamos viviendo peligrosamente, que uno de los mas ilustres y apasionados fundadores de Omnium fuese precisamente Lluís Carulla, el hombre que se hizo de oro con Gallina Blanca y logró que en hogares de cien países del mundo se sirviesen en las mesas sopitas calientes de Avecrem. Es imposible ignorar el mecenazgo que ejercieron con los santones del nacionalismo gallego Álvaro Gil Varela y Antonio Fernández López, cuyos imperios empresariales de Cementos del Noroeste, Zeltia y firmas colaterales sufragaron la utopía identitaria que duerme en el pabellón de Gallegos/Galleguistas ilustres. Lo que pasa es que, el nacionalismo gallego, a diferencia del catalán y el vasco, en vez de mantener el intermitente hacia la derecha se precipitó en marcar un giro demasiado brusco a la izquierda. Cierto es, ladies and gentlemen, que tuvo la oportunidad de enderezarse cuando Eulogio Gómez Franqueira, el hombre con más huevos de España cabalgando a lomos del pura sangre empresarial de Coren, intentó montar un PNV, una Convergencia i Unió a la gallega y convertir a Víctor Moro en nuestro Lendakariño u Honorabiliño. Pero, ¡oh, caprichos del destino!, su muerte se cruzó en el camino de nuestra historia y nos dejó con la duda de si habría logrado plantar el árbol y estaríamos ahora recogiendo las nueces.

El nacionalismo confesional versus la España laicista

Hubo un tiempo, cuando lo del franquismo y los Principios Fundamentales del Movimiento, en el que aceptábamos los nacionalismos como animales progres de compañía. Pero solo era un espejismo en aquel árido desierto de derechos y libertades. Muerto el perro, se acabo la rabia y los nacionalismos volvieron, madre, a donde solían: a la burguesía falaz recalcitrante, meapilas y carca de toda la vida. Ahora mismo, es mucho más laicista, transigente, tolerante y progresista eso que llaman el resto del Estado Español, que esos dos díscolos y retrogrados pedazos de nuestra geografía a los que quieren proclamar, beatíficamente, claro, repúblicas independientes. Luego, cuando quieran o les empujen a dar el salto mortal hacia el independentismo abismal y abisal, que no se quejen si se les agarra como lapas la ultraizquierda, las garrapatas antisistema, la anarquía, y a los desafiantes y aclamados Urkullus y Puigdemonts, como in illo témpore al aclamado e ingenuo Kerensky, convencido el hombre de que le iban a dejar llevar el timón de la revolución Rusa, ¿recuerdas?, se les va el Proces de las manos, les ponen de patitas en la calle y emergen dos sucedáneos actualizados de Repúblicas Socialistas Postsoviéticas a merced de un Honorable Stalin y habitadas por anónimos, sumisos y gregarios camaradas. Es lo que nos decían siempre nuestras abuelas, oye: el que juega con desconexiones, con constituciones, con insurrecciones, con fuego, vamos, puede acabar quemándose.

Un “preso político” llamado Jordi Cruixart

De manera que, aún a riesgo de no ser políticamente correcto, no cuenten conmigo para derramar ni una sola lágrima, participar en una cacerolada o rasgarme teatralmente las vestiduras por el hecho de que el acaudalado, acomodado y paradigmático burgués, al que estos días llamamos Jordi Cruixat, duerma entre rejas. Entre otras cosas, porque está encantado el hombre en su inesperado papel estelar de “preso político” en loor de multitudes. Ni la democracia podía aspirar a menos, ni este señor a más. Porque, chico, han hecho, están haciendo un héroe inaudito de un impostor, un privilegiado burgués disfrutando de la bohemia política que, mientras sus fervientes seguidores lidiaban contra las porras y las pelotas de goma, sabía que iba a cortar las dos orejas y el rabo contemplando los toros desde la barrera ¡Menudo disgusto le habrían dado, oye si la jueza le deja en libertad!

De jeques, yihads y creaciones de Estaditos...
Es muy curioso que una sociedad absolutamente convencida de que los potentados jeques árabes financian y mantienen viva la llama de la yihad islámica, no haya caído en la cuenta de que han sido y siguen siendo “jeques” de Euskadi, de Cataluña, los que financian y mantienen las recurrentes y redundantes yihads vasca y catalana. Ya se sabe que no hay más ciego que el que quiere ver, ni más sordo que el que no quiere oír.

 

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